Juan Carlos García de los Reyes

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La estación de Kyoto de Hiroshi Hara

«La Arquitectura Comprometida»

Por Ana Belén Herruzo García. Arquitecto
Maqueta para el concurso.
Maqueta para el concurso.

Frente a Hablar de la estación de Kyoto es hablar de otra cultura. Por ello se hace necesario una breve introducción a lo que la estación de Kyoto supone dentro de una ciudad y de un país con una serie de particularidades que hacen especialmente singular este edificio.

El pueblo japonés es sumamente consciente de su pasado histórico. Los japoneses valoran los contactos con las culturas china y coreana como formadoras de su cultura, y las relaciones con Occidente, a partir del siglo XIX, como igualmente determinantes en su andadura como nación. Debido a su configuración geográfica insular, la cultura pudo desarrollarse de una manera bastante independiente y con poca influencia del exterior.

Kyoto es el símbolo del turismo de Japón. En el año 794 se convirtió en la capital, y desde entonces, aunque ha habido muchos cambios del régimen del país, ha seguido siendo la capital hasta el fin la era de Edo en el año 1868. Durante la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos no lanzó casi ninguna bomba sobre Kyoto, lo que ha permitido mantener el paisaje sin grandes alteraciones desde largo tiempo atrás. El barrio antiguo de la ciudad está designado como patrimonio de la humanidad.

Con motivo del 1200 aniversario de Kyoto y dado que la antigua capital de 1.5 millones de habitantes recibe 45 millones de visitantes al año (99% de ellos japoneses y la mayoría en visitas de un solo día) las autoridades decidieron invertir en la construcción de una moderna estación que fuese una puerta de entrada a la ciudad y que facilitara la conexión de la ciudad con centros urbanos mayores, como Nagoya y Osaka, cuyo crecimiento venía eclipsando el desarrollo  de la otra capital japonesa. En 1991 se procedió a la realización de un concurso internacional en el que participaron figuras como Tadao Ando, James Stirling, Kisho Kurokawa, Bernard Tshumi y  Hiroshi Hara, este último ganador del concurso.

Acceso principal a la estación.
Acceso principal a la estación.

La nueva estación de Kyoto debía cumplir 3 objetivos:

  1. Revitalizar el sistema de transporte público
  2. Organizar el turismo
  3. Revitalizar el área urbana adyacente.

La ciudad de Kyoto es una ciudad que se ha desarrollado básicamente en horizontal siguiendo una cuadricula más o menos homogénea que poco a poco se va diluyendo conforme nos alejamos del centro. La ciudad no ha sufrido el desarrollo industrial de otras ciudades japonesas, lo que ha permitido conservar el ambiente histórico de la misma. La gran cantidad de templos que salpica la ciudad la dotan de enorme personalidad.

La estación se integra dentro de la retícula que configura la ciudad y sirve de telón de fondo de uno de los grandes ejes de la misma, que la  atraviesa de norte a sur, dejando el Palacio Imperial en su lado Este.

La estación de Kyoto destaca por su monumentalidad. A primera vista el edificio es ingenuo en su concepción, tosco en  su forma y sobrio en sus detalles. No cabe duda, una vez que se visita el edificio, que es ambicioso en su concepción, pues no es hasta que se penetra en el espacio central del mismo cuando se aprecia la escala del mismo.

El edificio está constituido por dos cuerpos rectangulares paralelos de 470 m. de  longitud y 70 metros de altura que configuran un espacio central cubierto, con una superficie total de 238.000 m². Es precisamente este espacio el corazón del mismo, constituyendo un microcosmos de proporciones monumentales.  Este espacio se ha convertido en plaza que sirve de centro de la ciudad sobre el que se crea, y lo introduce en el propio edificio, convirtiéndose en anfiteatro, paseo, centro comercial, centro de ocio, mirador, centro de transportes, hotel, punto de encuentro, y un sin fin de actividades que configuran y dan forma al edificio. Podríamos decir que estamos ante lo que llamaríamos una “micro-ciudad”, con todos sus servicios, actividades, controversias y movimientos.

La estación se ha convertido en símbolo de la modernidad  de la ciudad, y como tal seguirá despertando  polémica por sus cualidades intrínsecas de diseño y su sensibilidad con el entorno. Y es que en este espacio se podría resumir toda una cultura a priori tan lejana a la nuestra, sumida en un proceso de globalización que cada día pone de manifiesto más puntos en común de los que se presumen.

Acceso principal al hotel.
Acceso principal al hotel.

FICHA TÉCNICA

EDIFICIO: La Estación de Kioto

LOCALIZACIÓN: Higashi-Shiokoji. Kyoto

AUTOR: Hiroshi Hara

AÑO DE CONSTRUCCIÓN: 1.997

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La Estación de Kyoto de Hiroshi Hara

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