El concejal socialista Miguel Ángel Fernández Madrid presentó el día 20 de enero su libro de cuentos ‘Cuaderno de Trabajo’
Un concejal. Un libro. La imaginación. Nueve cuentos. El resultado se titula ‘Cuaderno de Trabajo’, nueve historias “sobre relaciones de pareja, familiares, política, sociedad… Como invitada especial la imaginación, que a veces nos salva y otras nos deja caer sin piedad. Realidades tangibles e intangibles con cierto regusto a realismo mágico”, se explica en el prólogo. Granadino de 1974, licenciado en Antropología Social y Cultural y diplomado en Trabajo Social por la UGR, concejal del Ayuntamiento de Granada durante el presente mandato.
L’amour toujours l’amour, la primera página está dedicada a María del Mar. Suerte que tiene, Miguel.
Luego, una cita: “Las ratas corren por la penumbra del callejón, tu madre baja con el cesto y saluda, seguro que ha acabado tu jersey de cotton …puedes esbozar una sonrisa blanca y pura. Malos tiempos para la lírica”. En verano son Golpes Bajos. En invierno son malos tiempos. En primavera son el pasado en La Chana, lleno de ratas como pasatiempo nocturno en su persecución y muerte. En primavera es una cita terrible, una invitación para el desasosiego, la búsqueda interior, el rastreo del alma, que es lo que busca esta obra. Algo así como escribir para comprender. Narrar para respirar.
Los nueve cuentos, sugerentes. En el primero dos viejos sindicalistas, éxito y supervivencia en cada rol, se reencuentran. En el segundo aparece Hemingway y su teoría del iceberg envuelto en Billie Holiday. La relación presentada es desconocida. El tercer cuento llega al corazón de la familia en la que a la protagonista no le gusta la realidad. Se la inventa. Ejemplos hay muchos, a este lado de la vida. El cuarto cuento puede ser magnífico. No se sabe si los protagonistas están vivos o muertos, para empezar. El quinto es el de un trabajador social al que la realidad lo supera. Es quizá el más autobiográfico.
Los juegos. Olímpicos. De Barcelona. 1992. Es la trama del sexto cuento. Recuerda a su hermano, guardia civil destinado a la seguridad de ese evento y el impacto en el joven adolescente que era Miguel Fernández Madrid al llegar a la Ciudad de los Prodigios, que bautizara Eduardo Mendoza. El cuento más previsible es este séptimo, donde hay mujeres, son mayores y están solas.
El octavo parece explicar la relación con una ciudad, tan aburrida como interesante, a través de las vicisitudes de un candidato conservador. El noveno y último cuento, es una alegoría rellena de recuerdos infantiles en un pueblín, Sillar Baja, anejo de Diezma, con quince vecinos.
-¿Qué esperas con este libro?
-La verdad, no tengo ninguna expectativa salvo el mero placer de escribir, que también tiene una parte dolorosa porque me enfrento a la escritura para entenderme, para explicarme, para darle sentido al mundo. El acto creativo en sí es hermoso y me permite disfrutar. Decía Cortázar que el cuento se parece a la fotografía y la novela al cine. Y el cuento tiene que ser como el jazz y como la vida, una relación conflictiva entre los personajes y el del escritor con el papel.
-¿Tiene bastante de tu propia experiencia personal?
-Sí. Pero no es tanto de mi vida como en un momento determinado un recuerdo, una escena, una viviencia del pasado que la ves como la clave que me permite crear algo que no soy yo pero me permite vivir la vida que yo no viví. Así termino yendo a Francia… sitios en los que no he estado. O me identifico con una pintora que yo no he sido. Sí hay una experiencia autobiográfica pero no he venido a contar mi vida, me interesa lo que no fui.
-¿Por qué cuentos?
-Porque siempre he escrito, desde pequeño. Y entonces escribía una especie de diario, bueno, más bien una carta de lamentaciones. Y de repente me vi de adolescente que estaba contando historias. Y siempre me ha atraído más el cuento, que me da la posibilidad de poder ir cambiando de registro, indagar nuevas formas narrativas, jugar con los personajes, cambiarle la voz al narrador, pasar de la primera persona a la segunda, al nosotros. El cuento es más cercano a la poesía, es mi sensación. Me deja que el acto creativo sea más evidente, más explícito
-¿De dónde saca primero la inspiración y luego el tiempo?
-Hay escritores que ofrecen normas para los nuevos escritores y las puse en práctica desde pequeño. Siempre, desde pequeño, llevaba una libretilla para tomar notas y apuntes, desde algo en un bar a una experiencia dramática. Y parto siempre de una idea muy sencilla y con ella me enfrento al flolio en blanco y dejo que surja el cuento. ¿El tiempo? La noche.
-Tu biblioteca, tus influencias…
-Variada. Vivo con la tensión de que no se puede leer todo. Entonces digamos que me distribuyo. Soy un poco cuadriculado y me repartoo el año. Los primeros meses leo clásicos. Puedo ir desde los griegos (Sófocles) romanos (Virgilio). Y luego a la novela del siglo XIX, que me parece maravillosa, pero muy criticada por el realismo. La literatura de Clarín… El último trimestre literatura de cuento o contemporánea, desde maestros del cuento como Chejov o Cortázar o Monterroso… a escritores consagrados como Updike y españoles como Luis Goytisolo, Trapiello, Javier Matías como ensayista…
CRÉDITOS
La segunda y tercera fotografía están sacadas de Twitter de @socialistasGRX (ver link) y de la concejala socialista @JemiSanchez (ver link)
Gracias