Hace ahora algo más de un año, este periódico publicó un editorial titulado: «La estación, donde está», en el que se manifestaba en contra de la propuesta de unos empresarios para que en sus terrenos en la Azucarera de San Isidro se construyera la futura estación del AVE. Desgraciadamente, han pasado trece meses desde entonces y lo peor de todo es que nos encontramos en la misma situación. No se ha avanzado ni un milímetro, no sabemos dónde, cómo ni de qué manera entrará el AVE a Granada. Se ha perdido un año más. Y van…
El alcalde de la capital ha propuesto que la nueva estación esté en el Cerrillo de Maracena, lo que ha provocado un fuerte debate ciudadano. Señala el primer edil que con la crisis que sufrimos ahora no hay dinero, que el Ministerio de Fomento no puede gastarse en una estación cara ni en el soterramiento acordado por la Chana. Esperemos saber qué dice la titular de esta cartera, sobre todo cuando vemos que sí hay dinero para construir el AVE en otros lugares y se propone un soterramiento aún más largo y no sabemos si más costoso.
Otro argumento es que la estación tiene que ser de tránsito y no terminal, debido a la incorporación de Granada al corredor mediterráneo. Sin embargo, esta línea estaría dedicada fundamentalmente al tráfico de mercancías, obligada por tanto a no entrar en los cascos urbanos, en un proyecto con un horizonte muy lejano, nunca antes de 2030. Esto del mediterráneo no es otra cosa que un deseo. Viene de la mano de la ¿Unión? Europea, donde tras tanto recorte y rescate no parece que haya muchos recursos para los próximos años. En cualquier caso, como en anteriores infraestructuras, llegará a Granada décadas después.
Y el tercer punto que esgrime el alcalde son las dificultades de acceso o salida desde Andaluces, cuando precisamente su ubicación es la gran ventaja que ofrece, pues permite la utilización de servicios públicos como el metro o los taxis, muy apropiados por las características de los usuarios del AVE, y más cuando tenemos una ciudad esencialmente turística y cultural.
Hay opiniones como colores, todas respetables. Por eso es positivo un debate que enriquezca la decisión que mejor deba adoptarse, siempre con el criterio de beneficiar a Granada, especialmente desde el punto de vista técnico, en el que hay que escuchar, por ejemplo, a Rafael Moneo, el más prestigioso y reconocido arquitecto español de talla mundial, involucrado por suerte en este proyecto.
Es obvio decir que el consenso es imprescindible, mejor que correr el riesgo de pasar a la historia por un error que se pague para siempre. Los ciudadanos piden algo muy simple, que los políticos escuchen, por eso IDEAL aporta hoy un sólido trabajo sobre opinión pública, realizado por una solvente empresa. Pero lo más importante es que se tomen medidas, no malgastemos el tiempo, ni perdamos más trenes en esta Granada, que bastantes retrasos padecemos.
Sobre la variante del AVE en Loja, donde el problema es mayor y hace falta también una solución ya, lo dejamos mejor para otro día. ¿No les parece?