«El Territorio Comprometido»
Las sierras calizas y dolomíticas más meridionales del macizo de Cazorla-Segura que se internan hacia las hoyas del Guadiana Menor forman las alineaciones orográficas de Castril. Su topografía muy agreste en el interior de estas alineaciones montañosas –con escarpados farallones–, contrasta con los terrenos margosos de las lomas del sur, donde se asientan las poblaciones. Igualmente, las transformaciones humanas realizadas en los últimos siglos siguen el gradiente fluvial del curso del río Castril, eje estructurante de este territorio. Así, los roquedos y pastos de alta montaña dan paso a los matorrales mediterráneos, sustituidos en parte por repoblaciones de pinar para, en las tierras bajas, cambiar hacia cultivos de almendros, olivos y cereal. Ocasionalmente, en las vegas alternan choperas con bellas aunque reducidas huertas.
En la Sierra de Castril y otras aledañas (Seca, Empanadas, Buitre…) se ofrecen relieves realmente espectaculares resultado de la interacción de las fuertes pendientes y la acción de los cursos de agua, sobre todo el río Castril y sus afluentes en cabecera, lo que unido a la gran diversidad de comunidades vegetales y faunísticas, ofrece como resultado una gran calidad ambiental y paisajística. De hecho, son numerosos los escenarios de paisaje identificables en el conjunto de alineaciones orográficas de Castril: la cuenca endorreica de La laguna, que se localiza el extremo norte de Sierra Seca, a una altitud media superior a 2.000 metros, y en la que durante buena parte del año se forma una laguna de origen pluvio-nival en cuyas márgenes hay interesantes endemismos; la cabecera del río Castril, donde se presentan las comunidades rupícolas (bosques-galería) de mayor diversidad y mejor grado de conservación del valle fluvial, así como la única población de nutrias del mismo; el tramo superior de la cuenca del río Castril, un área de pendientes moderadas cuyo uso dominante es el pastizal-matorral en alternancia con cultivos de secano, así como otras superficies con escasa vegetación, roquedos y algunos enclaves diseminados y de escasa cobertura de pinar y sabinar; la vertiente oriental de las sierras de Empanadas y del Buitre, dominio de pendientes muy fuertes, incluso escarpadas, y donde se alternan pastizales de escasa cobertura, roquedos y masas de encinas o sabinas mezcladas con pinos, así como, ya en la zona de cumbres, vegetación dolomítica con abundancia de endemismos y restos de quejigares-acerales; la vertiente oeste de Sierra Seca, de acusadas pendientes, presenta una densa cobertura vegetal dominada por pinares de pino carrasco y salgareño mezclados con pies aislados de encinas, sin que falten zonas de pastizal-matorral y roquedo; la vertiente oriental del Monte de Las Hazadillas acoge un extenso y bien conservado encinar; el suroeste de la Hoya del Estepar se caracteriza por la presencia de un pinar denso de pino carrasco y un rodal de encinar en buen estado de conservación, así como una buena representación de tomillares dolomíticos, destacando asimismo la presencia de buitreras; la vertiente oriental de la Sierra de Castril, al sur del barranco de Los Quemados, se caracteriza por presentar pendientes relativamente suaves y uniformes y por el carácter rocoso del terreno, estando la vegetación constituida fundamentalmente por pastizal-matorral con algunas masas puntuales de encinar o pinar de baja cobertura; las áreas agrícolas, en fin, no son en absoluto desdeñables tanto por sus características como por su larga historia de presencia en las laderas bajas y fondos de valle de estas alineaciones orográficas, destacando numerosos predios de olivar y de regadío hortofrutícola.
1. Sierra del Buitre
Laderas montañosas de la Sierra del Buitre: formaciones calizas repobladas hace varias décadas con pinos carrascos. En su interior existen cuevas y formaciones kársticas interesantes por los depósitos carbonatados y por la fauna de qui-rópteros.
2. Suelos margosos
Lomas con suelos margosos profundos, aunque pobres, libres de matorral y cubiertos con almendrales. Son terrenos rescatados al monte, y a los eriales y pastizales, mediante sucesivos repartos y concesiones municipales a lo largo de la historia.
3. Matorral y monte bajo
Vallonadas, surcos, arroyos y laderas con fuertes pendientes, sobre las que se asienta un escaso monte bajo, muestra degradada de la vegetación natural preexistente. Es importante su papel ecológico para la fauna y como reservorios genéticos de la flora.
4. Embalse de El Portillo
Embalse finalizado en 1999, que almacena 33 Hm3 de agua, ocupa una extensión de 143 Ha. y una altura máxima de presa de 82,4 m. Sus aguas se destinan principalmente a riegos de cultivos.
5. Sierras cercanas
Sierras de Marmolance y de La Sagra, importantes formaciones orográficas calizas repobladas con pinares carrascos que alternan con vegetación natural de encinar, enebral-sabinar y otras comunidades oromediterráneas calcícolas, y donde es característica una abundante ganadería menor de ovejas y cabras autóctonas.
Armando Martínez Alfaro, Arquitecto de GRarquitectos & Miguel Angel Sánchez del Arbol. Geógrafo y Urbanista. Colaborador de GR-Arquitectos Asociados.