Susana Díaz asegura haber tomado nota del resultado electoral. Entre las posibles causas del retroceso socialista el 2D en Andalucía, según enumera la presidenta en funciones de la Junta, estarían la escasa movilización del electorado de izquierda; la irrupción -por contagio- de la extrema derecha; o que las elecciones andaluzas se hayan planteado como una primera vuelta de las generales.
Todo esto ha influido. Sin embargo, este razonamiento se acerca mucho al del estudiante perezoso que tiene el mérito del aprobado y cuando suspende es culpa del maestro. En ninguna de sus reflexiones he escuchado todavía que quizás haya tenido alguna incidencia, por mínima que sea, que Susana Díaz desapareciera de algunas provincias durante meses; que perdiese el protagonismo y liderazgo en el discurso; que no renovase ni los cuadros del partido ni las candidaturas; o el escaso peso político de su gobierno -digan sin consultar Google el nombre de cinco consejeros-. Sólo así se explica que la persona con más carisma y proyección del socialismo andaluz en los últimos tiempos, la que estaba llamada a ser la reedición de Felipe González, haya obtenido el peor resultado de la historia.
Susana Díaz se ha sumado también en las últimas horas a los barones socialistas críticos con la estrategia de Pedro Sánchez en Cataluña; que más que de estrategia tiene pinta de improvisación continuada. Están tan preocupados por marcar distancias con su propio líder que olvidaron diferenciarse de sus oponentes. Como me cuenta un socialista, probablemente la estrategia pase por resistir, aguardar que Pedro Sánchez obtenga un nuevo fracaso y, entonces, todos se igualarán por abajo. El triste consuelo de convertirse en capitán de los restos del naufragio.
Susana no tiene voces críticas ni en público ni a nivel interno. Pero basta con poner la oreja en cualquier corrillo socialista para comprobar qué opinan muchos de sus compañeros en privado. Evidentemente, todo esto cambiará si los planetas se alinean antes que los partidos de derecha y el PSOE logra forzar una repetición de elecciones. Sus compañeros también están convencidos de que Susana aún se reserva una última carta para hacer prevalecer que, pese a todo, el 2D se impuso en las urnas.
En cualquier caso, si hay que esforzarse tanto para justificar una victoria quizás se trate de una derrota.