(En la muerte del compañero José Luis Piñero)
18h (maomenos)
Julio de 1990
Polígono Asegra. Peligros
Granada
Redacción de IDEAL
Se abría de golpe la puerta de la Redacción y se escuchaba, implacablemente, repetitivamente, casi como una declaración de principios:
-¡¡¡Buenas tardes!!!, que decía con elegancia Soria, Guillermo Soria, Willy para nosotros pese a que podría ser nuestro abuelo, Sorice para los íntimos, por la firma de sus viñetas mágicas.
–¡¡¡Buenas tardes!!!, repetía la Redacción a coro
–¡¡¡Buenas tardes!!!, insistía Soria, que ya se había adentrado en la Redacción, que entonces no era más que un pasillo infinito, un cosmos, un ecosistema, un vericueto, un galimatías, un patio del Monipodio, es decir, una Redacción.
–!!!Buenas tardes!!!, repetía la Redacción a coro
-Y, como si tal cosa, Soria volvía a repetir, ya más bajito, su ‘Buenas tardes’, todas las veces que se podían repetir hasta que se acomodaba en su puesto de trabajo, en el corazón de aquél camarote de los Hermanos Marx que era Ideal en aquél lúcido, brillante y maravilloso verano de 1990.
El paseíllo tan solo acababa de empezar porque, mientras Soria decía ‘buenas tardes’, Rafael García Manzano, gran redactor de jefe de cierre, irrumpía con una sonrisa pícara y al mismo tiempo combativa justo detrás de él vociferando el clásico «Hala Madrid». La respuesta ya no era tan unánime como en el caso de Soria, ya que había mucho pero mucho aficionado al Barça en aquella ilustre Redacción.
Detrás de Soria y de García Manzano, siempre, entraba José Luis Piñero. Siempre elegante y bien vestido y mejor peinado, con abundante pelo y sus gafas como de concha y una sonrisa perenne que acompañaba a la perfección el humor inteligente y perspicaz de Soria con el cachondeo de periodista de viejo que manejaba Manzano. Una sonrisa que con unos ojos brillantes y agudos siempre te indicaban la que se podía montar en cualquier momento, porque se montaban.
Estos tres tipos, Soria, Manzano y Piñero, fueron en IDEAl todo. Y cuando llegamos aquél verano de 1990 estaban disfrutando de sus últimos años en la Redacción. Quiero decir que no compartimos sus momentos de gloria periodística sino más bien que nos acercábamos a ellos para que nos contaran cómo fue eso de ser periodista, a ver si se nos pegaba algo.
Podría contar miles de anécdotas, clases magistrales, bromas, novatadas y jornadas entre el carnaval y el delirio pero eso lo tendré que hablar primero con Rafa García Manzano.
Lo que sí quiero es que ahora que yo mismo formo parte de la vieja generación de la Redacción, rodeado de toneladas de talento que apenas llegan a los treinta años y que desconocen esta etapa de IDEAL porque ni siquiera habían nacido o estaban en ello, es que gracias a tipos como Soria, García Manzano y Piñero, el periódico IDEAL llegó a nuestras manos. Ellos formaron parte de una gloriosa Redacción que logró que un periódico fundado hacía medio siglo siguiera vivito y coleando, siendo líder indiscutible en Granada y convirtiéndolo en un periódico en el que todo quisqui se mataba por trabajar. Por eso, tengo que darle las gracias.
Y hoy, en este día en que te has marchado, querido compañero José Luis, quiero decirte que me acuerdo de lo que me dijiste tu último día de trabajo en IDEAL. Me invitaste a un café en el bar del polígono y me dijiste: «Me jubilo. Hoy es mi último día. Pero de ti quería despedirme personalmente. Eres un tipo majo».
Piñero, siento no haber podido despedirme de ti personalmente. Pero cuenta con estas líneas de honor y orgullo, también de agradecimiento, por haber compartido espacio y vida en una Redacción mítica en un tiempo que ya no volverá pero que fue.
Supongo, estoy convencido, que el Calderón guardará un minuto de silencio por José Luis Piñero.