Es recurrente que un político cualquiera, cuando un juez le cita para aclarar asuntos relacionados con su gestión, se presente como víctima de un juicio paralelo y mediático. No es lo mismo rendir cuentas ante la justicia que ante la opinión pública.
Si estuvieran condenados todos los políticos señalados por los periodistas no habría sitio en Guantánamo. Algunos escaparon sin responsabilidad penal aunque su actuación fuese un desastre -que es lo que valora el periodismo-. He visto a fiscales y jueces archivar asuntos en unas pocas líneas; quizás porque las evidencias no siempre representan indicios. Pero puestos a elucubrar, se me antoja que un tribunal recibe más presiones de los ambientes políticos que de los periodistas.
El argumento del juicio mediático forma parte del manual del investigado. Aunque algunos tendrían que tener cuidado con la ligereza que lo emplean. No vaya a suceder que a algún juez le dé por citar a los periodistas para que cuenten lo que han escrito.
Y lo que -todavía- se callan.