No se conoce con detalle el proyecto de nuevo acceso a la Alhambra, obra del prestigioso arquitecto Álvaro Siza que empezará a ejecutarse en 2016 con una una inversión de 45 millones de euros, pero muy poquitas horas después de anunciarlo ¡zas! ya tenemos armada la polémica en ese cruce cansino y ridículo de declaraciones y contradeclaraciones que responden más a desencuentros personales y a políticas de partido que a la defensa real de los intereses ciudadanos. Es mi opinión, sí, y es tan legítima como las de quienes aseguran que lo que se ha previsto es un centro comercial o las que tachan la idea de “barbaridad” y un “atentado urbanístico y paisajístico”.
No conozco ni una sola iniciativa, ni una sola idea, ni una sola propuesta durante los últimos treinta años en Granada que no haya ardido entre la polémica, casi siempre inútil y estéril, que, lo busque o no, siempre acaba por sembrar desconfianzas, dudas y confusión. Muchos de los proyectos que han nacido en Granada durante estas últimas décadas han muerto achicharrados entre cruces de impresiones o han sido heridos de gravedad hasta acabar siendo otra cosa diferente a la original y, eso es lo trágico, no siempre mejor. En esta ciudad la polémica y la confrontación se retroalimentan hasta el infinito y eso ha tenido y tiene consecuencias para la sociedad granadina que se traducen en la pérdida definitiva de ideas que acaban triunfando en otros territorios más serenos y cuerdos, o en el retraso interminable de los que consiguen sobrevivir a pesar nuestro.
Personalmente quiero pensar que un proyecto que ha ganado un concurso de ideas con la bendición de cualificados técnicos y profesionales de distintas instituciones no va a ser ninguna barbaridad ni ningún ‘centro comercial de carretera’, como ha sugerido con cierto desdén la responsable municipal de Urbanismo, Isabel Nieto. Mejorar la entrada del principal monumento español, acondicionar los espacios en los que recibimos a millones de visitantes, ahora con sol y lluvia, y hacerlo de forma respetuosa con el entorno no es una contradicción y sí una necesidad. Se trata de avanzar y progresar y de que Granada mejore servicios y equipamientos como lo hacen otras grandes ciudades europeas tan monumentales o más que la nuestra.
¡Menos mal que los árabes hicieron la Alhambra en su momento! Si dependiera de nosotros en la actualidad a ver quién se atrevería a tocar en un cerro lleno de árboles.
esto no es progreso es una aberración urbanistica, y un gasto de dinero que suena a prevaricacion, es malgastar el dinero publico,¿¿ que dinero dejara en granada? ninguno, los turistas de malaga vendran, veran la alhambra y se iran y se reiran del centro comercial, no aprendemos seguimos invertiendo en ladrillo esos 45 millones que inviertan en fabricas, carreteras, et algo mas logico y necesario
Y usted que lo diga Sr. Hernandez. Nunca he visto una ciudad como Granada, con una gente tan retrógrada, antagonista, desconfiada y con tantos problemas entre unos y otros…. y después a quejarse de que los malagueños se lo llevan todo, pues claro son más inteligentes, se apoyan los unos a los otros a favor de su ciudad.