Un juez ha anulado esta semana la cesión con opción a compra de Casa Ágreda a una oenegé -no muy conocida en España- que el gobierno de Torres Hurtado cerró con polémica meses antes de las elecciones de 2015. Lo sospechoso reside -al margen de la inalcanzable identidad de la asociación- en el precio de la operación.
El Ayuntamiento cedía el palacio del Albaicín por cuatro décadas pero la oenegé podía adquirirlo a los diez años por 1,9 millones. A cambio, tenía que invertir otros 4,9 en su rehabilitación; dinero del que a la postre se beneficiaría la propia organización de quedarse con el inmueble. En definitiva, una casa del siglo XVI -ideal para un hotelito con encanto- por 1,9 millones, cuando una tasación del propio Ayuntamiento la valoraba en 6,1.
¿Era un negocio ventajoso? Sólo hay que remitirse a los correos electrónicos intervenidos a la entonces concejala de Urbanismo Isabel Nieto en el marco de la operación Nazarí. “Yo estoy en contacto con una fundación que no me acuerdo ni cómo se llama ni de quién depende. (…) Yo no me acuerdo si Mayor Zaragoza tiene algo que ver o no. Lo importante es que decían que tenían dinero para rehabilitarla. Nosotros nos la quitamos de encima aunque sea gratis. Se la alquilamos, se la damos en concesión barato, barato o lo que sea”.
Y esa negociación se hizo en una reunión en la que participaron Isabel Nieto y el propio alcalde José Torres Hurtado. Porque al concejal del que entonces dependía el Patrimonio lo apartaron del expediente un día cuando se lo cruzaron por un pasillo. Lo puedo afirmar porque hay palabras de las que todavía me fío.
¿Por qué? Por ahorrarle trabajo, obviamente.