Cuando el burro coge la linde

No ha habido investidura de Puigdemont. No podía ser de otra manera tras la decisión unánime del Tribunal Constitucional. El presidente del Parlamento catalán aplazó la convocatoria del pleno, pero eso no ha logrado otra cosa que fracturar a los independentistas, entre quienes creen que hay que presentar a otro candidato y los que persisten en seguir por la linde. El propio Puigdemont es capaz de escribir al día siguiente varios mensajes entre los que reconoce que «el plan de Moncloa triunfa» y que «los nuestros nos han sacrificado». El gran ‘scoop’ periodístico de Tele 5, fruto del despiste o de la intención del diputado de ERC Toni Comin, da igual, revela no sólo la debilidad del propio personaje sino también su obsesión enfermiza por seguir la linde que le conduce al precipicio.


Además de la crisis catalana, el gobierno del Partido Popular tiene otro frente abierto, la economía del empleo. Los datos del paro conocidos esta semana no son nada halagüeños, el peor mes de enero desde 2015, aunque Rajoy haya adelantado que elevará al 2,5 por 100 la previsión del Producto Interior Bruto para este 2018. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también se muestra muy optimista en la entrevista concedida a IDEAL sobre la coyuntura económica. Considera que el crecimiento que vivimos es el más sano y de más calidad desde hace muchos años. Es la razón por la que se ha atrevido a abrir la olla de la financiación autonómica, precisamente sobre la que la presidenta de la Junta, Susana Díaz, mantiene la mayor presión. Como la comisión en el Congreso sobre el modelo territorial muy posiblemente no conduzca a ninguna parte, quizá el traspaso de fondos a todos las autonomías y sus habitantes sea el cauce para embridar con soluciones políticas gran parte del problema catalán. Montoro ha dicho a este periódico que el sistema tiene que ser equitativo también para Cataluña. Naturalmente. Y para La Rioja, Murcia, Extremadura, Galicia… La clave es encontrarlo. La situación minoritaria de un ejecutivo y la fragmentación existente en el Parlamento podrían favorecer que se encontrara el consenso necesario entre todas las fuerzas. Esperar a una mayoría absoluta no tiene sentido, han pasado a la historia de este país, ni tampoco perpetuar el actual sistema que no parece convencer a nadie.
Otro movimiento del Ejecutivo conocido estos días ha sido su disposición a reducir la jornada de 35 horas para los funcionarios, iniciativa que intentó la Junta pero frustrada por el Constitucional. Montoro ha empezado por hablar de los funcionarios que trabajan a turnos. En eso hay que reconocer el tanto político de Susana Díaz de anticiparse en algo que caerá como fruta madura. A la espera de saber si Puigdemont se aposente o no en esa mansión de Waterloo, con un alquiler de 4.400 euros al mes, lleva camino de la misma derrota que en aquellos parajes sufrió Napoleón en 1815, que puso fin al Imperio de los Cien Días, justo el tiempo que van a cumplir ya Oriol Junqueras, el ex consejero de Interior Forn y los Jordis a la sombra. Les pasa por seguir por la linde, como empecinarse en otras elecciones después de no haber sido el candidato más votado. ¿No les parece?