La noticia es de traca, José Antonio Griñán, el presidente de la Junta de Andalucía se pira. Unos dirán que por no sé qué de la transparencia. Otros que deja el barco en marcha. Otros que Olé. Otros insinúan que el caso de los ERE apesta. Otros que si se presentó con 60 años debería aguantar. Otros que…
Designa sucesora a Susana Díaz, no es sorpresa, como ya adelantó mi director Eduardo Peralta en su blog, política sin oficio ni beneficio conocido que está en esto del PSOE-SA desde al menos 1999 saltando de cargo en cargo, orgánico, concejalía o diputada de acá y de acullá, exactamente lo que toda una generación de babyboomers deplora como el mal consentido de esta democracia.
De esta forma, el dedazo de Griñán es como el botellazo que llevó a Ana Botella a su cargo de alcaldesa de Madrid. Pero por partida doble. Susana Díaz no sólo será presidenta de la Junta de Andalucía sin pasar por las urnas, sino que también será la mandamás del PSOE-A tras ganar las no-primarias, como tan bien ha dejado explicado Teodoro León Gross en una columna necesaria.
Señoras que lo ganan todo sin pasar por las urnas. Partidos en los que el baranda se va entre el perfume de una abdicación. Nepotismo ilustrado de todo para el pueblo pero sin las urnas.
En el medio, la mayor crisis que hemos conocido toda una generación desde aquello del petróleo de 1973 y el eslogan «Aunque usted pueda pagarlo, España no puede«.
Y, enfrente, en la Moncloa, los de Bárcenas.
Me duele Andalucía, me duele España
¿Qué piensas de todo esto?