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El Ruido Rosa vuelve. Larga vida al Ruido

«Sí, amig@s, el bar que durante tres décadas ha sido referente del ocio y la cultura musical granadina vuelve a abrir sus puertas, manteniendo el mismo espíritu que nos ha caracterizado desde 1987. Esta nueva etapa coincide con el 30 aniversario del @pubruidorosa, lo que hace que todo sea aún más especial».

Este escueto mensaje en las Redes Sociales ha devuelto sonrisas e ilusiones a todo quisqui en Granada del trasnoche y la birra. Lo explica Juan Jesús García en su crónica de hoy del IDEAL: «Treinta años debía de cumplir este invierno el legendario garito de ‘rock and roll’ Ruido Rosa. Pero en primavera, Víctor García Lapido, su propietario entonces, comunicaba abruptamente que arrojaba la toalla ‘rosa’: ‘Nuestro empeño ha sido difundir la cultura musical en todas sus formas, contribuir a crear una escena musical alternativa a la corriente mayoritaria y también, por supuesto, hacer de Granada una ciudad más divertida. Pero nos vemos obligados a decir adiós. Han sido tres décadas en las que hemos formado una gran familia en torno al Ruido Rosa, un lugar en el que nos hemos visto reír y llorar, amar y odiar, cantar, disfrutar en la búsqueda constante del mejor arte. Tras las puertas del Ruido hemos sido capaces de crear un pequeño espacio para la libertad, pero ahora esa libertad no es posible’. Un pequeño texto que provocó un huracán de opiniones y manifestaciones de adhesión, tantas que no cabrían ni en diez Ruidos Rosas».

El final de la crónica, asimismo, para enmarcar: «En esta nueva etapa, que comenzará mañana con el olor a pintura fresca todavía desprendiéndose de las paredes, se pretende entrar a formar parte del circuito Granada Ciudad del rock y programar sus habituales conciertos en ‘petit comité’ «en la medida que la legalidad lo permita, y si todo juega a favor el Ruido volverá a ser el escenario más cercano de la ciudad», concluye Vela, rodillo de Titanlux en mano. A Ruido muerto, Ruido puesto. Larga vida al Ruido».

Hay que recordar las razones por las que el Ruido Rosa decidió cerrar sus puertas: «Las razones del cierre del Ruido Rosaestán cristalinamente explicadas por los propietarios y trabajadores en el comunicado publicado esta mañana de martes en Facebook con el título ‘Esta no es manera de decir adiós’. Lo desgranamos en una serie de píldoras que dejan claro que las administraciones, Ayuntamiento de Granada y Junta de Andalucía, son las señaladas como culpables directas del cierre, por su “afán recaudatorio”, por sus gestos destinados a complacer al “turismo”, en clara referencia crítica al proyecto ‘Granada Ciudad del Rock’, del que dicen que tiene que proteger y no destruir el tejido musical existente en la ciudad: “El apoyo a la escena musical de nuestra ciudad no debe consistir sólo en gestos y proyectos de cara al turismo”, escriben.

Adiós a los funerales, hola a los bautizos, nos vemos mañana en el Ruido Rosa. Larga vida al Ruido.

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¿Cómo se le ocurrió escribir su vida? ¿O ‘se lo ocurrieron’?
–‘Me lo ocurrieron’. Yo siempre he tenido interés en en contar algo de mi vida porque considero que no era una vida muy normal. A mí me daba mucha pereza ponerme a escribir, pero Holden Centeno me vino con una propuesta editorial y vi el momento ideal.
El viñetista Romeu llamó a su autobiografía ‘Ahora que todavía me acuerdo’… ¡tiene una memoria privilegiada!
–Perfecta. Me acuerdo perfectamente de todo y no solo me acuerdo de los hechos, también hasta de los escenarios de cada suceso. Podría recordar perfectamente incluso el mobiliario de todos los sitios donde me han sucedido las cosas que cuento, tengo una memoria fotográfica privilegiada.

 

 

Lágrimas rosas

Mucha gente viene a Granada y lo primero que visita antes que la Alhambra es el Ruido Rosa. El local, que acumula casi tres décadas de birras y canciones, está ubicado en la zona de Pedro Antonio de Alarcón, en la calle Sol, y ha anunciado su cierre esta mañana. En Facebook y para desolación de todos los que fueron, todos los que van y todos los que tenían pensado visitarlo.

Natalia, camarera del Ruido, DJ y cantante de Dolorosa, un grupo indie con muy buenas pintas, no puede dejar de llorar cada vez que se da cuenta de que cierran el garito: “Nunca he llorado tanto”. “Nueve años en la barra es mi vida”. “Es una injusticia”. “Luego dirán que si-sí y que no-no”. “Mierda”. Y sigue con sus lágrimas rosas y te das cuenta de que nadie llora como llora Natalia el Ruido Rosa. Su cierre.

Son las lágrimas de dos generaciones, la que se reunía en los años noventa, cuando el local estaba pintado de rosa y tenía la barra a la izquierda. Y la siguiente, la que el año pasado siguió con pasión la ‘Maniobra de Resurrección’ de 091 y dos décadas después se seguía reuniendo en el mismo local, esta vez con las paredes pintadas de verde oscuro y la barra a la derecha.

Dice la leyenda urbana que es cierta que los músicos que han hecho famosa esta ciudad de Granada se reúnen en el Ruido aunque nadie les vea. Que se han reunido siempre. Y es cierto. La última noche que me dejé caer por el Ruido bajé los escalones y tras cruzar la puerta me topé con J de Los Planetas y al escuchar el riff de guitarra que se abría paso por los altavoces le confié: “Sólo tú y yo en el bar sabemos que es Hendrix”. Se descolgó dos segundos de la nube, enfocó la mirada y sonrió.

Una vez abierto el puto baúl de los recuerdos tendré que contar que en esos mismos escalones me estrechó la mano un tipo llamado Joe Strummer. En un spanglish gutural me soltó un “Hola, tío”, y le pedí un autógrafo. Es la única persona a la que le he pedido un autógrafo. Y la última. Luego nos pusimos a fumar a beber y a bailar y brillaba entre todos el bueno de Jesús Arias, el amigo del líder de The Clash, que nos lo presentó.

Hay muchas más historias que contar. Seguro que cada uno de vosotros, cada una de vosotras, tiene la suya. Si te apetece, puedes compartirla en los comentarios y contamos entre todos la historia de un bar que es, fue y será como Roma cuando el Imperio, una idea. Que es el lugar donde vive el alma y la música, el amor y nuestra juventud.

El comunicado publicado en Facebook, completo:  “ESTA NO ES MANERA DE DECIR ADIÓS. Sí, amigos, durante los últimos 30 años hemos intentado hacer de Granada una ciudad mejor. Nuestro empeño ha sido difundir la cultura musical en todas sus formas, contribuir a crear una escena musical alternativa a la corriente mayoritaria y también, por supuesto, hacer de Granada una ciudad más divertida. Pero nos vemos obligados a decir adiós.

Han sido tres décadas en las que hemos formado una gran familia en torno al Ruido Rosa, un lugar en el que nos hemos visto reír y llorar, amar y odiar, cantar, disfrutar en la búsqueda constante del mejor arte. Tras las puertas del Ruido hemos sido capaces de crear un pequeño espacio para la libertad, pero ahora esa libertad no es posible.

No queremos despedirnos sin dedicar un recuerdo muy especial para los que se quedaron en el camino, para los que de un modo u otro habéis trabajado en el Ruido, y a todos los que asiduamente o de vez en cuando os apoyasteis en nuestra barra, vosotros lo hicisteis grande. Y, cómo no, a todos los artistas que os subisteis a su pequeño escenario, a todos muchas gracias por vuestro arte, gracias y adiós.

Adiós porque esto muere, desaparece, se pierde por el empeño de las administraciones en aplicar leyes que impiden el desarrollo de actividades musicales en locales como el nuestro.

El apoyo a la escena musical de nuestra ciudad no debe consistir sólo en gestos y proyectos de cara al turismo. Al menos habría que cuidar que no se destruya el tejido musical ya existente.

Teníamos una larga lista de actuaciones para este año, pero la estricta normativa y la presión de las sanciones han terminado por asfixiar uno de los últimos templos de la música granadina. El Ruido cierra sus puertas para siempre.

En estos 30 años hemos visto pasar por el Ayuntamiento de Granada todo tipo de opciones políticas, todas con un denominador común: la constante persecución a la música en cualquiera de sus manifestaciones. Tres décadas de constantes normativas, tanto del Ayuntamiento de Granada como de la Junta de Andalucía, que limitan, vigilan, presionan y hacen imposible el desarrollo normal de cualquier actividad. Claro está, con un claro y desbocado afán recaudatorio.

En el Ruido se ha movido buena parte de la escena musical granadina, y ellos lo saben. Hemos sido la contracultura, los que contestan, los que no se callan, y eso no les gusta.

Esto es lo que está pasando realmente en Granada, «la ciudad del rock», la misma que entierra sus rios, mata a sus poetas y ahora también calla su música.

Esta vez ganan ellos, pero a veces hace falta un cadáver para que empiece una revolución. Pues bien aquí, lo tenéis.

Hey hey, my my, rock & roll will never die!

RUIDO ROSA”.