Queremos compartir esta interesante noticia publicada en El País Digital que consideramos de gran interés por su actualidad. Ante la cercanía de las elecciones locales del próximo 22 de Mayo, el Alcalde de la cuidad de Barcelona, Jordi Hereu, ha emplazado a Alberto Ruiz Gallardón, Alcalde de Madrid, a debatir sobre los modelos de ciudad de ambas urbes. Para el edil barcelonés, se diferencia de su homologo por el inferior nivel de endeudamiento mantenido en la entidad local catalana, así como por la ausencia de poblados chabolistas. Se plantea incluso que el debate sea televisado.
La presencia en la vida política de estos temas no es muy abundante y aunque sea en época electoral, se agradece que existan iniciativas como ésta que traten sobre cómo queremos nuestras ciudades y hacia que modelos queremos converger.
Pasamos a destacar algunos fragmentos de la noticia.
El vicealcalde de Madrid y jefe de campaña de la candidatura popular al Ayuntamiento de la capital, Manuel Cobo, que ha dejado la puerta abierta a este careo. «Valoramos todas las peticiones que nos hagan y las analizaremos. Pero creo que saldrías perdiendo, Hereu», ha avisado Cobo en declaraciones a la prensa (…)
En un acto en el barrio barcelonés del Coll, Hereu ha explicado que lo que pretende es «confrontar» dos modelos diferentes de construir ciudad: «El modelo conservador de Madrid y el progresista de Barcelona«. Hereu ha asegurado que el debate «sería bueno» para que se visualice «el modelo conservador, político y social de Madrid» frente al «mejor modelo progresista de construcción de una ciudad» que representa, a su juicio, Barcelona.
«Sería clarificador para el debate político, sería positivo e interesante para ver que hay dos maneras de construir ciudad y tienen resultados diferentes», ha señalado Hereu, en alusión al endeudamiento de Madrid, que concentra la mitad de la deuda de todas las capitales, frente a la solvencia económica del Ayuntamiento catalán de la que siempre presume.
Para Gallardón,»el progreso de las dos ciudades beneficia al conjunto de España» porque son «los grandes motores de la economía y del discurso cultural y social«. «Con toda sinceridad, ya me gustaría a mí que en el PP hubiera más gallardones», contestó Hereu.
Hemos recibido en nuestro Blog un interesante comentario a uno de nuestros artículos sobre La Alpujarra, escrito por nuestro paisano y amigo Rafael Fernández Rubio, Premio Rey Jaime I a la Preservación del Medio Ambiente, y que posee además otra humilde distinción muy querida por nosotros: haber sido nombrado Ciudadano Comprometido por este Blog… por ambas cuestiones, me ha parecido del máximo interés reproducirlo como hoy, para que no pase desapercibido y que podáis disfrutarlo adecuadamente. Ahí lo lleváis… y una vez más: ¡Gracias Rafael por ser como eres!
Hoy, “paseándome” por la Alpujarra, a muchos kilómetros de distancia, encontré esta blog del buen amigo y excelente arquitecto Juan Carlos García de los Reyes, y me interesó porque abordaba estas acequias tan queridas. Por ello, y aunque es largo, me permito copiar la Editorial que he escrito para el número de Marzo, de la Revista Tecnoambiente (ya en la imprenta), es otro modo de ver el papel de estas acequias.
Y animar quiero también, a los interesados en esta temática, a su adscripción en el Grupo de Trabajo que, a escala internacional, estoy montando a propósito de “sembrar y cosechar aguas”. Esta es la editorial:
SEMBRAR AGUAS
Lo hacían mis antecesores árabes en las Alpujarras, y lo hace quechuas y aymaras en los Andes, y lo hicieron sus ascendientes… y lo hacen himalayos y timorenses… y ahora, que vemos cómo se produce la recesión de los glaciares, tal vez se pueda pensar en retomar lo que la sabia cultura popular nos legó.
Los árabes, hace 1000 años (día más, día menos), derivaban las aguas de los barrancos y ríos alpujarreños, principalmente las de deshielo; y lo hacían por acequias, talladas en la roca y labradas en esa mínima franja de alteración, siguiendo curvas de nivel, y llegando con ellas hasta muy lejos… Debajo de estas acequias construían paratas para riego, con muros de piedra, para sujetar apenas unas estrechas lenguas de tierra, donde sembrar algo de huerta y algo de fruta. El riego se hacía (y se hace) por turnos, abriendo pequeñas compuertas para dar paso al agua, que fluía y fluye fugaz por surcos cavados entre caballones… y pasaba a la siguiente parcela, y a la otra… y donde no había tierra, para esa parata de primor, se plantaban castaños, que allí los debe haber de mil años (día más, día menos). Alguno de estos castaños me dijo que, a su regazo, se había sentado Abén Humeya, con alguna bellísima hurí (vaya usted a saber lo que hacían, mejor no preguntar…).
Y así fueron roturando aquellos bancales, en escalinata que sube ladera arriba, hasta las puertas del cielo. En la distancia el verdor marca esas líneas, que precursoras fueron de las curvas de nivel… son los denominados “careos” del agua.
Y derivando agua por ellos, y regando sus mini-huertos, y gracias a las muchas pérdidas, “sembraban aguas”, que nacerían, meses más tarde, en parto sin dolor, en manantiales estratégicamente ubicados en las partes bajas de las laderas, como aguas oligometálicas, prístinas, cristalinas, despertadoras de apetito para saborear un buen jamón, curado en Trevélez, con crujiente pan de hogaza, y un trago de vino, de la bota, que no desmerece al agua…
Pero llegaron ingenieros sabihondos, y aplicaron fórmulas (que es lo que saben hacer), y no miraron al suelo ni al cielo, sino al pliego. Y mandaron traer sacos de cemento, por las pinas veredas, y cuando se les acabaron trajeron más y más; y se tomaron un vaso de vino “costa”, criado en aquel terruño, y se fueron a sus despachos y despacharon presupuestos. Y hubo comisiones y oficios y hasta aquello de “cúmplase”…
Y aquellas acequias, ahora llevaban su néctar divino más lejos, y más regantes pagaban sus cuotas… pero aquellas acequias ya no filtraban, ya no recargaban, ya no daban savia a los castaños,… y los chorritos de agua ya no cantaba en sus manantiales; ni los jilgueros tenían umbría; ni los zapateros danzaban en los charcos de agua… Ya el bocadillo no se acompañaba del refresco del agua nacida en la nieve… Ya no se sembraban aguas, ya se secaban los suelos,… y los hidrogeólogos nos tragábamos las lágrimas con desconsuelo… mientras que los del cemento compadreaban satisfechos del entuerto hecho, y de que por las arcas pasaba el oro azul…
Y os contaría de las “amunas”, que es otro facer semejante de los indios peruanos o bolivianos, en su mejor aprovechar las aguas de deshielo, y os diría que, con la recesión glaciar, estamos volviendo a sembrar aguas en aquellas laderas andinas, por encima de los 4.000 m de altitud. Y os contaría que en los Himalayas se están “sembrando glaciares”, que es lo mismo pero aprovechando el permafrost,…
Y eso es lo que hoy este viejo maestro quiere alzar como bandera: ¡sembrar aguas! ¡Sembrar ilusiones!, mientras que en lo profundo rumio: Haz de la ciencia poesía, / de los sueños creaciones, / de los deseos ilusiones, / y de las aguas alegrías…
Rafael Fernández Rubio
Premio Rey Jaime I a la Preservación del Medio Ambiente
Las Tierras de Granada, singular encrucijada como pocas, atesoran por ello una rica historia que se remonta miles de años y un atractivo mosaico de culturas, cada una de las cuales nos ha ido legando sus huellas… Materiales o inmateriales. Monumentos o costumbres populares. Bellas artes, música, poesía, artesanía, sitios históricos, paisajes naturales y rurales, arquitectura vernácula, ciudades monumentales…
Por ello, hemos pensado en La Ciudad Comprometida que será una buena experiencia compartir con vosotros un paseo por algunos de los más singulares museos y centros de interpretación (o equivalentes) que poseemos, para animaros (animarnos) a visitarlos una vez más, y para agradecerles su contribución a la cultura…
Y para empezar, uno de los más extraordinarios museos: LA CASA DE LOS TIROS: bello edificio y un atractivo contenido que nos ayuda a entender la historia y las costumbres de esta tierra… Además, desde La Ciudad Comprometida aprovechamos para enviar a su director y a su equipo nuestro afecto y gratitud.
PRESENTACIÓN
El museo Casa de los Tiros nos invita desde su fachada a un paseo emocional por sus patios, salas y jardines, y nos propone una visión especial de la ciudad a través de sus fondos documentales (grabados, litografías, carteles, postales, prensa y fotografías). La Granada del siglo XIX se nos ofrece cargada de matices, dándonos la oportunidad de vivir aquella época a través de su mundo político, literario, artístico y festivo. En esta casa, como dice el lema de su fachada, “el corazón manda”.
EL EDIFICIO
Bello exponente de la arquitectura domestica granadina, conformado por tres plantas, patio central, pequeño patio secundario y jardín; cuya joya es el torreón, pieza que protege todo el edificio y a la vez lo oculta y que nos habla de la rica arquitectura civil del siglo XVI granadino.
El torreón, esconde y protege a la vez una organización doméstica muy meditada. Todo vivirá y respirará en torno a su gran patio central que es ordenado. Pero que recoge con exquisita sensibilidad el ritmo del arco de medio punto con los planos horizontales de largos maderos que se apoyan en zapatas. Y éstas a su vez, en columnas y capiteles aprovechados de viejas arquitecturas árabes.
El patio organiza el ritmo y la circulación del Museo distribuyéndose en tres plantas que giran entorno a él y se abren en ángulo recto al jardín, cerrando la manzana que lo integra por su lado Norte. En su lado Este, existe un pequeño patio interior que es medianería con una casa y que fractura la proporción de toda la manzana
EL MUSEO
ESCALERA PRINCIPAL: Una vez atravesado el zaguán accedemos al patio, lugar desde el que iniciamos la visita al Museo subiendo la escalera que nos lleva hasta la planta principal de la casa
La escalera sirve de marco para la exposición de la llamada Colección Generalife, grupo de pinturas formado por diversos retratos de reyes españoles de la Casa de Austria.
LA CUADRA DORADA: Desde la escalera principal se accede a una estancia de paso que sirve de antesala al salón principal del edificio, la Cuadra Dorada. la sala más emblemática del edificio, con armadura renacentista que decora su techo y pinturas murales. Su nombre hace referencia a la abundancia de reflejos dorados de su alfarje o artesonado.
SALA I. EL PAISAJE: Muestra de diferentes representaciones tanto gráficas como literarias de la ciudad de Granada.
SALA II-III. ORIENTALISMO : Las dos siguientes salas nos aproximan a un fenómeno cultural de alcance europeo, fundamental en el siglo XIX, como es el orientalismo. Este tiene en Granada uno de sus referentes más significativos, gracias a la peculiar historia de la ciudad y la conservación de un edificio tan singular como la Alhambra.
SALA IV. LOS VIAJEROS: Gracias a su rico pasado cultural y a su proximidad geográfica, por su aspecto de otro tiempo y por su pasado islámico, la ciudad de Granada se convierte un lugar a visitar a finales del siglo XIX, pues La Alhambra y el resto de la ciudad, que aún conservaba su antiguo urbanismo, se convirtieron en uno de los grandes mitos del Romanticismo. Se recrea el ambiente que dichos viajeros podían encontrar al llegar a la ciudad.
SALA V-VI. ARTES INDUSTRIALES: Muestras de la cerámica de Fajalauza, producida en el barrio del Albaycín y pequeñas esculturas, popularmente llamadas «barros» destinadas a los viajeros y a la burguesía granadina.
SALA VII. COSTUMBRISMO: El costumbrismo del siglo XIX se centró en tipos populares como bandoleros, vendedores, y, sobre todo, gitanos del Sacromonte, puesto que era un barrio que resultaba especialmente atractivo a los viajeros y escritores de la época.
SALA VIII. SALA DE TRÁNSITO: Se abre a dos de los espacios más singulares de esta casa: su patio principal y el jardín. Se presentan algunas de las figuras granadinas claves del siglo XIX.
SALA IX. SALA ISABELINA: Una recreación ambiental del periodo isabelino, incorporando sillones, alfombras o mobiliario isabelino, convirtiéndola en una sala de época.
SALA X. LA MUJER GRANADINA Y LA CULTURA: La Emperatriz Eugenia y Mariana Pineda son los ejes en donde gira toda la poética en torno a la mujer de esta tierra.
SALA XI. LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS DEL SIGLO XIX: Esta Sala se va a apoyar en el periodismo, que en el siglo XIX va a irrumpir con una fuerza sorprendente, poniendo las bases del principal medio de comunicación de masas. Servirá esa eclosión para que él mismo se vaya consolidando poco a poco.
SALA XII. EL CARTEL. LAS FIESTAS EN GRANADA: El museo termina su visita dedicando la última Sala a las fiestas de la ciudad. Con el colorido de sus carteles, las curiosidades de sus programas y folletos y la referencia gráfica que nos da la selección de fotografías presentada, pretende que el visitante olvide la parte más amarga y conflictiva del siglo XIX.
Antes de concluir hay que hacer una breve referencia a su Biblioteca, Hemeroteca y Archivo, que constituyen lo que modernamente se ha denominado Servicio de Investigación. Tiene un uso mixto; por un lado incorporándolos a las exhibiciones permanentes y por otro, como fuente de investigación sobre los temas locales.
Estos fondos cuentan con un espacio concreto que alcanzó personalidad propia con la última restauración del edificio. No existen restricciones a la hora de la consulta más allá de las establecidas en este tipo de servicios.
Las Alpujarras (granadina y almeriense) constituyen una de las comarcas andaluzas con mayor personalidad paisajística y cultural. Dentro de ella, la Alpujarra Central coincide con el corredor intramontañoso del río Guadalfeo, que separa las vertientes meridionales de Sierra Nevada de las sierras prelitorales mediterráneas (sierras de Lújar y de la Contraviesa). Los fondos de valle, más o menos dilatados a partir de la tectónica de hundimiento y las aportaciones aluviales de los ríos y afluentes que drenan este espacio, acogen los más importantes núcleos de población estable (Órgiva y Cádiar), así como cultivos de huerta y vegetación termófila, es decir, que requiere mesoclima cálido. A su vez, las laderas, que presentan generalmente fuertes pendientes, acogen un paisaje agrario extremadamente complejo, basado en un mosaico de cultivos anuales y frutales, dispuestos muy a menudo en formas aterrazadas, que comparten el espacio con bosquetes de encinares, nogales o castaños, así como alamedas y saucedas en barrancos y ribazos. Un complicado sistema de riego, de origen en gran parte medieval, y fundamentado en los singulares “careos” de la alta montaña y la regulación de torrentes, para los cultivos de ladera, y en el sistema tradicional de derivaciones del curso fluvial en los cultivos de fondo de valle, permite la presencia de numerosas zonas regadas. Incluso se benefician espacios no agrícolas dado que filtraciones y derrames en las acequias de tierra y piedra humedecen algunos paños de ladera, permitiendo con ello una mayor diversidad vegetal y la presencia de ejemplares con mayores exigencias hídricas que los propiciados directamente por las condiciones climáticas. Un denso poblamiento de pequeños núcleos rurales se organiza también en una sucesión altimétrica, desde los pequeños pueblos y aldeas encajados en las altas vertientes, por encima de los 1.000 metros (por ejemplo, Capileira, Cáñar y Soportújar), hasta los centros rurales del fondo del valle que funcionan como cabeceras comarcales. Aún así, las zonas propicias para el aprovechamiento agrícola, esencialmente los paños de ladera modelados sobre los micasquistos nevadenses, son las que acogen un mayor número de asentamientos y las que, por ende, conforman el paisaje alpujarreño prototípico: un paisaje donde lo natural y cultural se funden maravillosamente y que, no debemos olvidar, es manifiestamente frágil por la necesidad de mantener activo el sistema de riego, de terrazas y balates, de diversidad genética en sus cultivos, de aprovechamiento integral agricultura-ganadería-silvicultura, de tipos y formas constructivas, etc., en una comarca afectada tanto por procesos de despoblamiento, como por el desequilibrio de su pirámide poblacional.
1. Puertos de montaña
Entre la Sierra de los Guájares y Sierra Nevada, el Puerto del Suspiro del Moro (860 metros), divide la escorrentía superficial hacia el Genil, al norte, o hacia el Dúrcal-Guadalfeo, al sur. Todo un lugar cargado de historia (la conquista castellana de Granada, sobre todo) y romanticismo.
2. Turismo de balneario
Lanjarón, referencia hidráulica de Sierra Nevada, desagua sus limpias y puras aguas en el valle del Guadalfeo. Las propiedades minero-medicinales de sus afloramientos han generado, de una parte, procesos industriales de embotellado y comercialización del agua; de otra, un lugar propicio para balneario-terapia y turismo rural.
3. Poblamiento mixto
El poblamiento tradicional tiene carácter mixto, pues el prácticamente concentrado del fondo de valle (Órgiva) se combina con el diseminado de las laderas, donde son numerosos los núcleos de población, tanto en forma de pueblos como de cortijos de montaña, que se distribuyen entre huertas y cultivos leñosos en terrazas.
4. Laderas de matorral
Las laderas de Sierra Lújar y de la Contraviesa, con materiales principalmente carbonatados la primera y metamórficos (micaesquistos) la segunda, y bajo clima mediterráneo subseco, originan suelos mayoritariamente pobres cubiertos de matorrales (retamas, aulagas, tomillos, espartos…).
5. Cumbres nevadas
Las altas laderas y cumbres de Sierra Nevada, por su aislamiento geográfico y sus condiciones ambientales caracterizadas por largos periodos presididos por la cubierta de nieve, constituyen un espacio natural excepcional en el ámbito mediterráneo. Su declaración como Parque Nacional y Reserva de la Biosfera avalan, sobre todo, sus valores faunísticos (avifauna, invertebrados, especies cinegéticas) y florísticos (endemismos nevadenses, muchos de ellos exclusivos).
Cádiar, pueblo situado en el centro geográfico de la Alpujarra, y regada por el río Chico, forma un entramado de huertas periurbanas de gran tradición.
Por Sonia Garcia Moreno, Ingeniera de Caminos de GRarquitectos & Miguel Angel Sánchez del Árbol, Geógrafo y Urbanista. Colaborador de GRarquitectos
El pasado día 7 de abril, Juan Carlos Garcia de los Reyes director de GRarquitectos explicó a todos los gestores deportivos Nacionales y andaluces como “Hacer ciudades comprometidas con el ciudadano a través de la dotación deportiva, mejorando la accesibilidad de las personas al deporte sin tener que realizar un gran trayecto y favoreciendo la modernización del Parque Deportivo Andaluz”.
Estas ponencias están teniendo lugar en Ayamonte bajo el IX Congreso Agesport Andalucía donde se han reunido gestores deportivos Nacionales e Internacionales.
El estudio GRarquitectos tuvo el honor de obtener el premio Agesport 2006 por la redacción del Plan Director de Instalaciones Deportivas de Granada, referente nacional en el diseño de ciudades comprometidas con el deporte, siendo el primer Plan Deportivo de Andalucía.
A su vez el estudio se encuentra realizando los Planes Deportivo de Málaga, Sevilla, Antequera, Maracena, al igual que la práctica totalidad de los municipios que componen la provincia de Cádiz, en la redacción de sus respectivos Planes Locales de Instalaciones Deportivas, así como en redactar los Planes de las distintas Zonas Deportivas / Comarcas que comprenden la provincia.
Por todo esto GRarquitectos está liderando un nuevo modo de planificar con rigor, eficacia y calidad en la prestación de servicios públicos a nivel deportivo, desde la consideración simultánea de tres escalas: la municipal, la zonal o comarcal, y la provincial, lo cual redundará en una ajustada oferta de espacios deportivos bien diversificados y bien distribuidos por barrios, ciudades, comarcas e incluso a nivel provincial, optimizando recursos, mejorando la gestión de las instalaciones, y programando con rigor cómo realizar en el tiempo las actuaciones que se entiendan necesarias.