«El Territorio Comprometido»
Elche es la tercera ciudad de la Comunidad Autónoma Valenciana (España), tiene una población cercana a los 200.000 habitantes y en ella hay un importante sector industrial dominando por el calzado. En esta populosa ciudad se sitúa el Palmeral que lleva su nombre. La zona, situada en el sureste de España, puede considerarse típicamente mediterránea, de inviernos suaves, veranos cálidos y precipitaciones escasas durante todo el año, aunque frecuentemente torrenciales. Un clima mediterráneo, en definitiva, que facilita la presencia del palmeral más septentrional de todo el mundo, pues la xericidad natural de la zona se ha contrarrestado desde antiguo con la captura de agua del subsuelo y la utilización de una prolija red de acequias que recorren y riegan los sedientos campos que, gracias a la calidez climática, hacen posible el cultivo de todo tipo de frutos. Así surgió una rica y variada cultura del regadío, adaptada en cada caso a las condiciones medioambientales locales.
La palmera datilera, introducida por los árabes (aunque algunas hipótesis remontan su origen a la prehistoria, ya que se han encontrado dátiles fosilizados que datan de esta época), fue empleada para rentabilizar lo mejor posible el aprovechamiento de la poca agua disponible para el riego: las palmeras se plantaban alrededor de las acequias, delimitando los campos de cultivo. Esta plantación, además de suministrar dátiles, provocaría un microclima peculiar, que permitió el desarrollo de una biomasa vegetal abundante utilizada para alimentar al ganado.
De acuerdo con los datos aportados por el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, el Palmeral de Elche posee una superficie global de 507’4 ha (más de cinco millones de metros cuadrados). Reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, el Palmeral de Elche esta dividido en dos diferentes categorías: la del “palmeral disperso” (358,5 ha.) se trata de plantaciones de palmeras diseminadas por el campo y que representan el paisaje tradicional de la zona de regadío de Elche, conservando todavía las funciones agronómicas por las cuales se introdujo esta plantación hace, como mínimo, un milenio; por su lado, la del “palmeral urbano” (148’9 ha.) representa la masa compacta de palmeras que rodeaba antiguamente la ciudad islámica de Elche, la Vila Murada medieval, encontrándose actualmente dentro del caso urbano.
Respecto a esta segunda categoría, se ha querido conservar desde antaño esta masa forestal para fomentar la unión del hombre con la naturaleza y mantener un espacio realmente singular. De hecho, aquí el cultivo de la palmera hace tiempo que dejó de ser rentable y ha perdido, pues, su función económica (si bien se están promoviendo programas de recuperación de oficios tradicionales), pero el empeño de los ilicitanos en conservar esta rareza dentro de la agricultura peninsular ha propiciado la consolidación de un espacio de uso recreativo y turístico, al transformarse en gran media en parque urbano. A su vez, el Ayuntamiento ha impulsado la restauración de numerosas parcelas regadas en sus funciones agrarias originales. Mencionar asimismo la creación de un centro de investigación de la palmera datilera: la Estación Phoenix.
De la palmera se obtienen sabrosos dátiles y también la palma blanca, protagonistas de encuentros culturales que las gentes de Elche utilizan para reconocer su Palmeral, que representa un paisaje uniforme pero no monótono. Situado cerca de la orilla del mar, genera un contraste cromático verde – azul al extenderse las palmeras hasta la línea del horizonte constituida por la masa marina; si bien, de vez en cuando, sobresale un elemento arquitectónico típico mediterráneo, con las fachadas de colores claros. Y, a la sombra de espléndidos ejemplares de diversas especies, se rememoran mil años de historia.
Por Miguel Ángel Sánchez del Árbol. Geógrafo y Urbanista. Colaborador de GRarquitectos & Gosia Janusz. Paisajista de GRarquitectos
Tenemos que felicitar a la sociedad Ilicitana por haber sabido conservar, reinterpretandolo, al maravilloso patrimonio que constituye su palmeral, un patrimonio mundial que nos habla de inteligencia, de cultura, de sensibilidad… Y de buena gestión!
Y mando un saludo afectuoso y mi felicitación a Angel Tere, arquitecta municipal de esta ciudad, que nos mostró El Palmeral hace unos meses.
Bueno, gracias por este estupendo artículo, espero que sirva para acercar un poco más mi ciudad, Elche, a la vuestra, Granada, de sobra conocida por los ilicitanos. Espero que nos podamos ver pronto.