Hoy publicamos un articulo bastante interesante que fue publicado recientemente en “La Ciudad Viva” que para quien no la conoce aun es una iniciativa de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda que se inscribe dentro de un proyecto político de mejora de la habitabilidad urbana y territorial, a través del diseño social, sostenible y productivo de los espacios públicos y domésticos de nuestras ciudades. Esperamos que disfrutéis del Articulo:
Del “Ensayo sin Palabras” de Bogdan Bogdanović. Fuente: Mudito&Co.
Recientemente se ha escrito mucho aquí en La Ciudad Viva, acerca de a relación entre la arquitectura, la ciudad y temas como la vigilancia en las ciudades “trumanizadas”, o las píldoras del miedo en los espacios totalmente planificados, todo esto enfocado en su relación con los conflictos urbanos. Los recientes acontecimientos en Túnez, Egipto y Libia [entre muchos otros] han puesto en relieve nuevamente conceptos como urbicidio o la “arquitectura del miedo”.
Por esto hemos pensado que es un buen momento para hablar del trabajo de Bogdan Bogdanović, en particular de los textos recogidos en sus libros La Ciudad y La Muerte y La Caja de la Memoria. Bogdanović era un intelectual y arquitecto de Belgrado, ciudad de la que fue alcalde entre 1982 y 1986. En 1993, durante la guerra, se exilió en Viena, donde vivió hasta su muerte. Como el mismo apunta en la introducción de su libro:
Quería, en el marco de la hipotética “memoria antropológica” universal, conmemorar la guerra y la muerte, los vencedores y los vencidos y, por supuesto y ante todo, la indestructible alegría de la vida. Entonces creía en ello.
En estos textos, nos vemos ante la disyuntiva de responder a la pregunta ¿Estamos a favor de la ciudad o en su contra?. Las ciudades provocan en nosotros un sinfín de sentimientos encontrados. De igual manera en que se puede llegar a “amar” el barrio en el que se vive, también hay espacio para miedos, rechazo e incomodidades cuando pensamos en nuestro entorno urbano.
Mapa interactivo de las protestas en Tahir. Fuente: BBC
A Mapped Timeline of Egypt’s Revolution in Tahrir Square. Fuente: The New York Times
Por todo esto, no es raro encontrar en los diferentes medios que se han hecho eco de las revueltas que mencionabamos anteriormente, análisis no solamente de los hechos políticos y económicos, si no también estudios urbanos de estos acontecimientos. En en este contexto y teniendo en cuenta como los conflictos políticos afectan de forma profunda nuestras ciudades, es en donde Bogdanović nos aclara que muchos de los problemas actuales no vienen de lo que el llama “urbano-odio”, si no por el contrario, de un febril amor hacia las ciudades, que provoca grandes migraciones hacia ellas y por consiguiente, el deseo económico y político de dominar a estas grandes poblaciones.
Hay una problemática generada por las diferentes formas que tenemos de percibir las ciudades, lo que impide un pleno acercamiento entre los seres humanos que las habitan. Es esta idea que cada uno de nosotros tenemos de la urbe la que define el límite fisiológico en la percepción del entorno. Bogdanović define esta idea de la siguiente manera:
La idea de que la ciudad en general y de que cada ciudad en particular es un sistema metafórico complejo, profundamente entretejido en la consciencia del hombre civilizado, abre, en circunstancias de una crisis trágica de la urbe, una pregunta de mal agüero que no hay manera de evitar. Todos conocemos qué ha aportado al hombre el nacimiento de las ciudades pero ¿sabemos, en realidad, o intuimos siquiera, qué puede depararnos su desaparición?
¿Tendremos que aprender a “leer las ciudades” para evitar que desaparezcan? Bogdanović pregunta ¿Cómo, entonces, volver a iniciar procesos sanos para que las ciudades retornen a la medida de “la voz humana”?
De “La Caja de la Memoria” de Bogdan Bogdanović. Foto por dpr-barcelona
Del “Ensayo sin Palabras” de Bogdan Bogdanović. Foto por dpr-barcelona
El arquitecto israelí Tali Hatuka comenta que “Los espacios públicos son el único lugar en el que la gente se siente real y físicamente unificada”, además añade que ha estado investigando el vínculo entre el diseño urbano y este tipo de protestas desde mucho antes de la reciente agitación en Oriente Próximo. “Con tantas protestas sucediendo actualmente, el elemento físico es fundamental para enriquecer el sentido de unión y solidaridad en la sociedad.”
De acuerdo a Jenara Nerenberg en el mismo artículo, los planificadores urbanos pueden ayudar a promover una mejor democracia a través de un diseño de espacios públicos, de libre acceso incluso para los periodistas, tema muy polémico tras los sucesos de esta semana en Libia.
Podemos ver en la imagen superior, que resulta muy sugerente, como el mismo espacio urbano puede ser utilizado para actividades aparentemente tan dispares como pueden ser una protesta masiva o un momento de oración. Todo depende de “la lectura” que el ciudadano haga de un mismo espacio público.
Si continuamos la lectura de La Ciudad y La Muerte, nos encontramos con el siguiente texto, a propósito de lo mencionado anteriormente:
“… es necesario, para empezar, construir las pequeñas “ciudades dentro de la ciudad”, dentro de las mentes de la gente. Se dice, con gran sabiduría, que la unión hace la fuerza […] Por esto propongo lo único que en este momento sé: al hombre, a la gente, a todos nosotros, alguien nos tendrá que enseñar el arte olvidado de ‘leer las ciudades’.”
Aunque los textos de Bogdanović fueron motivados por su experiencia personal en la Guerra de los Balcanes, en particular en el caso de Serbia que sucedieron entre 1991 y 2001, hemos querido mencionarlo por lo cercanos y descriptivos de los casos actuales. Pero queremos ser optimistas y planteamos que podemos recuperar para nuestras ciudades mediante esta nueva lectura propuesta por Bogdanović, por eso queremos terminar este post con una última cita que nos hace reflexionar acerca de la percepción que puede tener un niño acerca de “la ciudad” e intentar repensar nuestro entorno urbano con esa nuava mirada:
Cuando de niño, desde el trenecito que baja de las montañas colindantes, vi Sarajevo por primera vez, representó una auténtica alegría para mis ojos. Un juego de palabras ingenuo enseguida llegó a mi mente: de repente, Sarajevo se convirtió en Caravanasarajevo, lo que tal vez significaba: ¡Acércate pequeño viajero y descansa!
*El libro La Ciudad y La Muerte de Bogdan Bogdanović ha sido publicado recientemente por Mudito&Co. Traducido por Aleksandar Ivančić y Eva Santana.
Hoy os dejamos con un fragmento extraido de la memoria del proyecto «PUERTA NUEVA» escrito por Alvaro Siza y Juan Domingo santos. El mismo, nos hará comprender mejor el proyecto y nos muestra todas sus cualidades. Esperamos que sea de vuestro interés:
ATRIO DE RECEPCIÓN PARA VISITANTES
La estructura arquitectónica de la Alhambra es el resultado de superponer una geometría regular sobre un territorio con topografía. En el inicio la de los Palacios Árabes, ortogonal y doméstica, configurada por una secuencia de patios cerrados comunicados entre si, y más tarde la del palacio de Carlos V, una maravillosa construcción en torno a un patio rotondo dispuesto sobre la estructura urbana islámica. Tanto una arquitectura como otra representan la ocupación de un territorio mediante la implantación de una geometría de llenos y vacíos.
Al iniciar una intervención junto a la Alhambra el proyectista se siente dividido entre la fascinación por su arquitectura, y como evolucionó con el tiempo, y el deseo de desinhibición presente en el proyecto de Machuca para el Palacio de Carlos V.
Mas ésta es una intervención diseñada en un contexto de radical transformación, símbolo de un profundo cambio de Poder.
Se pretende ahora y sobre todo ordenar accesos y servicios complementarios de calidad, abiertos a un gran número de visitantes para los que la Alhambra es un mito y el deseo de visitarla universal.
La Nueva Puerta de la Alhambra deberá encuadrarse en un delicado equilibrio entre Naturaleza y Arquitectura que el Tiempo no ha comprometido aún.
El Palacio de Carlos V constituye una evidente y radical expresión del nuevo Poder. La maestría del arquitecto permitió que un cuerpo aparentemente extraño a lo que era la Alhambra, de expresión autónoma y de tan diferente escala, aumentara sus cualidades –transformando pero no rompiendo o disolviendo, sino recreando el carácter de un complejo arquitectónico no fragmentable. Y lo hizo por la articulación entre dos expresiones, basándose en continuidades internas y externas, o discontinuidades, y en itinerarios y espacios abiertos de diferente escala.
Es ese principio de continuidad deshinibida, aunque en un contexto histórico diferente, el que conduce el desarrollo del proyecto, y un proceso de impregnación-liberación basado en el “espíritu del lugar” y en la actual exigencia del programa.
JARDÍN MIRADOR SOBRE LA ALHAMBRA
Aun siendo difícil la transición entre el espacio construido de la Alhambra y el espacio agrícola inmediato, la solución desemboca en un equilibrio entre el uso y la función, formalizado a través del jardín, una propuesta inherente a las características de la propia Alhambra. La estratigrafía arquitectónica reciente muestra que siempre que ha sido necesario ampliar o transformar el monumento, el jardín ha estado presente como referencia al paisaje.
La propuesta para el nuevo Atrio de la Alhambra toma como referencia las plataformas ajardinadas del Generalife, una secuencia de planos agrícolas escalonados sobre las topografías que rodean el espacio exterior del monumento. Esta imagen de bancales ajardinados extendidos sobre el paisaje nos parece una solución apropiada para el proyecto, ya que permite asociar la arquitectura a un sistema de ocupación natural del territorio, conservando sus perfiles y trazados originales. La arquitectura del Atrio surge por tanto como una sucesión de plataformas con patios de sombra y agua a distintos niveles que descienden progresivamente hasta la Plaza de la Alhambra, un espacio de transición previo al recinto monumental, libre de construcciones, a fin de permitir la visión de la Torre del Agua, la Puerta de los Siete Suelos y las murallas del recinto.
La idea de puerta de acceso o entrada al monumento aparece por tanto vinculada a la construcción de un jardín elevado, una plataforma mirador sobre las murallas y torres de la Alhambra cubierta por una pérgola de yedra y parra virgen. Bajo este nivel se sitúa el gran hall del Atrio, un amplio vestíbulo soterrado a la cota de la Plaza de la Alhambra, construido entorno a la luz y a un patio de agua (impluvium) que recuerda otros patios de la Alhambra como el de la Alberca o Arrayanes. Este vestíbulo se organiza con entradas de luz natural, siguiendo la tradición árabe que permite obtener diferentes atmósferas a partir de la gradación de la luz.
La propuesta incorpora preexistencias del lugar como el Camino Viejo de cipreses del Cementerio o un antiguo muro recubierto de vegetación que cambia de color con las estaciones y al que se articulan los espacios del nuevo Atrio a través de una secuencia de patios, tal y como sucede en las construcciones de los Palacios Islámicos. El Impluvium, el Patio de los cipreses, el Patio de yedra y la Plaza de la Alhambra, construyen una secuencia de lugares de escala distinta. Un muro y una alberca de agua resuelven la transición entre estos cuatro patios antes de acceder al monumento. A fin de favorecer la permeabilidad entre estos espacios el muro se levanta 50cm sobre el estanque de agua y se inclina en su coronación para permitir las vistas de los cipreses del Generalife.
FICHA TÉCNICA
Proyecto: ATRIO DE LA ALHAMBRA, Granada
Fecha: febrero 2011
Arquitectos:
ÁLVARO SIZA VIEIRA
JUAN DOMINGO SANTOS
Arquitectos colaboradores:
Estudio Álvaro Siza:
HANS OLA BOMAN / DANIEL GUTIÉRREZ PEINADO / JOSE PEDRO SILVA / INA VALKANOVA
Estudio JDS:
CARMEN MORENO ÁLVAREZ / ISABEL DÍAZ RODRÍGUEZ / CLAIRE DE NUTTE / CARLOS GOR GÓMEZ / JULIEN FAJARDO (maqueta 1:2000)
El pasado martes dia 8, en la sala de conferencias del colegio de arquitectos de Granada tuvo lugar la presentación del proyecto ganador del concurso internacional de ideas “Atrio de la Alhambra”. Hoy publicaremos una semblanza de como fue la exposición del Proyecto ganador y mañana un articulo sobre el proyecto, escrito por los mismos ganadores: Alvaro Siza y Juan Domingo Santos.
La presentación del proyecto estuvo dirigida por María del Mar Villafranca, Directora del Patronato de la Alhambra, Emilio Herrera presidente del colegio de arquitectos de Granada y los arquitectos ganadores.
La ponencia tuvo tres partes, una introductoria a cargo de María del Mar Villafranca y Emilio Herrera quienes comentaron entre otras cosas la iniciativa del Patronato de la Alhambra donde el equipo de Grarquitectos participó activamente realizando los “Estudios Preliminares para la Redacción de las Bases del Concurso del Atrio de la Alhambra”, así como la participación de 41 equipos de 10 diferentes nacionalidades.
Una segunda parte a cargo del arquitecto Álvaro Siza, el cual presentó su proyecto ganador denominado “Puerta Nueva” con una “arquitectura afirmativa” como denominó el propio arquitecto, que consiste en una serie de volúmenes horizontales relacionados longitudinalmente con un claro aprovechamiento de la topografía, mimetizados en la verticalidad de la vegetación, con una idea de plataforma y sistemas de articulación de patios.
Con todos estos elementos personalmente pienso que cumple perfectamente el objetivo, de ser un espacio de alternativa y que anteceda a la entrada al monumento, pero sobre todo que está enmarcado dentro de las premisas del Plan Especial de Protección y Catálogo del Sector Alhambra del cual nuestro equipo tenemos la satisfacción de ser redactores.
Finalmente una tercera parte con una serie de preguntas, algunas con matices políticos pero sin ningún mal efecto en la misma y bastante bien respondidas por todos los expositores.
De la misma manera el equipamiento hace referencia a la cultura islámica en distintos grados, como el uso del agua a través de canales y sobre todo de componentes intangibles como la luz, la sombra y la sorpresa en los recorridos con diferentes niveles de perspectivas.
Por otro lado creo que es importante mencionar la integridad y continuidad que se ha tenido en el paisaje y la vegetación con un significativo estudio de forestación el cual fue uno de los aspectos mejor valorado por el jurado, según señalaba la Directora del Patronato de la Alhambra.
Pues me queda dar la enhorabuena a los arquitectos ganadores del concurso y que indiscutiblemente se ve el nivel de compromiso que tienen con esta ciudad.
Armando Martínez Alfaro. Arquitecto de GRarquitectos.
El río Guadalquivir es un eje central de la geografía física y humana de Andalucía. A lo largo de su curso se suceden algunas de las principales ciudades históricas de la región, verdaderas ciudades fluviales, tanto desde el punto de vista del paisaje como de las funciones urbanas que históricamente se han apoyado en esa posición ribereña.
De esta manera, la confluencia de río y ciudad ha generado algunos de los paisajes urbanos más singulares y representativos de Andalucía, paisajes en los que un elemento natural de gran potencia, como es el cauce fluvial, se incorpora a una trama urbana que construye, a veces, frente a la ribera, su límite y fachada más noble y emblemática. Se han creado de esa manera frentes urbanos de una notable calidad paisajística en los que se logra una buena integración del río a la ciudad.
La vista muestra el emplazamiento actual de la ciudad y es buen ejemplo de una expansión urbana que ha segregado sus usos valorizando social y económicamente las ventajas y preferencias de lugares y paisajes. La vieja ciudad romana y califal, anclada en las márgenes del río, crece contemporáneamente ocupando dos ámbitos de contraste: la ciudad residencial de baja densidad asentada sobre las privilegiadas laderas de la sierra y la más densa masa residencial ocupando en altura los terrenos de la vega. Más allá una periferia en la que el antiguo parcelario agrícola es sustituido por desordenadas ocupaciones urbanas e industriales.
1. El escarpe de Sierra Morena
Elemento topográfico dominante y mirador privilegiado hacia la aglomeración urbana cordobesa. Tradicionalmente exento de construcciones (salvo determinados hitos de carácter religioso), los últimos decenios han visto como se colonizaba urbanísticamente ciertas zonas privilegiadas de sus inmediaciones.
2. La ciudad de Córdoba
Sobre la Vega del Guadalquivir, la expansión urbana ha ido colmatando los terrenos aluviales de regadío de la margen derecha del río y ha colonizado las terrazas y el piedemonte de Sierra Morena. La prolongada historia urbana de Córdoba hacen de ella, en expresión afortunada, “una ciudad antológica”.
3. El paisaje campiñés
Desde la ciudad, el paisaje de la margen derecha es representativo de las campiñas de secano del Valle del Guadalquivir. Un espacio exceptuado históricamente de la urbanización, tierras cerealistas y olivareras organizadas por cortijos dispersos.
4. La Vega
La llanura aluvial del Guadalquivir tuvo tradicionalmente una dedicación agrícola y de regadío. El crecimiento urbano contemporáneo ha tomado esa dirección con un proceso de urbanización difuso y escasamente ordenado. Como resultado de ello los espacios agrícolas han terminado por constreñirse a zonas marginales, bolsas de suelo aisladas y a la espera de su ocupación urbana o suburbana.
5. El río Guadalquivir
La vegetación de las riberas del Guadalquivir destacan como casi exclusivo terreno arbolado en la Vega y en la lejana campiña. El Guadalquivir se acerca a la ciudad histórica a través de acusados meandros que horadan los materiales campiñeses.
Córdoba está hacia el occidente del río grande. El reino de Córdoba se encuentra al oriente del reino de Sevilla, en los lados meridional y oriental del reino de Badajoz y en la parte meridional del reino de Toledo, cuya ciudad está desde Córdoba entre el septentrión y el oriente, como unos siete días. El perímetro de Córdoba es de 30.000 codos, y es Córdoba de las más grandes ciudades de Andalus. Está fortificada y tiene una muralla de piedra de gran espesor. El número de mezquitas se eleva a mil y el de los baños a setecientos. En Córdoba hay siete puertas, y su patronato, llamado Elamin, se encuentra en la parte occidental de la ciudad de Medina Azahara, que se asienta al pie de una montaña.
Ismael Imad-ab-Din-al-Ayubi (Abulfeda), principe árabe natural de Damasco, guerrero, historiador y geógrafo, Siglos XIII y XIV
Por Almudena Garcia Mezcua, Arquitecto de GRarquitectos
Hoy publicamos un artículo que hemos descubierto, publicado en la web del diario “La Nación“, sobre el último libro de Hervé Kempf Autor de “Cómo los ricos destruyen el planeta” (Libros del Zorzal) y especialista en temas de medio ambiente, el periodista francés, analiza los efectos nocivos del consumo material desenfrenado y propone regresar «a la sobriedad«.
Cuando Hervé Kempf publicó en Francia el año pasado Cómo los ricos destruyen el planeta , estaba lejos de imaginar la actualidad que adquiriría su alegato en defensa de la ecología. En 12 meses, el recalentamiento del planeta acentuó sequías, inundaciones y turbulencias climáticas.
Se multiplicó el precio del petróleo y de los alimentos, lo que provocó manifestaciones planetarias contra el hambre y la desigualdad social. Después de hacer oídos sordos a esas amenazas durante mucho tiempo, los gobiernos empezaron a reconocer que, en efecto, no le queda mucho tiempo al mundo para encontrar una solución si no quiere sumergirse en el caos. En 2007, Kempf había dicho: “Nos quedan diez años”. “El hombre alcanzó los límites de la biosfera. Vivimos un momento histórico. Nos encontramos realmente en un callejón sin salida”, dijo a adn CULTURA.
Periodista del diario francés Le Monde , especialista en temas ecológicos desde hace más de 20 años, Kempf analiza con cifras y argumentos precisos las razones de esa urgencia. En su libro, que acaba de ser publicado en la Argentina por Libros del Zorzal, denuncia el papel de los ricos en ese proceso de destrucción: “Son ellos quienes crean los modelos que imita el resto del planeta”, afirma. A su juicio, la necesidad de consumo material se transmite de los opulentos hacia abajo hasta llegar a los más pobres de los países más miserables. Kempf no pretende privar a los pobres de la posibilidad de desarrollarse. Para él, es imprescindible regresar a la noción de “bien común”. “Es una cuestión de sentido común. Es necesario regresar a la sobriedad”, dice este parisino afable, de 51 años, que se desplaza en bicicleta y cuyos cinco hijos viven felices en el corazón de la quinta potencia del mundo sin teléfono celular ni televisión.
– Cuando publicó su libro, la ecología estaba lejos de tener la importancia que alcanzó ahora. ¿Usted esperaba esa aceleración brutal de la crisis?
– Sí. Yo sabía que era inminente. Pero lo que más me sorprendió fue la toma de conciencia del aspecto social de la cuestión ecológica que se ha producido. En Francia, la gente, en particular la de izquierda, terminó por entender que la ecología no es una preocupación de burgueses, sino que realmente forma parte de la política; que ya no se puede interpretar el mundo sin la ecología. Por su parte, los ecologistas han comprendido que es imposible pensar la ecología sin tener en cuenta las desigualdades sociales. Es evidente que el encuentro entre la ecología y lo social se está haciendo en forma muy clara.
– ¿Por qué se produce esa conjunción?
– Por la realidad. La gente ve que la crisis no está en el futuro, sino en el presente. El aumento de los precios del petróleo, la crisis alimentaria. Desde la canícula de 2003 en Francia, que provocó 15.000 muertos (cerca de 70.000 en Europa), el continente pasa sin cesar de sequías a inundaciones. China soportó este año las peores tempestades de nieve de los últimos 50 años. En cada lugar del planeta ha ocurrido alguna catástrofe climática. Y lo mismo sucede con las desigualdades sociales. Desde hace tres o cuatro años cada vez hay más manifestaciones de protesta. La gente se está dando cuenta de hasta qué punto el desarrollo del capitalismo en los últimos 30 años se hizo profundizando las desigualdades. No lo sabían. Yo terminé por verlo hace tres o cuatro años. En Francia la gente supo hace poco que los presidentes de las 40 mayores empresas cotizadas en la bolsa se aumentaron sus ingresos en más de 50%, cuando el salario promedio del país no aumentó en el mismo período.
– Usted dice en su libro que los ricos tienen que volver a la mesura. Que “la solución es detener el crecimiento material”. ¿No es un delirio?
– ¿Qué es un delirio? Hay hipermillonarios que quieren comprarse cohetes para ir al espacio y yates de 110 metros de largo. ¿Son ellos los que deliran o deliramos los que decimos: “Hay una crisis ecológica tan profunda que habría que limitar la presión de la sociedad humana sobre el medio ambiente y reducir el consumo”? . Si queremos hacer avanzar las cosas debemos articular la cuestión ecológica a la restructuración de la relación de poder, de la acumulación de riquezas. Yo no digo que los ricos o los empresarios deben desaparecer. Por el contrario, creo que tienen un papel muy importante que desempeñar. Pero hay estudios que muestran que en los años 70 los ejecutivos ganaban 30 veces más que sus empleados. Ahora hemos superado la proporción de 120 por uno. No se trata de denunciar. Pero es necesario decir que hay que volver a una relación social más humana y normal.
– ¿Y eso cómo puede hacerse?
– Políticamente, redescubriendo el bien común.
– Usted es un optimista sin límites.
– No. Después de ese libro di varias conferencias en Francia y me doy cuenta de que hay mucha gente que tiene necesidad de descubrir la política, de cambiar las cosas, de imaginar otro mundo en el cual podrían participar. La gente normal conoce la realidad, mucho más que los hiperricos o los oligarcas, como yo los llamo. Hay dos fenómenos simultáneos. El primero son esos individuos que discuten, proyectan y hacen cosas para ir en una dirección diferente de aquellos que buscan el enriquecimiento desenfrenado o la acumulación de bienes. El segundo es que la gente quiere hacer política. La gente recupera ese bien común. En los años 60 el concepto de bien común estaba -por lo menos en Francia- mucho más presente que ahora. Cuando yo era niño todos los adultos hablaban de política, fueran comunistas o gaullistas . Estos últimos 30 años consiguieron convencernos de que la política no sirve para nada, de que todos los políticos son corruptos. En Francia, la izquierda tiene mucha responsabilidad en esto. En ese proceso hemos perdido la idea del bien común. Ahora, cada individuo piensa que uno es lo que tiene. Si uno tiene un hermoso Mercedes es porque ha trabajado muy bien y se merece un auto mejor que el de los otros.
– En esa crítica durísima que hace de los hiperricos dice que no tienen proyecto de sociedad.
– Efectivamente. No lo tienen. En los años 60, las elites mundiales, sobre todo en Estados Unidos, tenían un proyecto que era el de defender el mundo libre del comunismo soviético. Y tenían razón. La clase dirigente (que entonces llamábamos burguesía) tenía como objetivo no sólo hacer mucho dinero, sino defender Occidente y sus valores. Desde el derrumbe de la Unión Soviética, la clase dominante no tiene proyecto. Lo único que defiende es el crecimiento, la acumulación de bienes y, sobre todo, la preservación de la relación de fuerzas establecidas desde el poder. Cuando uno lee sus libros o sus revistas, es imposible encontrar alguna visión de futuro. Y, si existe, es una visión apocalíptica, que imagina que los más ricos terminarán aislados, protegidos por muros y milicias privadas, frente a las amenazas desencadenas por la crisis ecológica y social. Tenemos una clase dirigente que ha dejado de tener legitimidad. Porque ¿qué confiere legitimidad al poder? La capacidad de proponer a una sociedad una forma de pensar el futuro. No tenemos eso. Lo único que les interesa es acumular para ellos.
– ¿Y la clase política?
– La clase política está al servicio de ese gran capital. Los ejemplos de Berlusconi, Sarkozy y George Bush son claros: Bush es el amigo de todos los hipermillonarios estadounidenses; Sarkozy, el de todas las grandes fortunas francesas, y Berlusconi es un multimillonario que posee infinitas empresas. Actualmente tenemos una clase política que está totalmente engarzada en esa oligarquía económica y que comparte sus valores.
– Usted afirma que, además de carecer de proyecto político, son ignorantes y que, incluso, tratan de llevar el planeta al cataclismo.
– Por lo menos una parte de ellos tiene la tentación de ir hacia el límite aceptable. Mire la forma en que se comportó la presidencia de George Bush, que fue una de las más catastróficas de la historia de Estados Unidos.
– Es verdad que, en Irak, los intereses económicos parecen haber eclipsado cualquier otra consideración.
– Tres señales muestran que una parte de la clase dirigente está dispuesta a todo para mantener su preeminencia frente a las crecientes tensiones sociales y ecológicas que se manifiestan. Primero, la guerra en Irak, que desestabilizó a Medio Oriente y que fue desencadenada gracias a mentiras vergonzosas. En segundo lugar, el hecho de que el número de prisioneros en Estados Unidos aumenta en forma regular desde que Bill Clinton dejó de ser presidente. Hoy, Estados Unidos es el país que encarcela la mayor cantidad de gente en el planeta. Por último, la actitud de la administración Bush cuando se produjo el huracán Katrina en Nueva Orleans: la respuesta fue enviar militares no para ayudar a la gente, sino para encarcelar a aquellos que robaban porque no tenían nada para comer. En Europa, donde generalmente somos mucho más respetuosos de las libertades públicas, hay una multiplicación de las cámaras de videovigilancia, de ficheros informáticos de todo tipo, en nuestros países también aumenta el número de gente encarcelada Esto revela que la oligarquía tiene una propensión a recurrir cada vez más a instrumentos de represión con el objetivo de mantener la estructura social actual.
– Entre paréntesis, ¿por qué utiliza en su libro el término “oligarquía”?
– Porque no soy marxista. No hago un análisis clasista, tipo proletariado por un lado y burguesía por el otro. Creo que la actitud individual es fundamental en esto. Todos los miembros de la oligarquía no son fatalmente depredadores, no todos se comportan como la mayoría de los millonarios. Incluso cuento mucho con la ayuda de una parte de la oligarquía. Con la gente que tiene medios, no necesariamente los hipermillonarios: los abogados, los periodistas, los jefes intermedios de empresa, los altos funcionarios Toda esa gente puede evolucionar para rescatar el bien común. Tengo la esperanza de que los jóvenes que pertenecen a ese sector o se incorporan a él entiendan que el objetivo en la vida no es el de acumular, sino el de ser útil a la sociedad y a la comunidad planetaria.
– ¿Cómo imagina un mundo sin crecimiento?
– No estoy en contra del crecimiento, sino a favor de la reducción del consumo material. Imagino un mundo donde no habría más evasión fiscal de los más ricos. Esa evasión significa varios miles de millones de dólares que están depositados en Liechtenstein, en las islas Caimán, en Guernesey o en otros sitios. Europa tiene una responsabilidad enorme y podría comenzar a hacer un esfuerzo en ese sentido. Se podría recuperar una gran parte de la riqueza colectiva que, por el momento, es robada por esos hiperricos y que volvería a la sociedad. No pretendo la igualdad perfecta, no creo en eso, pero se terminaría todo ese consumo desenfrenado de gastos inútiles; sería el fin de ese modelo cultural de superconsumo que empuja a la gente normal a imitar esas conductas (tener una 4×4, una pantalla extraplana de TV o el último modelo de cualquier cosa). Imagino un mundo donde la parte ahorrada del hiperconsumo serviría para financiar actividades sociales que toda comunidad necesita. En Francia necesitamos educación, salud pública. El mundo necesita otra agricultura, más ecológica, que produzca más y emplee más gente; necesita eficacia energética, con menos derroche; otra política de transporte. Imagino un mundo donde seguiríamos creciendo, pero donde ya no existiría el crecimiento material. Hay que instaurar una actividad económica centrada en la necesidad de la gente, orientada hacia los lazos sociales y el intercambio. Por fin, teniendo en cuenta que soy ciudadano de una gran potencia, quizás estas naciones ricas deberían ser más generosas y utilizar parte de esa enorme riqueza para ayudar a esos países que, por el momento, hemos explotado descaradamente.
– ¿Cómo se les pide a los países emergentes como China o India que dejen de consumir?
– Yo no puedo hacerlo. Por eso me dirijo, sobre todo, a los grandes países del Norte que son los más ricos y los principales contaminadores. Además, son ellos los que definen el modelo cultural que se ha impuesto en el planeta a través de la mundialización. Las clases medias indias tienen ganas de consumir más, de tener autos más potentes, porque miran en la TV cómo viven los estadounidenses y los europeos. Con los rusos sucede lo mismo. Lo que pido a europeos y norteamericanos es que cambien el modelo. En todo caso, China, India o Brasil se están dando cuenta rápidamente de la amplitud de la crisis ecológica. Y ven que en sus países también hay fenómenos de desigualdad, que serán cada vez más insoportables a medida que la crisis se agrave. En esos países hay conflictos sociales que se organizan en torno al control de los elementos esenciales a la supervivencia (agua, propiedad de la tierra). Las contradicciones que hemos descrito a escala mundial, se están manifestando también a nivel nacional en el sur. El crecimiento en esos países no durará mucho tiempo. El crecimiento actual de China y de India (entre el 9 y 10%) no durará mucho. Es demasiado violento, tanto desde el punto de vista ecológico como social. También allí se producirán profundos movimientos de transformación. Sin embargo, a ellos les será menos difícil ir hacia un modelo de sociedad que consuma poco materialmente. Los habitantes de los países ricos padeceremos más ese proceso, porque hemos perdido la costumbre de la sobriedad.