La Cruz de Mayo? – No, señor. ¡El mausoleo del cante ‘jondo’!» Miranda ‘profetizaba’ con su viñeta publicada en 1948 la desaparición de la fiesta de la Cruz y, un poco gafe sí que fue. Al año siguiente, un tremendo aguacero deslució la celebración y el 3 de mayo de 1952, un huracán hirió a varias personas y el viento se llevó, por muchos años, las cruces de las calles de Granada.
No era la primera vez que la fiesta languidecía. En los años de la República casi se habían abandonado hasta que, en 1939, recién terminada la Guerra, Gallego Burín ordenó la instalación de una cruz en la Plaza del Carmen. Aquel año se montaron más 40 altares, la banda municipal tocó día y noche y el chavico se destinó al Auxilio Social. Entonces los altares se levantaban en las casas y, sobre todo, en los patios. En los años cuarenta, una de las cruces más animadas era la del Colegio San Bartolomé y Santiago. Los estudiantes, con sus mantos negros, sus becas azules y su buen humor animaban la zona de San Jerónimo.
Los toros también formaron parte de la tradición. En 1935, Juanita de la Cruz cortó dos orejas y, en 1942 el Granada eliminó al Málaga en la Copa en otro Día de la Cruz para el recuerdo. A finales de los años 60, la fiesta volvió con más intensidad que nunca. La tradición se reinventaba.