Me dice uno de los compinches de mi crónica dominical que la de esta semana le devolvió a la cama. Aunque a veces me pierdo en las indirectas, creí captar que le aburrió tanto como una reunión a media tarde. Prometí desquitarme esta semana, aunque como empiece a perder los pocos seguidores que conservo tendré que entregarme a la desesperada a la crónica rosa (política), de la que tengo un par de chascarrillos que no intentaré confirmar por si acaso fuesen mentira.

Mientras tanto, reproduciré la del pasado domingo por si a alguno le merece la pena recordarla. Aunque sea por el dibujo.

A veces, injustamente, decimos de la política que resulta extremadamente lenta. Aquí viene un ejemplo de que hay cosas que se pueden resolver en una sola mañana.

Desde que hace tres años la concejala socialista Anabella Camacho se convirtiera en tránsfuga, el Consistorio de Santa Fe es más conocido por sus tribulaciones que por las capitulaciones. El PSOE -que se quedó en minoría- apenas si ha podido gobernar el municipio. Además, al alcalde anterior, Sergio Bueno, y al actual, José María Aponte, le han crecido los enemigos; que son los mismos pero incombustibles. Fuera del Ayuntamiento –el matrimonio de la grúa que lo mismo se sube al tejado para reclamar una deuda que acude al juzgado– y dentro, el concejal popular Juan Cobo, un especialista en poner la luz sobre las sombras –de la sospecha, se entiende–.

A la complicada situación económica, política y a ratos también judicial, se sumó la ausencia de secretario durante cinco meses, lo que provocó que entre el mes de enero y el de mayo ni se pudieran celebrar plenos ni juntas de gobierno, lamenta Aponte. También se dio de baja el técnico de administración general adscrito a la secretaría –el número dos–, lo que originó que no se concediera ni una simple licencia de obra porque nadie hacía el informe jurídico.

El 9 de junio el todavía alcalde Sergio Bueno abrió un proceso para seleccionar a un funcionario interino que cubriese uno de los huecos en la secretaría por «necesidad urgente e inaplazable».  La selección se iba a hacer por concurso-oposición, con un temario de 90 temas.

Sin embargo, la necesidad «urgente e inaplazable» se terminó resolviendo a final de agosto. Por medio, el 25 de junio, Sergio Bueno cedió la alcaldía a José María Aponte.
El 29 de agosto tiene entrada en el registro del Ayuntamiento una instancia en la que un funcionario de Huéscar solicita cubrir la plaza de técnico de administración general en comisión de servicios. Se trata de Jesús Huertas, el que fuera alcalde de Peligros, delegado del Gobierno andaluz en Granada y que después ocupó cargos directivos con Rosa Aguilar, tanto en la Consejería de Obras Públicas como en el Ministerio de Medio Ambiente. Tras la derrota de Zapatero en 2011, el PSOE no repescó Huertas para ningún otro destino y regresó a su plaza en el Ayuntamiento de Huéscar. A diferencia de otros, Jesús sí tiene donde volver.

El secretario accidental de Santa Fe emite un informe el 29 de agosto en el que, en un párrafo, viene a decir que, en plenas vacaciones, no podía ni estudiar ni valorar la solicitud de Jesús Huertas. No obstante, José María Aponte decidió esa misma mañana que la petición reunía todos los requisitos legales –venía acompañada de una resolución del Ayuntamiento de Huéscar– e incorporó en comisión de servicios a Huertas, que tomó posesión el 1 de septiembre. Sobre la marcha, también se anuló el expediente que había abierto para cubrir la plaza con un interino.

Hasta aquí lo sucedido y ahora la crítica y la defensa; que podrían ser la misma. Para el PP se ha tratado de un «contratación exprés». También para el alcalde, que justifica que tiene «muy poco tiempo» de aquí a mayo para hacer «muchas cosas» y hay demasiado trabajo acumulado.

El popular Juan Cobo considera que la incorporación de Jesús Huertas se produce para «pagar favores» y por ser ex alto cargo socialista: «Ha sido por dedocracia. La comisión de servicios es legal pero debe ser el último recurso. Había otros solicitantes pero se paralizó el concurso para traerse a un amigo del PSOE. Se ha incumplido el reglamento interno del Ayuntamiento». José María Aponte no niega la relación entre ambos: «Es mi amigo, no me voy a esconder. Pero no viene para un puesto de libre designación, es funcionario. ¿Cuál es el problema? ¿Que se llama Jesús Huertas? Si el PP ve algo raro en algún informe que lo denuncie. Lo conozco, hablé con el alcalde de Huéscar y viene en comisión de servicios. El expediente es perfecto».

Queda de demostrado pues que un político es capaz de resolver un problema en una mañana.

GANEMOS GRANADA, A LA ESPERA DE PODEMOS
El jueves 9 de octubre por la tarde se reunió otra vez la asamblea de Ganemos Granada, esta vez en el instituto Hermenegildo Lanz. ¿Avances? Por ahora pocos. «Estos procesos son lentos», argumenta uno de los presentes.

Aún siguen inmersos en la configuración de grupos de trabajo y la elaboración de manifiestos –que vienen a ser como los observatorios–, sin concretar si se presentarán a las próximas elecciones municipales y, sobre todo, de qué forma para que los votos cuenten para la Diputación. Eso no significa que su objetivo final siga siendo el mismo: aglutinar el voto de izquierda disperso en plataformas variopintas –tan habituales en esta ciudad– y formaciones minoritarias. Y que el punto de mira está puesto en el 25 de mayo.

A este movimiento sopesa sumarse IU. De hecho, en la reunión del jueves volvieron a participar los dos concejales de la capital, Francisco Puentedura y Maite Molina, además de otros militantes destacados, como quien encabezó la lista al Congreso por Granada, Raúl García. También estuvieron, a título individual, algunos componentes de los círculos de Podemos en Granada, aunque el grupo de Pablo Iglesias aún no ha decidido si concurrirá como marca propia en los comicios de mayo de 2015.

Uno de los círculos que quieren presentarse con sus siglas es, precisamente, el de Granada. Ese es un motivo por el que la plataforma Ganemos no avanza tan rápido como se podría esperar. En la reunión del jueves se debatió la fecha de unas primarias abiertas. Unos defendieron que se celebrasen antes de Navidad y otros apostaron por marzo; precisamente, para esperar a ver qué sucede con Podemos.

La asamblea de Ganemos volverá a reunirse en 15 días. Entonces pretenden tener elaborado un código ético y definir el calendario para presentarse a las municipales.