A primera hora del día, cuando el frescor de la mañana ensancha los pulmones, un grupo de curiosos rodea a los pescadores en cualquier playa del litoral. Los marengos se afanan en la sacada del ‘copo’, y arrastran hasta la orilla las redes con la captura del pescado más pequeño que ronda la orilla al amanecer. Es temprano y todavía no hay sombrillas en la arena, pero ‘el copo’ es casi una atracción turística. Varios pescadores se dirigen mar adentro en una pequeña barca de remos. copo

 

A unos trescientos o cuatrocientos metros de la playa dejan caer la red, agarrada en los extremos por largas cuerdas que luego utilizaban para tirar de ella hacia la tierra. Durante el esfuerzo, ellos mismos se alentaban y ríen con cualquier chiste. Casi con la misma expectación que los pescadores, los ‘mirones’ esperan el resultado de las capturas y se arremolinan en torno a los copistas cuando los extremos de la red asoman cerca de la orilla. También celebran con ellos una buena captura, si hay pescado para llenar quince o veinte cajas. Los pececillos intentan escapar de la trampa y de las manos de los hombres que van separando a ritmo vertiginoso lo que el mar les ha ofrecido: las boguillas a un lado, las crías de salmonetes a otro, los jureles recién nacidos en otro apartado y finalmente devolvían al agua los de mayor tamaño, o lo ofrecían al curioso madrugador, que repetiría otra mañana de sus vacaciones por si volvía a pillar algo del pescado más fresco.

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En los años 80, el copo y la captura de inmaduros ya era una práctica prohibida. La lancha de la Comandancia de Marina evitaba muchos ‘lances’, multaba, se quedaba con los arreos y cortaba las redes a los trabajadores del mar. En esos años la polémica estaba servida. Los pescadores alegaban que el trabajo escaseaba y que había que dar de comer a los hijos, mientras los expertos aseguraban que el copo era un saqueo indiscriminado al mar. En el año 1983 el FROM lanzó la que se convertiría en una de las más importantes campañas de concienciación en contra de la pesca de inmaduros: aquella en la que peces caracterizados como bebés con chupete cantaban: «Pezqueñines, no gracias, debes dejarlos crecer».

 

1 comentario en Madrugar en la playa para ver sacar ‘el copo’

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