Manu Leguineche, el jefe de la Tribu de corresponsales de guerra, escribió el día que murió Frank Sinatra que al mito había que tratarlo en su salsa, al piano, antes de un concierto, con su vaso de whiski y un cigarrillo, perfectamente peinado y enchaquetado, relajado, preparándose.
Ahí es donde salía el mejor Sinatra. Como cuando al teléfono desde NY le cantó una noche entera al oído a su mujer, Ava Gardner, que grababa en España una peli y de paso se tiraba a un torero que, dicen, nada más terminar de hacerle el amor, se vistió y salió de la habitación del hotel justo en el momento en que Ava le preguntaba:
-¿Dónde vas?
-A contarlo
Seguramente fue entonces cuando la actriz de los Ojos de Gata, acuñó para sí la frase aquella de que «se acostaban con Ava y se despertaban conmigo».
Ahora, te encargan un perfil del Pitos, el vocalista de 091. Le conoces desde hace 25 años y te buscas a un tipo que le conoce cuándo el Pitos tenía 16 años, el gran J.J.G.. Haces acopio de recuerdos, de Festivales del Zaidín, del segundo aniversario del Arock con Leche, la mítica sección de discos que en los noventa publicaba IDEAL y que organizó un concierto con Amparanoia, Doctor Feelgood y una versión reducida, Lapido y el Pitos, que cantaron a capella con la guitarra acústica la del Espantapájaros, que salió tan rematadamente excelente, que desde aquel momento la incorporaron a sus directos de esta forma.
¿Qué más? Hablas con Santi y con Carlos. El primero hizo la gira de despedida con los Cero hace veinte años y salió en el Zarabanda; y el segundo fue el que en Rentería, Gipuzkoa, me habló de 091 cuando todavía ni siquiera era la década de los noventa. Luego nos bajaríamos juntos a este Deep Sur. También le paso el texto a muchos y muchas. A Ana, por ejemplo, que me lo devuelve con un beso y me lo firma como fan galáctica de los Cero. Y añade un «está bien retratado el Pitos, tú».
Tengo dudas, porque no sé si centrarme en el chaval que nació en el Padul, que fue punk en los bares de los ochenta o así, que formó un grupo histórico en Huétor Tájar, en el vendedor de ropa de segunda mano, o en el tipo tímido y actitud que canta las canciones de Lapido, como Loquillo las de Sabina, que se dice pronto que aguanta esta comparación.
También puedo relatar el recorrido desde TNT hasta 091 pasando por las Maniobras de Resurrección, el Hombre Garabato o los Guerrero García, Mezcal… es decir, el gran músico, el buen vocalista en que se ha convertido durante todos estos largos años.
Entonces, con toda la info, la experiencia, los conciertos vividos y compartidos, la música de los Cero a toda pastilla en los auriculares, el teclado brillante y la página en blanco, comienzas a escribir. Me gusta recorrer la ciudad, Granada, con mi cráneo y contar lo que veo.
El resultado es este perfil sobre el Pitos: ‘El hombre de negro y luz’. (Leer el perfil en este link). La foto que manda en la página es una joya. No es un posado, no es su estilizada figura, ni una pose Elvis-Morrison, tan efectista, tan elegante, tan actitud. La foto es el Pitos, ojos cerrados, manos agarradas al micro, cuello subido a la cabeza, en pleno esfuerzo, poniendo voz a las eléctricas guitarras-Lapido, a la base rítmica insuperable Tacho-Jacinto. Es el Pitos en ese instante, Sinatra al piano en Las Vegas. El numberuán.
Espero que os guste
FOTOGRAFÍAS
-La foto en sus dos versiones, solo ante el micro, en La Rioja, la madrugada del domingo al lunes 3 y 4 de enero, sacada por este menda lerenda desde la primera fila. Está cantando en ese momento la de «Un día en el Sacromonte»… #debajodelaspiedras