Etiqueta: Feminismo

31 días de agosto: Trece Rosas (Día 5)

Que nunca más se borren sus nombres de la Historia

El verano son trece balas
El verano son Trece Rosas
El verano son trece lágrimas
El verano son trece maldiciones
El verano son trece oscuridades
Trece blasfemias
Trece fusiles
Trece cadáveres
Trece gritos
Trece silencios
Trece amaneceres
Trece calaveras
Trece esperanzas para que su nombre no se borre de la Historia.

Hoy se cumplen 80 años del fusilamiento de Las Trece Rosas por el régimen del general Franco. Las Trece Rosas es el nombre colectivo dado a un grupo de trece jóvenes, la mitad de ellas miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), fusiladas por la dictadura franquista en Madrid el 5 de agosto de 1939, cuatro meses después de finalizar la Guerra Civil Española.

El 5 de agosto es Carmen
El 5 de agosto es Martina
El 5 de agosto es Blanca
El 5 de agosto es Pilar
El 5 de agosto es Julia
El 5 de agosto es Adelina
El 5 de agosto es Elena
El 5 de agosto es Virtudes
El 5 de agosto es Ana
El 5 de agosto es Joaquina
El 5 de agosto es Dionisia
El 5 de agosto es Victoria
El 5 de agosto es Luisa

Carmen Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.

Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva.

Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su «novio». La detuvieron cosiendo en su casa.

Adelina García Casillas (19 años, activista). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.

Elena Gil Olaya (20 años, activista). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.

Virtudes González García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo tortura.

Ana López Gallego (21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó «¿Es que a mí no me matan?».

Joaquina López Laffite (23 años, secretaria). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina delComité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.

Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Victoria Muñoz García (18 años, activista). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.

Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

Todos los posts de #31diasdeagosto
-Día 1: Los 400 golpes
-Día 2: A todo gas
-Día 3: The Motorcycle Boy Reigns
-Día 4: On the road

 

Un ataque de mal gusto

CortefielOK

La ‘razzia’ dejó la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada un reguero de mal gusto. Fue un ataque sorpresa que dejó como víctimas la cultura, los monumentos, la educación y, también, el movimiento feminista.

Que una campaña preciosa y necesaria para paliar la lacra de la violencia contra las mujeres acabe estampando y deteriorando monumentos como el pilar de tres caños de la Cuesta del Realejo (1616), o la propia entrada a la Catedral de Granada, no producen sino vómito.

Estos días mencionados de finales de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género, necesario, adecuado, y sin saber quién o quiénes son los autores de estas pintadas sobre el patrimonio y las fachadas y paredes del barrio del Realejo, la Catedral y del Palacio Arzobispal, todos ellos dentro del Plan Centro de protección especial y dentro del ámbito de protección de los Bienes de Interés Cultural (BIC), es hora de decir basta a estos atentados que al final recaen sobre toda la popblación, sobre los propios vecinos del barrio que se ven atacados, y así lo manifiestan, asqueados.