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A las 9.30 de la mañana sale a buscarme don Vicente Aguilera. Asoma su cabeza de senador romano en la Bética -«aires de Roma andaluza en su dibujada cabeza» decía nuestro poeta de Sánchez Mejías cuando lo del llanto-, por entre la puerta de noble madera que da al pasillo repleto de cuadros de excaldes y sofás de cuero repujado sobre un dibujo de empedrado de fantasía. SIn chaqueta, en camisa y corbata y con el teléfono pegado a la oreja. Me dice que pase, elegante.

Yo, paso. Que quiere decir que le hago caso y entro en la planta de gobierno de la Casa Consistorial que ya a esa hora bulle. Se les podrá criticar por muchas cosas, digo yo, pero a las 9.30 de un miércoles de abril, ayer, ahí estaba todo dios currando. Por ejemplo Curro Ledesma, casualidad con el verbo anterior, con quien me crucé y me hizo el mismo gesto que minutos antes me había hecho Vicente Aguilera con la mano para entrar. Luego entré y hablamos de muchas cosas. Algunas se harán realidad y otras no. Veremos.

Me gustaría saber quién les enseña a hacer ese gesto a los del PP. Es autoritario pero cariñoso. Es familiar pero pelín lejano. Es en cualquier caso un gesto muy interesante y gracias a él te plantas en los despachos del poder. El Gesto.

Me siento en la silla que me ofrece don Vicente Aguilera en su despacho, Al menos no está hundida como dicen que otras lo están para que parezcas más bajito y te encabrones. Ésta está a la altura y don Vicente te habla cara a cara y te responde a tus preguntas en los ojos, como Miterrand le respondió a Chirac en aquel debate televisado con el que uno repitió Presidencia francesa y otro la perdió.

Explica pausadamente la nueva ordenanza ‘ordenanza reguladora de la concesión de subvenciones en régimen de concurrencia competitiva’ que gestiona la Concejalía de Participación Ciudadana que dirige.

Más allá del baremo, de los dineros, de la burocracia, del trabajo técnico, político y vecinal, Vicente Aguilera quiere destacar que la nueva ordenanza busca «reactivar el movimiento vecinal».

Y es aquí donde desglosa sus ideas básicas por las que ha peleado: «No quiero que haya asociaciones de primera y asociaciones de segunda». «Quiero que las asociaciones vayan de la mano en la consecución de proyectos para todo el distrito». «No quiero que ninguna asociación que no haga sus deberes permita que se pierda el dinero que tenía destinado». «Ahora podrán cobrar las subvenciones sobre la marcha y no habrá retrasos». «No quiere que el vecino de un barrio se queje, se resuelva su problema y no vuelva a la asociación. Quiero que se le siga escuchando y que se quede». «Hay que aumentar el número de socios y su implicación».

Es el Legado de Vicente Aguilera, ahora que dice que el año que viene se va, un verdadero tratado de Participación Ciudadana en los barrios de Granada que hasta la oposición municipal aplaude, al menos en una parte de su forma de encarar los proyectos en busca del mayor consenso posible.

CRÉDITOS
-De las fotgrafías González Molero, perdón, el Gran González Molero

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