En junio de 1960 la Gran Vía estrenaba ensanche, reforma y estos coquetos jardincillos en los que se plantaron geranios rojos, adelfas y rosales. Al fondo, el guardia de circulación que pone orden ante la ausencia de semáforos. La fotografía se publicó el 15 de junio de 1960.
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La curiosa historia del guardia Castillo
Acababa de llegar a la ciudad y ya era una de las figuras más populares. Fue uno de los primeros guardias de circulación de Granada y la expectación que despertaba en el público se debía a que fue el primero que comenzó a ordenar la circulación utilizando los brazos para indicar a vehículos y peatones cómo debían circular, igual que en las grandes capitales. El interés era tal, que durante su turno en Puerta Real eran muchos los que se sentaban alrededor para mirarle, con los consecuentes problemas para el tráfico que esto ocasionaba.
Pero la historia del guardia de circulación número 28, señor Castillo, era muy curiosa. Había nacido en Granada y al morir su padre se vio obligado a interrumpir sus estudios para mantener a su familia. Trabajó como telegrafista en la compañía de ferrocarriles hasta que se marchó a América «en busca, no solamente de dinero –dijo a IDEAL en una entrevista–, sino de otra cosa que no sabría explicar, seguramente ilusiones de juventud». Allí fue maestro de escuela, jefe de estación y, por último, guardia urbano en Montevideo. También fue periodista. En 1920 fundó el semanario ‘La nueva aurora’ y colaboró con las revistas taurina ‘El Chiquero’ de Zaragoza y ‘La Semana Taurina’ de Madrid, con el seudónimo de Curro Verdades.
«El servicio en Granada es más duro que en Madrid –continuaba Castillo– pues allí los peatones y conductores obedecen las indicaciones de los guardias y éstos están ayudados por los indicadores eléctricos». Faltaban unos veinte años para la instalación de los primeros semáforos en Granada. En la época en la que el periódico reproducía esta entrevista (junio de 1932), el guardia estaba a la espera de la concesión de un premio donado por Obras Públicas por la agresión que sufrió en acto de servicio, cuando acudió a auxiliar a la víctima de un hurto, en la taberna ‘El aeroplano’, que estaba cerca de Puerta Real, y allí sufrió una agresión por la espalda. Antes de despedirse le pidió al periodista de IDEAL que recordase al público que no estacionase ni se parase a mirarle, «pues no sale muy bien parado el prestigio de Granada como ciudad de primer orden».
Una tribuna para la poli
El 20 de agosto de 1952, IDEAL publicaba en su portada una fotografía de las tribunas que les habían colocado a los guardias urbanos que dirigían el tráfico en Madrid. Era una novedad de la capital, y todavía no teníamos tanto tráfico en Granada, pero el diario insistía en que, ya que mejoraba la vista de los agentes y, además, protegía al guardia de posibles atropellos, no estaría mal colocarlo en nuestras calles, sobre todo frente a Correos (en la actual plaza Isabel la Católica) y en Puerta Real.
La fotografía de más abajo es del archivo de IDEAL. No he podido localizar la fecha exacta de su publicación, pero podemos ver como las autoridades hicieron caso y le colocaron una tribuna al guardia de Puerta Real, que cada vez debía de lidiar con más tráfico.
El día del Guardia Urbano
Para los hombres del casco blanco». Así firmaba Zirto el artículo de «Siluetas y momentos» de la sección de opinión de IDEAL el 22 de diciembre de 1934. En él lanzó la idea de ofrecer un homenaje a los agentes de circulación, para los que pedía un obsequio de parte de «cada uno de los dueños de los automóviles que durante el año transcurrido han podido librarse de un serio accidente por intervención directa de los agentes de la circulación rodada». La idea la recogió la Compañía de Autobuses Urbanos, a la que secundó parte de la prensa de la ciudad y, el 1 de enero de 1935, por primera vez en Granada, los agentes recibieron el homenaje popular como «premio a sus meritísimos servicios al público». Desde muy temprano, el puesto de Puerta Real y el de Correos se fueron llenando de regalos, algún que otro pavo y botellas de vino, que el guardia cambiaba por abrazos de agradecimiento. «Su presencia conmovió a los curiosos que ya se habían estacionado en las aceras para presenciar el nuevo espectáculo en nuestra ciudad», decía IDEAL. Se recibieron los paquetes más peculiares, como una bandeja de dulces que llevaba como dedicatoria: «De un ciudadano que no ha sido atropellado». En otro momento, el conductor de una furgoneta le dejó al agente una ristra de cebollas. Al guardia del cruce de la plaza del Carmen y la calle del Príncipe, un dentista le entregó una tarjeta escrita por detrás con el texto «vale por la extracción de una muela». Los conductores de la Alsina y de la compañía de autobuses urbanos les regalaron cajas de licores y aves. Otro obsequio curioso fue el que recibió el guardia de la Carrera del Genil: como alguien le había regalado un gallo, que estaba atado de una pata junto al agente, al pasar un vecino, le entregó un papel en el que se leía: «Vale por diez céntimos de trigo para el pollo». Un sastre regaló un corte de traje y otro se ofreció a coserlo gratis. En pleno cruce de Gran Vía con Reyes Católicos, los camareros de un restaurante cercano colocaron una mesa y un mantel y sirvieron un almuerzo de entremeses, tortilla del Sacromonte, rape, gambas fritas y habas con jamón para los guardias destinados en ese puesto, que comieron ante la mirada de todo el que pasaba por allí. De esta manera cuenta IDEAL que transcurrió el primer día dedicado a los «hombres del casco blanco», una tradición que se celebró todos los primeros de año, se suspendió durante la Guerra Civil, se retomó en 1951 y se mantuvo hasta los 70.
El 30 de diciembre de 1971, el teniente de alcalde delegado de la policía, Rojas Pérez, pidió en un pleno municipal que dejara de celebrarse el homenaje «por el bien del tráfico», que había aumentado bastante desde que se iniciara la fiesta treinta años atrás. El concejal aseguraba haber preguntado a la plantilla y contar con el acuerdo de todos en suspender la celebración.
[* Celebración del día del guardia urbano en 1968]