«La Ciudad Comprometida»
Nuestro amigo Mario Gabriel Madrid nos ha recomendado el siguiente artículo de opinión del periódico británico “The Guardian” sobre las “Smart City”, propósito de un encuentro que ha tenido lugar hace unos dias en la capital londinense, denominado “Urban Age”, donde dirigentes, urbanistas e informáticos se han reunido para analizar este concepto de ciudad basado en la planificación y control total a través de las nuevas tecnologías.El artículo se titula “No one likes a city that’s too smart”.
Esta semana, Londres recibe a un conjunto de expertos en programación, políticos y urbanistas de todo el mundo. En la conferencia Urban Age, analizarán la última genialidad en materia de alta tecnología, la “ciudad inteligente”. Además de programar el tránsito, los ordenadores de la ciudad inteligente calcularán dónde pueden planearse las oficinas y los comercios de manera más eficiente, dónde debe dormir la gente y cómo deben encajar entre sí las distintas partes de la vida urbana. ¿Ciencia ficción?
En Oriente Medio y Corea se están construyendo ciudades inteligentes que se han convertido en un modelo para los desarrolladores chinos y la reurbanización en Europa . Gracias a la revolución digital, por fin la vida en las ciudades puede tenerse bajo control.
¿Pero esto es bueno?
Pensemos en Masdar en los Emiratos Árabes Unidos o en Songdo en Corea del Sur. Son dos versiones de la ciudad inteligente anonadantes. Masdar es una ciudad a medio construir que se levanta en el desierto y cuyo planeamiento -supervisado por el magistral arquitecto Norman Foster- dispone las actividades de la ciudad, con la tecnología a cargo de controlar y regular esa función desde un centro de comando. La ciudad está concebida para que cada actividad tenga lugar y momento apropiados. Los habitantes se convierten en consumidores de las opciones que se les ofrecen a través de cálculos de dónde comprar, o conseguir un médico, de la manera más eficiente.
Songdo representa la ciudad inteligente anonadante en su aspecto arquitectónico -edificios de viviendas enormes, limpios, eficientes se yerguen a la sombra de las montañas del oeste de Corea del Sur- pero ahora la calefacción, la seguridad, el estacionamiento y las entregas son controlados por un “cerebro” central de Songdo . Las gigantescas unidades de viviendas no están concebidas como estructuras con individualidad ni el conjunto de estos edificios anónimos pretende dar identidad al lugar.
Un intento más ingenioso de crear una ciudad inteligente es el de las obras actualmente en marcha en Río de Janeiro.
Río tiene una larga historia de devastadoras inundaciones, agravadas socialmente por la pobreza y los delitos violentos.
En el pasado, la gente sobrevivía gracias al complejo tejido de la vida local.
Ahora, bajo la conducción de IBM y con ayuda de Cisco y otros subcontratistas, las tecnologías se utilizan para pronosticar los desastres físicos, coordinar la respuesta a las crisis de tránsito y organizar el trabajo policial contra el delito.
Sin embargo, gran cantidad de investigaciones realizadas en la última década, en ciudades tan diferentes como Bombay y Chicago, indican que, una vez que los servicios básicos funcionan, la gente no valora la eficiencia sobre todo: quiere calidad de vida.
Un dispositivo GPS portátil no dará sentido de comunidad. Si pueden elegir, las personas quieren una ciudad más abierta e indeterminada en la que hacer su camino; así es como pueden tomar posesión de su vida.
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Al igual que existe la brecha digital para quienes no controlan las nuevas tecnologías por las que se divulga el conocimiento y la información, las «smart cities» corren el riesgo de dejar al margen a muchas personas que por su inadaptabilidad, falta de competencia, o simplemente por ideología, no logran y no lograrán integrarse a sus postulados. Para ellos habrá de tenerse consideración, y ya deberíamos ir pensando en quiénes son y qué piden.
¡Que tiempos! Es alucinante el recrearse con estas noticias, para decir como en La Verbena de la Paloma, “…las ciencias avanzan que es una barbaridad…”
Y lo digo yo, que he sido bisagra de todas las generaciones conocidas. Recuerdo cuando en Hispano Olivetti, los programas se montaban con el sistema de peines mecánicos para una aplicación de contabilidad o cuentas corrientes bancarias o cuando la Programa-101 era la primera calculadora electrónica capaz de diseñar orbita espacial o el calculo de estructuras arquitectónicas en el calculo de nudos y otros conceptos o cuando en Bull-General E. aprendíamos a manejar los códigos binarios, el paso de octal a decimal, la perforación de tarjetas con el código Hollerit, llaves de paridad, llave aritmética del modulo P, la memoria de toros de ferrita en tambores magnéticos, memorias tampón, acumuladores …y otros mas conceptos en el manejo de la informática, con todos los lenguajes de programación.
Es alucinante que la juventud de hoy, no conozca a los padres de la informática y a nosotros que como alumnos en oficio y ejercicio, emprendíamos esta carrera en la que hoy, ya estamos perdidos y desconocidos para todos. Estamos en unos tiempos en los que solo se sabe mirar hacia delante, sin un retrovisor que valore el camino andado por otros que tomaron la informática como ciencia complementaria a los estudios académicos. GRACIAS
En el urbanismo contemporáneo es indispensable volver a valorar el concepto de «ciudad vivible» más allá del uso exaltado -y bien promocionado- de las nuevas tecnologías, aunque ya es obvio que ellas son indispensables para diversas actividades de la vida actual.
El concepto de ciudad comprometida que indica este blog, en mi criterio, amplifica en el buen sentido las virtudes de las ciudades vivibles sin desdeñar, como dije, el rumbo que se marca para que las ciudades inteligentes.
La figura que el artículo periodístico indica: un GPS portátil no le da sentido a la comunidad, una calle inundada por supuesto que sí, es elocuente de cómo la tarea del urbanismo es dinámica, mutante, comprometedora e imaginativa, aunque nunca por encima de las necesidades de las personas de carne y hueso. Nosotros mismos.