El ‘villarato’, mejor en la cárcel

 

El ‘villarato’ es un término acuñado por muchos españoles que venía a significar la conjunción del poder omnímodo y autoritario de una persona, su permanencia en el cargo y cierto tufo de corrupción ‘furbolera’ en beneficio propio, que es lo que parecen haber descubierto ahora los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil respecto a Ángel María Villar. La ciudadanía crea palabras, multiplica su uso y demuestra que va por delante de la Real Academia Española, que se limita después a aceptar y bendecir la entrada en su diccionario. El ‘villarato’ es mejor que haya ingresado antes en la cárcel y se aleje del DRAE.


El todavía presidente de la Federación Española de Fútbol lleva 29 años en el cargo, una barbaridad desde todos los puntos de vista. Recupero la famosa frase de Lord Acton, escritor e historiador inglés quien afirmó: «El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». Ejercer el poder durante tanto tiempo hace que las personas se crean todopoderosas, invulnerables y ejerzan la impunidad, hasta el punto de violentar las votaciones democráticas para perpetuarse a costa de prebendas, conseguir votos y ser reelegidos.
Ampararse en la gran época de triunfos de la selección española, ganadora de un Mundial y dos Eurocopas, no podía ser argumento para justificar lo injustificable o ponerse de perfil ante prácticas corruptas, que todo el mundo sospechaba y que por unas razones u otras no afloraban, al igual que se percibía con Cataluña y que ha provocado esta semana que la Guardia Civil entrara en las sedes del Gobierno y Parlamento de Cataluña en busca de documentos, no por el tema del independentismo sino por pura y dura corrupción, el caso del 3 por 100 de las comisiones.
Sobre el soberanismo hemos conocido este viernes un dato positivo, que desciende el número de catalanes favorables a la secesión, según sondeos y a dos meses del 1 de octubre. Pero lo más importante lo escuchamos este viernes después de la reunión del consejo de ministros, el Gobierno examinará semana a semana los gastos para que no se desvíe ni un sólo euro para organizar la citada consulta. No hay duda, si el referéndum es ilegal, los fondos económicos o el desempeño de los funcionarios que lo favorezcan o se dediquen a ello también se saltarán la ley y quedan sometidos a su aplicación.
Por último, conmoción ha causado el suicidio de Miguel Blesa, que cada uno puede interpretar de la manera que quiera, si forzado por su mala conciencia, la presión o debilidad, pero tras una trayectoria en su etapa como presidente de Caja Madrid poco ejemplar y rodeada de ese poder que da el dinero. Lo malo es cuando se maneja de mala manera el que no es propio sino público, de todos los ciudadanos. ¿No les parece?