“La Arquitectura Comprometida”
Por Rafael Heredia Moreno. Arquitecto técnico de GRarquitectos

Cuando debato con algún amigo técnico sobre la viabilidad del diseño sostenible en edificios siempre hay una excusa utilizada en autodefensa en torno a la falta de financiación de los promotores para éste tipo de proyectos.
Pero yo me hago una serie de preguntas:
¿No es ésta una excusa perfecta?
¿Cuántas veces se le dan más importancia a los cánones estéticos que a los sostenibles?
¿Están realmente alejados los conceptos de sostenibilidad y belleza?
¿En qué momento, si es que lo hay, nos planteamos acciones en pro de la sostenibilidad de las edificaciones?
¿Puede ser que la necesidad de engordar nuestro (Técnicos, políticos, promotores, propietarios) EGO nos lleve a seleccionar cánones estéticos totalmente alejados de la realidad sostenible?
Y es esta última la que más me preocupa. Los egos: la necesidad de destacar y la búsqueda de la singularidad de los edificios tiene inmersos a los técnicos y a los promotores en la búsqueda de materiales cada vez más espectaculares y únicos, sin importar criterios de energía contenida en los mismos (energía necesaria para su extracción, proceso, transporte, manufacturación, transporte y colocación), su adaptación a sistemas constructivos locales, y su capacidad para ser parte de un sistema sostenible.
Si queremos que la arquitectura sostenible sea una realidad, los conceptos que la envuelven han de ser adquiridos por los técnicos (especialmente por los arquitectos) desde el momento de la concepción de los proyectos de igual manera que se piensa en niveles o en sistemas resistentes. Ha de ser algo totalmente inherente al concepto de edificación.
No se han de sacrificar conceptos esenciales de sostenibilidad por buscar cánones de belleza (el caso simétrico ni me lo planteo dado que es intrínseco al espíritu arquitectónico), sino estudiar la forma de integrar ambas ideas, ambos sistemas.
Creo que es más un acto de estudio (de adquisición de conocimientos y reciclaje de los mismos), que otra cosa. Veamos algunos ejemplos:
- Las placas solares (colectores o fotovoltaicas). Es un elemento inherente a la obra nueva. Hay quien lo ve como un elemento que sobra en su edificio y que hay que ocultar a toda costa (incluso a costa de su eficiencia). Pero hay quien ve en ellas una oportunidad no sólo energética sino estética y las integra totalmente en el diseño.
- Los sistemas de ventilación y aireación interior. Hay quien lo ve como la rejilla que dejará un parche en un pasillo limpio de elementos perfectamente diseñados. Pero hay quien ve la posibilidad de crear un nuevo elemento arquitectónico interior que enriquezca la estética y el desarrollo del diseño del edificio.

Y aunque perezca una sandez plantear temas como los anteriores, son el conjunto de pequeñas acciones las que hacen un edificio sostenible a nivel ambiental de igual forma que son los áridos el cemento el agua y el acero los que confieren sus propiedades al hormigón.
Si no somos capaces de cambiar, será la sociedad la que nos obligue a cambiar, seguramente a través de normativas que cada vez nos encorseten más, porque no hemos sido capaces de tener visión.
Afortunadamente cada vez más arquitectos tienden hacia la concepción de la arquitectura sostenible no como un campo de la arquitectura, sino como el único campo de la arquitectura. Y este es el camino, es el único camino posible. Ejemplo de ésta actitud son grandes arquitectos e ingenieros de recalo internacional como Sir Norman Foster, Toyo Ito, Richard Royers y nuestro querido Rafael Moneo entre otros.
Esperemos que con el tiempo estos debates no sean necesarios y la sostenibilidad abandere todo lo que construimos.

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6 respuestas a «EGO versus ECO, HACIA EL DISEÑO INTELIGENTE»