La Fiscal Superior, Ana Tárrago, se quejaba en un entrevista reciente publicada en IDEAL de que los políticos utilicen el ministerio público para sus cuitas internas. Lo decía por algunas denuncias que han llegado en los últimos meses -vísperas de congresos- y que persiguen el titular por encima del delito.
En política, para pasar de cómplice a justiciero únicamente hace falta quedarse fuera de una lista.
Los otros colaboradores necesarios en esta conspiración somos los medios de comunicación, que a menudo nos dejamos llevar por las sospechas más que por las certezas. En nuestro descargo se podría decir que nuestro trabajo sí consiste en buscar el titular y no el delito.
El alcalde de Güéjar Sierra y portavoz del PP en Diputación, José Antonio Robles, ha dicho que la denuncia en su contra que ha llegado -precisamente ahora- a la fiscalía obedece a una farsa.
Será un fiscal de los que dirige Ana Tárrago quien dé curso a las diligencias o las archive. No diré que se trate de un montaje, únicamente me limitaré a relatar lo que tengo acreditado de este asunto.
Hace un año -exactamente el 21 de abril de 2015- me hicieron llegar la misma documentación que ahora han entregado en fiscalía. Justo tuve uno de los pocos momentos de clarividencia que me alumbran y me percaté de que los deneis de los presuntos empresarios eran distintos y hay más joseantoniosrobles que botellines.
En ese momento uno se envaina la daga para otra ocasión. Recuerdo la frase que el compinche Carlos Morán le soltó a un político hoy inhabilitado cuando terminó de ofrecer sus explicaciones: “Esta vez, no te hemos pillado”.
Hay que estar finos para distinguir las denuncias de las conspiraciones. Porque si a cada político que llevan a fiscalía le dedicásemos la ventanilla de un autocar, podríamos atravesar España en trolabús.
Ya se sabe que en este país, además de los juicios paralelos y la pena de banquillo se ha instaurado la pena de autobús. Una pena.
Qué gracia aquello de Morán. Me lo contó mi tía antes de morir.
Buscaremos la justicia, aunque se multipliquen los titulares. Hay café para todos.