“El Territorio Comprometido”
Es maravilloso comprobar cómo el poso de la historia ha ido reflejando a través de la toponimia estupendas caracterizaciones de los lugares, de las ciudades, de los enclaves, que nos ayudan a conocer lo que fueron, sus orígenes, alguna particularidad del lugar, de su historia o de su fauna… Por eso siempre me enamoró el nombre de mi ciudad… el nombre de mi tierra: El Río de la Vida… Y creo nadie nunca fue capaz de expresar mejor cómo la geografía y la mano del hombre pudieron construir un oasis tan cautivador que mereciese llamarse así…
“El nombre de la ciudad bimilenaria –como poco- de Guadix, primero denominada Acci por los romanos y siglos más tarde Wadi-as por los árabes, viene a significar lo más evocador que conozco… el Río de la Vida. Se trata de una clarísima alusión al maravilloso contraste que existe entre la vega feraz de su río, y los eriales de las cárcavas y de las mesetas que lo circundan. Por eso, el Río de La Vida no se refiere tanto a un lugar o a un emplazamiento concreto como a toda una comarca que, en este caso como es lógico, ha de asociarse con las cuencas primero del Río Guadix, o Verde como también se le llama en clarísima alusión al oasis de su vega, y después del Río Fardes, del cual aquel es tributario.
Pues como decía, las tierras de Guadix, Wadi-as, son mágicas por sus contrastes de color, por el relieve de los montículos de arcilla en entre las llanuras y los valles, o por el fondo escénico que suponen las numerosas montañas que enmarcan a esta tierra, encrucijada decaminos entre las sierras más bellas del Sur: las montañas Béticas de las sierras de Mágina, Baza, Huétor, Cazorla… y sobretodo de Sierra Nevada. Siempre presente. Pero en Wadi-as, también la mano del hombre ha sabido dejar su impronta cultural en numerosas obras de las que bien a modo de vestigios, bien de carácter monumental, bien a través de su arquitectura tradicional, los ejemplos existentes abarcan prácticamente todas las épocas históricas desde hace nada menos que cuatro milenios… ¡Qué te parece! Y además con unos valores, una variedad y un carácter que no pueden sino ser calificados como mágicos… Guadix mágico…” (Escribí en estas páginas)
Por eso creo que lo más evocador que conozco es el nombre de mi tierra… que se convierte en una suerte de llamada interior que te ayuda a anclarte en tu pasado y a utilizarlo como referencia para los pasos azarosos de la vida…
También mi ilustre paisano Pedro Antonio de Alarcón debió sentir algo así cuando prologó uno de sus libros con estas trazas:
En un rincón de Andalucía hay un valle risueño… ¡Dios lo bendiga!
Que allí tengo amigos, hermanos, padres…
En fin! Quizás entenderéis mejor ahora porqué han sido constantes las referencias alas tierras de Guadix durante los cinco primeros años de vida de este blog (a través de sus mil primeras llamaradas). Muchas de ellas escritas a miles de kilómetros. Y me ha gustado rescatarlas para vosotros… Son en total 50 aproximaciones a su vida, a sus valores, a sus retos, a sus contradicciones, a sus gentes… Son cincuenta maneras de llevarlo presente allá por donde la vida me lleve, allá por donde deba transitar… Granadino errante, accitano errante…
Y por eso os adjunto los enlaces de esos 50 hilos de la red… cada uno de ellos más entrañable para mí que el anterior. Aportes críticos unas veces, felicitaciones y respaldos otras tantas, con bastantes recuerdos agradecidos, donde se han ido volcando mi amor y mi pasión por ese valle risueño… ¡Dios lo bendiga!
Os propongo, por ejemplo, que empecéis releyendo una iniciativa singular del artista accitano Torcuato Fandila, fotógrafo inquieto, agitador cultural donde los haya, que hace tiempo llevó a cabo un proyecto para mostrarnos nuevos puntos de vista… Lo llamó ¡Guadix Mágico¡