PP y Ciudadanos han “encapsulado” Andalucía. Por la parte que me toca, puestos a que me aíslen en alguna parte siempre prefiero un bar.
El gobierno andaluz es una cápsula donde no hay deserciones ni mociones de censura. Los socios se llevan tan bien que por eso parece impensable que puedan llegar a compartir el mismo partido.
Elías Bendodo resumió el pacto de manera simple: todo el mundo se queda donde está y dentro de dos años, “ya veremos”. Quien dice dos años, pone dos meses; porque en el mapa político actual no sirve de nada ninguna cábala ni estrategia más allá del 4 de mayo.
Ha sido hábil el PP andaluz con este acuerdo. Había concejales y diputados de Ciudadanos preparados para saltar la verja en cuestión de días. Fran Hervías ha maniobrado en Andalucía y mantiene un círculo de influencia. Un dirigente popular me resumía la situación: “Los de Ciudadanos no van a venir para pegar carteles, hay que darles un puesto de salida en las próximas listas”. Y eso significa relegar a un militante del PP.
En dos años, “ya veremos”. El PP se asegura poder agotar la legislatura -si quiere y le interesa- y la negociación con Ciudadanos para su integración en las candidaturas de las elecciones a finales de 2022 no se producirá en los mismos términos.
Hasta ahora, han sido las urnas las que terminaron con los partidos de centro y dictaron sentencia. El mayor riesgo al que se enfrenta el partido de Arrimadas es a la desaparición antes incluso de que sea un proceso electoral el que defina sus fuerzas.