Ricardo acaba de cumplir cuarenta y cinco años. Aún se siente joven para mantener la misma actividad física que lleva practicando desde su época universitaria. Tiempo en el que hizo amistades que todavía conserva y con las que comparte aficiones y, en el caso de Manuel, el mismo trabajo.
Tener un despacho laboralista les ha propiciado en los últimos años más clientes de los que hubieran imaginado cuando Manuel y él decidieron aventurarse como profesionales liberales. No se identifican con ideología alguna, aunque se sienten más progresistas que conservadores.
Ganan suficiente dinero para vivir cómodamente y no son partidarios de invertir en bolsa sus ahorros ni de contratar productos complejos, como los fondos inversión o los estructurados financieros. En este sentido, no les gusta correr riesgos.
En el ámbito tecnológico, recientemente han modernizado el despacho implantando sistemas de gestión documental y de procesos administrativos, basados en el modelo SaaS (Software como Servicio), con el que están bastante satisfechos aunque no entienden muy bien cómo funciona y sienten cierto recelo al pensar que todo su trabajo esté en la “nube”.
Su relación con la banca es bastante sencilla, limitándose a los productos imprescindibles, tanto en sus ámbitos personales como profesionales. La banca por internet ha sido un pequeño alivio pues les evita pérdidas de tiempo y de confianza para visitar la oficina cercana, porque cada vez que acuden les atiende alguien diferente.
Las nuevas TIC las han descubierto paulatinamente. Motivados por la necesidad de no quedar atrás con respecto a las capacidades tecnológicas de sus hijos, han ido mostrando una verdadera afición a las redes sociales y al uso de dispositivos móviles para dar respuesta a diversas necesidades. Como realizar consultas en internet, ultimar algún trámite con la administración en cualquier lugar, recomendar los últimos vídeos de aventura a sus amigos, comprar las entradas para el teatro o reservar mesa para cenar el fin de semana.
Ricardo y Manuel no están en el perfil de los tecnófilos ni en el de los compradores compulsivos, pero para resolver cuestiones domésticas han adoptado con naturalidad prácticas dependientes cada día más del uso del smartphone o la tablet. Fundamentalmente por comodidad y seguridad, y por el ahorro que les supone aprovechar los descuentos en cupones y las promociones de comercios cercanos que les llegan cuando activan el geolocalizador. También han descubierto que les gusta formar parte de una comunidad que intercambia información de actividades de interés compartido; sienten que pertenecen a un grupo más amplio que el de los amigos de toda la vida.
Ricardo y Manuel se han convertido en usuarios multipantalla porque, para aprovechar el tiempo en el metro o para asegurarse una mejor adquisición, han terminado por combinar varios dispositivos fijos y móviles para hacer una tarea laboral o comprar ropa por internet, o pagar con el móvil en el comercio del que han recibido una oferta de 2×1.
Y aunque no son de la generación de los juegos por ordenador, algunas aplicaciones sí que se las han instalado para retar a los amigos o para mejorar algunas capacidades intelectuales y, sobre todo, para estar en permanente contacto mediante app’s gratis de comunicaciones.
Ninguno de los dos ve mucha televisión por el poco tiempo que disponen y porque les fastidia tragarse tanto anuncio que no les interesa lo más mínimo. Ahora aceptan con indulgencia la publicidad que reciben en el móvil porque se refiere a propuestas que les resultan de interés y las consideran no intrusivas.
Ambos son personas normales, como usted y como yo, que juntos conformamos una población que, a nivel nacional, nos caracterizamos por (*):
- Ser 27 millones de usuarios de smartphones.
- Pertenecer al 78% de usuarios que le dedicamos más de una hora al día a acceder a Internet a través del móvil y solemos consultarlo una media de 34 veces al día para acceder al correo electrónico (82%), leer los mensajes (78%), navegar (74%) y leer noticias de actualidad (60%).
- Afirmar que utilizamos diversos dispositivos en el mismo día (98%) y asegurar que utilizamos diferentes pantallas de modo secuencial para completar una tarea (90%).
- Instalar app’s de comunicación (83,9%), correo electrónico (80,5%) y redes sociales (70,3%).
- Investigar con el smartphone sobre productos (80%) y realizar compras con él (25%); casi dos tercios lo hacemos al menos una vez al mes.
- Estar dispuestos a pagar con el móvil (42%) en los comercios que tienen terminales adaptados (40%); el 56% ya lo hemos utilizado en eCommerce, aunque sólo el 1% tengamos una aplicación específica para mCommerce.
- Ser conscientes de que el gasto en publicidad móvil aumentará más del 50% y la publicidad basada en la geolocalización será el objetivo principal de las empresas.
- Aceptar que las ofertas en tiempo real (RTB) crecerán más del 38%.
(*) Informe Ditrendia 2014: Mobile en España
En este escenario “mobile”, Ricardo y Manuel sólo están dispuestos a afiliarse a servicios relacionados con marcas financieras de confianza. Pero ¿cuántos bancos pueden despertarles ese sentimiento? Sólo aquellos que hayan nacido como entidades digitales y entre sus objetivos no esté la especulación para lograr beneficios fáciles.
José Manuel Navarro Llena
@jmnllena