Si dos no pelean cuando uno no quiere, dos no llegarán jamás a un acuerdo si cuando negocian no están dispuestos a ceder, que en eso consiste la voluntad de encontrar puntos de encuentro y hacer valer un principio que nunca falla: ‘yo gano, tú ganas’.

Ha fracasado el nuevo intento para poner fin al conflicto que enfrenta a empresa y trabajadores del servicio de la limpieza en Granada, así que entramos en la segunda semana de la huelga que amontona toneladas de desperdicios en las calles y la sensación ciudadana, cada vez más acentuada, de si se hace todo lo necesario para acabar con este problema laboral. Sin entrar a valorar si los empleados de Inagra cobran más o menos ni si la empresa puede o no ser más flexible en sus propuestas, sí parece insensato que los trabajadores ignoren la necesidad de un sacrificio solidario en sus salarios y en condiciones laborales que salve los puestos de trabajo del conjunto de la plantilla, y parece también desconsiderado por parte de la empresa mantener un pulso ‘sine die’ en un problema que afecta y perjudica a la imagen turística de una ciudad que vive de ello, y amenaza directamente al conjunto de la sociedad por los riesgos de insalubridad que nacen de las montañas de basura, algunas esparcidas por la vía pública en un ejercicio incívico de ciudadanos que no ayudan. En una negociación no se pueden mantener posturas inamovibles y menos en un asunto en el que las partes deben tener en cuenta que alargar el problema provoca daños considerables a Granada y a los granadinos. Negocien y cedan por el bien de todos. Nadie gana cuando todos pierden.