“Noticias y Actualidad”
Nuestra amiga y colaboradora Carolina Roero Gutiérrez, Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Gestora Deportiva, nos ha enviado este artículo referente a la publicación de un nuevo libro que trata sobre el Albayzin. Este volumen, obra de Julio César Cabrera Medina, reflexiona sobre la re-construcción del Albayzín, el modelo para interpretar el cambio social en un entorno urbano, la economía, la heterogeneidad cultural, o el espacio de ocio, entre otros aspectos.
“La re-construcción material y simbólica del espacio urbano. El Albayzín de Granada, patrimonio de la humanidad”, es el título del libro de Julio César Cabrera Medina, publicado por la Editorial de la Universidad de Granada, este libro aparece en la colección ‘Biblioteca de Ciencias Políticas y Sociología’ que dirige el profesor Juan Montabes Pereira.
El Albayzín ha sobrevivido porque las características de su asentamiento geográfico, adecuadas para la época que lo vio nacer y crecer, y la significación social negativa atribuida hasta época reciente, lo dejaron al margen de la modernidad del desarrollo urbanístico e industrial. “El barrio fue centro histórico de alto componente afectivo y simbólico, pero en la actualidad es más histórico que centro, y su ubicación en la colina, así como la re-valorización de este tipo de espacio urbano, lo sitúa como objeto de estudio para el análisis de los complejos procesos de transformación social”, dice el autor, Julio César Cabrera Medina, quien asegura, por otra parte, que “es precisamente este abandono y posición marginal al desarrollo de la ciudad lo que ha permitido su conservación-transformación. Al quedar al margen de los planes urbanísticos de remodelación de la ciudad se ha conservado, pero también al quedar fuera de ellos el Albayzín ha sido construido por los propios albayzineros, como ha reconocido la UNESCO al nombrarlo Patrimonio de la Humanidad”.
Nuevo mito de ciudad
El Albayzín ha reunido las condiciones para convertirse en un nuevo mito de la ciudad -aspecto éste al que el autor dedica especial atención- al manifestar lo que ésta ha sido, en su patrimonio, en sus hábitos sociales y ciudadanos, representando su pasado, su presente y su futuro.
Según el autor de este libro: “El mito Albayzín presenta diferentes rasgos fundamentales: el componente mítico de su población homogénea, el mito administrativo, el mito económico y el mito de las relaciones comunitarias”.
En este contexto y durante las últimas décadas, el sentir generalizado de los granadinos -siempre según Julio César Cabrera- es que el barrio se encuentra en muy mal estado, en situación de profundo abandono y deterioro. La presencia continua en los medios de comunicación contribuye a difundir esta imagen, fortaleciendo el mito y uniendo a los habitantes de la ciudad que reclaman su recuperación.
“El mito Albayzín -continúa el autor del libro- queda establecido como una determinada forma de organización social inexistente pero con repercusiones sobre la realidad ya que simplifica la complejidad y permite actuar sin necesidad de replanteárselo todo de nuevo. El mito se constituye en una vacuna contra el temor que inspiran los imprevistos cambios sociales que afectan a las relaciones de proximidad física, de apoyo mutuo, de interacción cotidiana que se transforman en las actuales formas de relación social”.
Gracias Carolina por aportarnos este artículo que sintetiza esta publicación de Julio César Cabrera Medina, quien aporta nuevas visiones sobre la ciudad histórica… y a quien ofrecemos las páginas de este blog para sus comentarios y otras aportaciones.
ras la expulsión de la población judía de granada, allá por el 1492, Fernando el católico manda demoler el barrio de la judería, (barrio del realejo), iniciando así una importante transformación urbana de nuestra Granada. A partir de este momento, el objetivo fundamental de los pobladores cristianos es transformar la ciudad en una ciudad castellana, adaptar los espacios y calles a sus nuevos usos y costumbres, quisieron destruir todo elemento propio de la ciudad musulmana, sobre todo la estrechez y el laberinto callejero.
¡Gracias a Dios! Y nunca mejor dicho, el objetivo no fue conseguido, la trama urbana se conservó, aunque eso de adaptar los nuevos usos y costumbres “cristianos” a dicho entramado árabe, aun está por llegar.
Hace unos veranos, he tuve la posibilidad de descubrir la ciudad de Atenas, punto de encuentro entre oriente y occidente, como fue Granada en su día, y ciudad de encuentro de culturas, origen del pensamiento occidental. Allí, el barrio de Plaka, (el cual se podría comparar con nuestro albaicin) de viviendas cúbicas, encaladas y de tortuosas callejuelas, forman parte de la herencia que dejaron los habitantes de Anafi, una isla de las Cícladas, que fueron utilizados como mano de obra barata en la construcción de Atenas después de la independencia. Su belleza destaca especialmente, cuando las paredes de sus diminutos jardines aparecen cubiertas de latas de aceite pintadas de vivos colores, convirtiéndose en improvisadas macetas desbordantes de flores. Donde las parras, cubren partes de calles, procurando sombra en las horas más calidas, donde en todos los típicos bares, lo primero que se hace nada más sentarse el cliente, es llevarle un buen baso de agua fresquita y después es cuando se le pregunta que es lo que quiere tomar. Y a cada paso, una pequeña tienda, de artesanía, joyas, o lo que sea, porque para gustos no hay nada escrito.
Ahí esta la diferencia con nuestro albaicin, todas sus calles tienen vida, pues generaciones y generaciones de personas han seguido viviendo y “usando” este barrio. Y es que el mejor uso para un lugar de estas características es el de “zoco”, pues esto atrae a la gente, y gente es lo que necesita el barrio, pues la carencia de vida lo llega a hacer inhóspito, mas que pintoresco estando en cada esquina expuesto a cualquier peligro, como el intento de atraco al que nos vimos expuestos varias personas el pasado sábado, pero eso los guiris ya lo saben, vienen con el cuento aprendido de su país, pues hasta se lo dicen los guías. Pero muchos siguen cayendo y si no que le pregunten a la policía.
Nosotros seguimos con lo nuestro, intentado, mantener esa foto idílica y pintoresca del albaicin, intentando conservar dicho lugar que no es poco, pero, olvidando cosas, como las que ya decía John Ruskin, escritor, critico de arte y sociólogo en el siglo 19: el principio de los tiempos modernos, aplicado sistemáticamente por los constructores y promotores, consiste en descuidar los edificios y luego restaurarlos, para así dar trabajo.
Gracias Saul por tus sugerentes reflexiones…
Afortunadamente cada vez esta mas claro que el barrio es la escala mas adecuada para la vida en las ciudades: equipamientos, comercio, vida social… deben tomar esta ámbito intermedio como referente… Y además los barrios históricos tienen otros valores añadidos: patrimoniales, ambientales.. Pero sobre todo son sus gentes el principal patrimonio y recurso, por ellocualquier politica urbana de revitalización debe partir del mantenimiento, del realojo, de la población originaria.
tienes toda la razon juan carlos, la revitalizacion viene de mano del mantenimiento y realojo de la poblacion originaria.
un saludo