Comienza aquí una serie de artículos que cuentan cómo se vivió el verano desde los años 30 (este periódico se fundó en 1932 y estos reportajes tienen como principal fuente de información lo que se publicaron en sus páginas durante los meses de julio y agosto). Esta sección no pretende ser una recopilación de hechos históricos, sino de anécdotas y curiosidades de aquellos veranos mirados con la nostalgia que da el tiempo pasado.
Comienzo con el verano de 1932.
Este periódico apenas tenía unos meses de vida. Nació en una época todavía feliz, pero convulsa y muy marcada políticamente. Hacía un año que se había instaurado la Segunda República y el izquierdista Azaña dirigía el gobierno. Desde las páginas de IDEAL, periódico de la Editorial Católica, se denunciaba la grave crisis que atravesaba el país: huelgas, atentados, revueltas… El 5 de julio, un grupo de obreros en paro asaltó el comedor del hotel París de la Gran Vía y exigió comer gratis. Los ayuntamientos, endeudados, habían dejado de pagar a los médicos, a los que se les debía casi medio millón de pesetas. La crisis también afectó a la fiesta nacional y por orden del Ministerio de la Gobernación se prohibió construir plazas y sufragar corridas a los ayuntamientos que no tuvieran cubiertas sus obligaciones.
Y con este ambiente, llegó el verano. El turismo comenzó a fijarse en el exotismo de una ciudad como Granada. Una de las atracciones que más llamaban la atención eran las zambras. Los más aficionados eran los franceses. En cambio, los norteamericanos gastaban poco dinero, «a pesar de que el dólar está muy alto y sacan para el viaje casi con la diferencia del cambio». IDEAL comenzó incluso a publicar una «Guía del turista» con información sobre los horarios de visita y precios de los principales monumentos de la ciudad. El viajero también tenía a su disposición la Oficina de Turismo que se instaló en la planta baja de la Casa de los Tiros y atendía en español, inglés, francés y alemán. El clavecinista italiano Ruggero Guerlín, el artista belga Rodenbach o el pintor Enrique Marín fueron algunas de las personalidades que pasaron esas vacaciones en la ciudad. Durante su estancia, solían ofrecer conciertos, exposiciones y era muy fácil verlos en todo tipo de actos sociales. El granadino veía al viajero tan singular, como seguramente ellos nos veían a nosotros. Muy pintorescos eran los cinco trotamundos alemanes que se fotografiaron para la portada del diario con dos gitanas del Sacromonte. Todos viajaban sin dinero, tres de ellos (con un perro, una guitarra y una cámara de fotos) hicieron el viaje a pie y los otros dos, en bicicleta. Aunque, sin duda, el más pintoresco de los visitantes fue un ruso que, ataviado con una especie de túnica, barba clara y pelo largo, parecía un Jesús de Nazaret. Su ignorancia del castellano le defendió de la pregunta del periodista: «¿Usted paga?».
Unas mujeres leen la Buenaventura a unos caballeros en una imagen de los años 40. Archivo de IDEAL
Recato
Lo que no dejaba de preocupar eran los temas relacionados con la moralidad. Los ataques más furibundos se los llevaba el cine, pero, en época veraniega, el clero se resarcía con la procacidad de los bañadores femeninos. De Hollywood y las «pin-ups», se había exportado un traje de baño parecido a un sujetador con faja ceñido, «un verdadero ultraje al decoro», ya que «apenas si ocultaban un poco el cuerpo». Para evitar excesos, IDEAL participó en una campaña a favor de la moralidad en las playas y en su portada fotografió a una chica en la de Almuñécar con un modelo de la firma Mor Playa, modesto y recatado. «Granada ha sido una de las primeras provincias en sumarse a esta cruzada moralizadora»