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El Albaicín es como un parque temático maravilloso plagado por albaicineros, los vecinos naturales; los hippies, perroflautas y demás fauna que adornan los rincones con gracia y sabor; y los guiris, esos turistas que visitan el barrio y se dejan la pasta. Todos son bienvenidos, claro está.

Ahora, desde hace un tiempo, hay unos nuevos inventos como surgidos de La Guerra de las Galaxias. Son unos patinetes eléctricos que van conducidos por personas provistas de cascos y chalecos reflectantes con colores chillones. Una serpiente multicolor que, de seis en sies o de diez en diez, recorre las empinadas y estrechas cuestas y callejuelas del viejo Albaicín como una nueva oferta turística, algo que tanto necesita el barrio y Granada misma.

El transporte es revolucionario, estable, ágil, eléctrico. La publicidad de la página web dice que es verde y es parte del futuro cuando se habla de movilidad, tráfico sostenible y de calidad de vida, de integración de vehículos con peatones.

Y en esta dictomía, vehículos y peatones, es donde estos patinetes eléctricos se encuentran y donde nace la polémica.

Los vecinos del Albaicín se quejan de que «están por todas partes», creen que «no son seguros», «avasallan y nos tenemos que echar contra la pared», «van en dirección prohibida».

Al final, la opción verde y ecológica se ha convertido en una molestia para estos vecinos, según critican. Se ha pasado del patinete al patinazo.

Por todo esto, en la última Junta Municipal de Distrito del Albaicín, se volvieron a escuchar las preguntas pertinentes:
-¿Son o no son vehículos?
-¿Qué normas les afecta?
-¿Qué dice la Policía Local?

Y estas preguntas nos hacemos hoy aquí en el blog:
-¿Crees que son buenos estos patinetes eléctricos?
-¿Deberían estár más controlados?
-¿Se hace un buen uso de ellos?