Si de algo no se le puede acusar a Telesfora Ruiz, la concejala de Movilidad, es que la ‘inmensa movida’ que ha tramado con el transporte urbano no ha tenido información previa. El despliegue informativo y el esfuerzo ha sido notable por todos los medios posibles, pero me da la impresión de que será a partir de ahora, con el nuevo servicio en marcha, cuando la mayoría de los ciudadanos sepa realmente de qué va y cómo funciona la nueva red de autobuses y la Línea de Alta Capacidad (LAC), y lo averiguará desde la sabiduría que da la propia experiencia.
Un día no basta para que el análisis del nuevo modelo de transporte urbano de autobuses sea ni de cerca riguroso y habrá que esperar a que las piezas del enorme puzzle de líneas y conexiones encajen poco a poco para certificar el acierto o el desastre de la medida. Un día no basta y el de ayer fue un pequeño caos en el que abundaban los usuarios desorientados y cabreados y los desajustes y en el que no faltaron los atascos de tráfico que se intentan evitar. Habrá pues que darle el margen de confianza necesario para saber si el transporte de autobuses funcionará mejor de lo que lo que lo ha hecho hasta ahora, pero en un día se aprecían ya errores de bulto a los que habrá que dar respuesta. Pongamos el caso de los vecinos del Albaicín que pretendan ir al centro o venir del centro. Antes si tenían que hacer transbordo en el Triunfo en el mismo lugar podían subirse al que le llevase a casa, pero ahora los vehículos LAC los dejan en el Triunfo y desde ahí tienen que llegar hasta la plaza de San Isidro para coger el que sube al barrio. Hablamos de un trayecto considerable que puede ser un sufrimiento para personas mayores y más si van cargados con compras. Los enormes autobuses LAC te dejan en paradas especiales situadas entre el Palacio de Congresos y la Caleta pero el transbordo en los autobuses para llegar al punto de destino se hace en otros lugares más o menos alejados que, de entrada, se antoja un inconveniente si no para todos sí para muchos de los usuarios del transporte urbano. Tampoco parece razonable que los taxis no puedan parar en la Gran Vía para cargar o bajar viajeros, ni parece que la solución para descongestionar la Gran Vía sea atascar el Camino de Ronda.
Admito que es pronto para sacar conclusiones sobre un proyecto revolucionario en el transporte urbano de la capital granadina aunque me pregunto si era absolutamente necesario y prioritario, al menos mucho más que la recomendable mejora y modernización del servicio en materia de frecuencias y vehículos nuevos. La máxima de que si algo funciona mejor no tocarlo y si se hace que sea para ir a mejor, no es mala cosa para tener en cuenta por parte de los gestores públicos.
Deja una respuesta