Hoyas y vegas Béticas
Fragmento paisajístico del Surco Intrabético, este se encaja aquí entre las escarpadas laderas de la Sierra de Loja. La alargada vega es aquí un pasillo estrecho entre las amplias extensiones de la Hoya de Antequera y la Vega de Granada, con un referente urbano central como la ciudad de Loja a orillas del río Genil. El entorno serrano del valle ofrece un paisaje intensamente desforestado, en el que se intercalan manchas olivareras y zonas de pinares de repoblación. El contrate topográfico y paisajístico entre el humanizado fondo de valle y los roquedales calizos que lo enmarcan, característico de buena parte del ámbito del Surco Intrabético, tiene aquí uno de sus expresiones más contundentes y singulares.
La ciudad media de Loja ocupa históricamente una posición central en la llanura aluvial como bastión defensivo dentro de la frontera medieval andaluza. La expansión contemporánea sobre la vega regada se ha direccionado sobre la red viaria.
1. El espacio agrícola
La Vega es un espacio agrícola de una gran personalidad paisajística. La existencia de agua, tanto superficial como subterránea, y la calidad de los suelos, ha permitido una ocupación densa y prolongada del suelo, lo que ha contribuido a generar una trama parcelaria y una diversificación de usos extremadamente compleja y rica en componentes (canales y acequias, setos y linderos variados, caminos rurales). Un aspecto que ha proporcionado singularidad y personalidad a la Vega lo constituyen las choperas, parcelas con plantaciones intensivas de estas especies madereras de rápido crecimiento.
2. Pasillo viario
Las vías de comunicación han tenido una presencia significativa en el paisaje de la Vega, como corresponde a su condición de pasillo natural que ha sido permanentemente utilizado a lo largo de la historia. Las recientes infraestructuras viarias no han hecho más que reforzar esa presencia.
3. Barrancos y laderas escarpadas
Los barrancos y cauces angostos han permitido, en todo caso, la penetración humana en la sierra. Por el contrario, las escarpadas laderas, que sobresalen por encima de las lomas cultivadas del piedemonte (olivares y frutales), soportan un uso forestal (encinares y pinares a más altura), que culmina en los pastizales de montaña.
4. Parcelario menudo
La presencia de un parcelario minifundista, a veces extremo, es un rasgo de muchas zonas de la Vega y contribuye en gran medida a marcar su impronta paisajística, reforzando la imagen de espacio complejo y diverso. La diversidad de usos agrícolas que se suceden entre las parcelas contribuye a reforzar la variedad cromática de la Vega.
5. Laderas olivareras
En las laderas de la Vega, en zonas de mayor pendiente y suelos más pobres, dominan las plantaciones de frutales de secano (sobre todo el olivar).
Carmen Patricia Comino Ariza, Arquitecta de GRarquitectos