Déjame que te hable de aquellas casetas, y de aquellos caseteros. De aquellas noches de fiesta bajo las telas de colores; de aquellos platos tan ‘flamencos’ y de aquellos días en los que el calor nos invitó a beber algo fresquito. Déjame que te cuente de la feria aquella en la que volvimos a ser felices.
Finalizó el Corpus de 2014. Para muchos habrán sido algunos días de fiesta, para otros una semana entera de diversión, y para los caseteros los días más esperados del año. Yo, sin ser casetero pero considerándome uno más de ellos, he podido vivir esa semana de ocho días de forma intensa, de caseta en caseta, empapándome de todo lo que conlleva la feria y añadiéndole, además, unas cuantas horas de trabajo delante del ordenador y micrófono en mano.
¿Cómo ha sido para mí la semana, cómo ha sido mi feria? Creo que casi la he contado al completo ya, hora a hora, entre las páginas de IDEAL, los videos de ideal.es y los mensajes en redes sociales (a todo ello os remito). Pero, tal vez, ahora llegue el momento de hacer balance de todo lo vivido. De todos modos, no me preguntéis si éste Corpus ha sido mejor o peor que otros. A las ferias les sucede como a los amores, nunca un amor sustituye a otro, lo sucede, pero no lo sustituye. Cada Corpus se vive de un modo distinto, aunque a veces parezca que se hace lo mismo de siempre. Cada feria es distinta, tiene nombres nuevos, deja momentos irrepetibles y hace que, siempre, la nostalgia se apodere al marcharse.
En el mundo cofrade, ese que tan bien conozco, cuando pasan los días grandes se hace no solo balance de lo vivido en la calle, sino que también se escoge el mejor cortejo, la cuadrilla que presentó un andar más airoso, el exorno floral más conseguido, el estreno más destacado… ¿Y si, a nivel personal, hago yo lo mismo con mis vivencias de la feria?
Estos bien podrían ser mis premios del Corpus 2014:
– Mi mejor momento del Corpus:
Lunes al mediodía, compartiendo tertulia con numerosos amigos en la caseta municipal en el concurso de tapas… y con alguna cervecita de por medio.
– Mi momento más tradicional:
Paseo a caballos con Edu Casas y Jacin Sánchez, de Carambirubí.
– La mejor comida casetera:
Flamenquín de la caseta La Cayetana. Riquísimo, con una salsa excepcional. Preparado por Rubén, del restaurante El Fogón del Negrillo, de Atarfe.
– La bebida que más me refrescó:
Pepelimón de la caseta La Rehuerta, (lástima que solo me invitaran a tomarlo un día… porque cómo refrescaba).
– La caseta que vi más animada:
Carambirubí, horas y horas de animación con gran lleno de visitantes.
– La caseta que sentí más acogedora:
La Chicuelina, llegué a sentirme como en casa.
– La caseta que vi más bonita:
Llena que nos vamos al Carrete, me sorprendió especialmente su luminosidad y fresquito. Decoración sencilla pero muy conseguida.
La Chicuelina, que demostró que con telas, imaginación y colorido se puede crear el ambiente más agradable.
– La caseta que noté mejor decorada:
La Polvarea, por mantener la creación de ‘decorados’ que antes caracterizaba a las casetas.
– Las casetas, no tradicionales, que más me gustaron:
La Gaviota y La Rebotica.
– El acto más simpático:
El desfile legionario de El Farol, con su degustación de leche de pantera.
– El momento más clásico de la feria:
El concurso de arroces de Los 17, (no pierde su encanto y tradición).
– Momento para recordar:
El buen rato de tertulia el sábado al mediodía en La Chicuelina.
– Momento cofrade del Corpus:
Noche de sábado. Apagón en la calle La Caña. Alguien me grita desde la puerta de una caseta: “Fernadoargüelles, ¿es que viene la procesión del Silencio ahí detrás?”
– Mis caseteros favoritos:
Ramón Marín y Juan Antonio Muñoz.
– Mi ‘gitana’ favorita:
Este año, María Francés con su traje diseñado y confeccionado por ella misma.
– El reencuentro que esperas…
Con Edu Casas, Manu Cuerva y Jacin Sánchez, en Carambirubí.
– Para no olvidar…
La gente nueva que he conocido este año, especialmente los socios de La Cayetana y algunos ‘chicuelinos’.
– Mejor lo olvidamos…
Pues una caseta donde, a pesar de la publicidad dada, no fueron ni para ofrecernos una cerveza…
Que conste que, si por mi fuera, organizaba una gala en el Carmen de los Mártires y entregaba todos los premios… y hasta lo celebrábamos luego. Por cierto, vaya desde estas líneas mi agradecimiento a todas las casetas donde fui bien recibido, donde tuvieron el detalle de invitarme a un refresco o una cerveza, donde me sacaron un plato de jamón, un pinchito o alguno de esos ricos platos caseteros. Gracias a todos los que me digísteis aquello de ‘aquí tienes tu casa’… De todo corazón, gracias.
Y para terminar, un deseo y un brindis. El deseo, que dentro de once meses pueda volver a reencontrarme con todos vosotros, y con los que se sumen a ésta feria nuestra que ya se ha convertido en pasado. Y el brindis va por Ramón, Jacin, Edu, Manu, Juan, Raúl, Carlos, Javi, Román, Joel, Rubén, Juanjo… y esos buenos jóvenes caseteros. Seguro que a todos os pasó como a mi el sábado, que le pedimos a la feria aquello de ‘no te vayas todavía…’
Y para recordar este Corpus, pulsa aquí: No te vayas todavía