Hace ya 30 años que nació Wadi-as, un revista pionera, entonces mensual y ahora semanal, que ha sabido dar continuidad a la larga tradición de periódicos accitanos que surgió, hace tantos años ya, bajo el impulso de nuestro paisano Pedro Antonio de Alarcón. Y decía pionera por su clara vocación de ser además un elemento cohesionador de la comarca de Guadix. Por tanto, felizmente, contra viento y marea, ha sabido llenar un vacío en la información crítica y en el debate responsable de esta tierra, una bocanada de aire fresco que nos ha acercado a muchas de las cuestiones importantes que debían debatirse en nuestra tierra. Así pues, es hora de felicitarnos por la consolidación de un medio de comunicación que nació para ejercer una labor imprescindible para avanzar hacia una sociedad comprometida con su memoria y con su gente, y en el diseño de un futuro prometedor.
Ya en su primer editorial (diciembre de 1981) nos daba testimonio de su afán: “En este momento usted está leyendo el primer número de WADI-AS. En este momento también, usted asiste al nacimiento de algo tan hermoso como un nuevo medio de comunicación y es que WADI-AS, ahora, es solo un bebé. Un bebé que espera, confía y necesita que usted le ayude a crecer. Queremos decirle que esto, más que un editorial al uso es la presentación de quienes somos, a donde vamos y qué pretendemos con la puesta en marcha de esta revista … Un grupo que, por encima de todo, ama a su tierra y a su gente. Un grupo ilusionado que cree… que esta revista pueda llenar el vacío que hace demasiados años nuestra comarca tiene en el terreno de los medios de comunicación… WADI-AS será algo más que una revista de información para la comarca de Guadix…”
Yo tuve el honor de formar parte de aquel grupo de gente buena, y recuerdo que fuí quien propuso al resto que adoptásemos el nombre histórico de las tierras de Guadix: Wadias: «el Río de la vida», para así evocar los vínculos imprescindibles de esta ciudad con su comarca. Como también recuerdo la pasión con la que afrontamos aquellos primeros años de su andadura en los que recibí como recompensa muchos conocimientos que me ayudaron a forjar mi sentido crítico y la convicción de que si bien la solución no depende solo de nosotros, también está en nosotros… Y es posible que mi vocación como urbanista naciese entonces porque, de alguna manera, aquel espacio de debate que constituía Wadias tiene mucho que ver con mi labor actual dirigiendo a un equipo diverso en la búsqueda de soluciones multicolores… (Es curioso, porque hasta ahora nunca lo había pensado…). Por eso agradecí especialmente que el equipo me confiase coordinar un monográfico sobre la planificación urbana de Guadix en cuyo editorial recordaba/reclamaba que entonces, como ahora, «Todos tenemos la palabra«.
En fin, apenas tres años después la vida me llevó lejos de Guadix y mi aportación empezó a diluirse pero felizmente otros tomaron el relevo y Wadias continuó su andadura con nueva sabia pero con idéntico afán, como lo demuestra que entre los actos preparados para celebrar el evento, destaca la mesa redonda: “Los medios de comunicación locales como agentes dinamizadores y vertebradores de un territorio”, que tendrá lugar el sábado 31 a las 7,30 en el salón de actos del Liceo Accitano.
Buenos ponentes, buen tema e inmejorable ocasión para ir a dar un abrazo a toda una generación de ciudadanos comprometidos con su tierra.
En mitad de la foresta amazónica, al Norte de Brasil, en el Estado de Pará, se está construyendo la tercera presa más grande del mundo, la planta hidroeléctrica de Belo Monte, sobre el río Xingú, el mayor tributario del río Amazonas y el más próximo a las grandes ciudades del macropaís.
Es un proyecto que parte de la planificación energética del gobierno brasileño, que por medio de este proyecto incrementará en más de 11.000 megawatios (el 11% del país) su capacidad energética para el 2019.
Por el contrario supondrá la inmersión de más de 200 km2 de selva tropical, alguna de ella de especial protección natural, el desplazamiento de 19.000 personas, la mayoría nativos residentes en sendas reservas indígenas oficialmente reconocidas por el Gobierno de Brasil, y la inundación de parte de algunas ciudades de envergadura como Altamira (85.000 habitantes).
Quizás estos datos no digan nada si no fuera porque el conflicto abierto entre la promotora y el Estado de un lado, y los indígenas y la comunidad internacional del otro, fueran el motivo vertebral de la afamada película Avatar, de James Cameron (2009), director que ha encabezado el elenco de famosos hollibudienses preocupados por la cuestión.
En cualquier caso no era de esto de lo que quería hablar, sino de cómo el Gobierno ha utilizado las mejoras en áreas urbanas como medida compensatoria frente a los efectos perniciosos de la presa. Así, sólo en la ciudad de Altamira se ha previsto:
La construcción de diques de amortiguamiento de inundaciones.
La reubicación de la población directamente afectada a otras partes de la ciudad.
La relocalización en casas de albañilería de 4.500 familias que hoy viven en palafitos.
La construcción e integración de 500 residencias en diferentes barrios para los trabajadores que habrán de llegar durante la construcción de la presa.
La implantación de una red de evacuación de aguas inundables, de abastecimiento de agua potable y de alcantarillado urbano.
Nuevos centros escolares y de salud, con la incorporación de un hospital.
Y la recuperación urbanística y ambiental de la orilla del Xingu con un parque ecológico y de esparcimiento.
Esto pone de manifiesto varios hechos de los que cuando menos se podría reflexionar sobre el papel que lo urbano está cobrando en el sentir de la ciudadanía:
El descuido que en la prestación de servicios incurre la Administración, amparada habitualmente en la insuficiencia financiera, se revierte de manera directamente proporcional al interés creado. De ahí que con frecuencia las ciudades del mundo apuesten fuerte por atraer proyectos que sirvan para la implantación de las infraestructuras de las que son carentes, les han quedado obsoletas o quieren reconvertir, sin pensar que en ello se manifiesta su dejación de funciones, inoperancia e ineficacia. En este sentido estaría bien pensar en el por qué Roma ha desistido de las olimpiadas de 2020, mientras que Madrid insiste en ellas.
La vida urbana es frecuentemente utilizada como moneda de cambio en las negociaciones de aquellas actividades que necesitan implantarse y/o explotar el medio rural, lo que acrecienta el éxodo rural y la concentración urbana de la población. Por lo que en la mayor parte del mundo se sigue sobrevalorando el medio urbano como una oportunidad de mejora del bienestar humano, cuando en realidad esta tesis podría cuando menos ponerse en tela de juicio en virtud del acomodo que están teniendo no sólo los que llegan a la ciudad sino incluso los que ya viven en ella, a tenor de lo que se está viendo a partir de la crisis europea.
Con frecuencia los planificadores hacen y deshacen con la población de una ciudad sin apenas considerar el shock cultural que ello supone, lo que en ocasiones puede inducir a fenómenos de conflictividad y marginalidad, que no hacen sino dificultar aun más la ordenación de las urbes. Podría ser el caso de esas nuevas barriadas que se van a crear en Altamira, a caballo entre la cultura de los indígenas y los operarios de la presa que han de arribar, convivir y esperar que se lleven bien.
Existen patrones preestablecidos en el perfil de la ciudad ideal que no se acaban de adecuar a las necesidades de sus habitantes. Por ejemplo, y es el caso que se expone, puede que a los ciudadanos de Altamira les encante tener un parque ecológico y de esparcimiento, pero si tenemos en cuenta que todo cuanto les rodea son kilómetros y kilómetros de la selva más virgen del mundo, quizás no sea tan útil esta dotación.
Etc.
En definitiva, aquí tenemos un buen ejemplo en el que puede verse como la planificación y ordenación de cualquier ciudad y de cualquier actividad de envergadura debe hacerse siempre con consideración de sus afectados y no desde las ideas preconcebidas de qué es lo que estos requieren, tal y como por desgracia suele ser habitual.
El ex alcalde de Lanjarón, Mariano Ruiz, ha escrito en su blog un interesante artículo en defensa de la conservación de las acequias de su localidad. Le felicitamos por la forma que tiene de entender su valor patrimonial, desde el punto de vista ecológico, paisajístico, histórico y también económico, que a buen seguro compartirá la sabia gente de la Alpujarra. Manera de entender las acequias, que también desde GRarquitectos hemos promovido en los planeamientos que desarrollamos, (como el de Lanjarón) y en artículos en la Ciudad Comprometida que seguro que recordareis como Sembrar y cosechar aguas, el manual del acequiero, o La recuperación de las acequias. Os dejamos con el artículo:
Son muchas las razones que hacen que las acequias tradicionales de Lanjarón sean un bien a proteger y a preservar, dentro de lo posible, con la configuración y fisonomía de toda la vida.
El primer valor es el ecológico y paisajístico. Sierra Nevada, además de Parque Natural y Parque Nacional, es Reserva de la Biosfera. Este galardón se le dio por la ejemplar relación que han mantenido hombre y naturaleza a lo largo de la historia. El ser humano, con mucho esfuerzo y pocos medios convirtió en terrazas cultivables (bancales) lo que eran laderas de una inclinación indomable y construyó canales, acequias, para derivar agua desde los ríos a todo el territorio, consiguiendo, no solo poder regar esas tierras dotándolas de fertilidad, sino que las acequias, en su recorrido, van dejando filtrar agua a su paso con dos consecuencias de enorme importancia, la generación de ecosistemas en su ribera, principalmente de castaños, y la surgencia de fuentes en cotas inferiores. Los castaños, que viven de las filtraciones de la acequia, a la vez, la sostienen, al evitar la erosión de la ladera, se genera así lo que denominamos un círculo virtuoso.
Nuestro segundo valor es, por tanto, histórico. El que los árabes comenzaran, y el resto de pobladores, hayan continuado estas obras de ingeniería tiene un indudable valor histórico y ninguno de nosotros estamos legitimados a hacerlas desaparecer. A la vez que se construyeron, se generaron unas normas de uso que, con ligeras modificaciones, han llegado hasta nuestros días, configurando una forma especial de relacionarse los seres humanos entre sí y con la naturaleza y el agua. De ahí que todos tengamos un deber moral para quienes se esforzaron en su construcción y mantenimiento durante siglos, y, sobre todo, con las generaciones futuras que tienen derecho a conocerlas y a disfrutar de ellas como lo hemos hecho nosotros. No olvidemos que la Tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos.
Un tercer valor es económico. El mantener el ciclo del agua, tal y como lo hemos conocido en Lanjarón desde su nacimiento, nos garantiza, siempre y cuando el régimen de lluvias lo permite, la surgencia de fuentes y manantiales que a su vez garantizan el mantenimiento de actividad económica en los sectores del turismo de salud y del agua embotellada, pero también nos abre nuevas vías de desarrollo turístico. Como se ha dicho más arriba, nuestras acequias configuran un sistema de infraestructuras peculiar, unos usos de gestión que han creado una forma de relación de los seres humanos con el entorno muy determinada, tienen una historia que muchas personas de fuera quisieran conocer, generan un paisaje que muchos turistas quisieran visitar. Poner en valor las acequias es generar un nuevo atractivo turístico sostenible para nuestro municipio. Hacer de las acequias un atractivo turístico, hacerlas rentables económicamente es su mejor seguro de vida.
La Acequia del Aceituno riega los pagos más próximos a núcleo urbano y abastecía de agua para uso humano a la población en la época de los moriscos. Alrededor de ella había un núcleo de castaños centenarios que cubría helechos y una abundante vegetación. Hoy, esa parte de la historia de Lanjarón yace enterrada bajo una gruesa capa de hormigón, hoy los castaños secos solo sirven para que plantas enredaderas trepen por ellos mientras su madera se pudre, hoy la acequia del Aceituno, la que dio de beber a las primeras generaciones de pobladores de Lanjarón, es una tubería sin valor alguno.
Este sábado me dí un paseo y pasé por lo que queda de la Acequia del Aceituno, luego fui a la Acecarta, a la Nueva y a La Mesquerina, estas están mucho mejor al preservarse, en la mayoría de su recorrido, en su estado tradicional. Terminé bajando por el Tajo de la Cruz. Espero que os guste. Paseo por las acequias de Lanjarón
Le hemos pedido a Francisco Camacho, uno de los ponentes invitados a los Foros Profesionales (quincenales) de GRarquitectos, que nos remitiese, a modo de resumen para compartirlo con vosotros, sus reflexiones tras la charla impartida. Se da la circunstancia de que debido al tiempo trascurrido, su situación profesional y su lugar de residencia han cambiado, ya que recientemente decidió emprender un nuevo proyecto vital desde la hermana ciudad ecuatoriana de Guayaquil, una sorprendente ciudad costera que está realizando increíbles avances bajo el mandato del Alcalde Nevot, que la consagran como una próspera y moderna ciudad portuaria y de servicios. Y en la que contamos con buenos amigos, a los que mandamos desde aquí un fuerte abrazo. Por ello, antes que nada, desde La Ciudad Comprometida le queremos desear toda la suerte del mundo y le mostramos todo nuestro apoyo a Paco, aunque cualidades profesionales y humanas le sobran para triunfar allá donde la vida lo lleve… Os mostramos a continuación su ponencia sobre CONSTRUCCIÓN Y MATERIALES COMPROMETIDOS:
Hace unos días, he tenido el honor de participar en los «Foros Profesionales de GR » donde mi trabajo consistía en hablar sobre la correcta utilización y aplicación de materiales para una construcción sostenible. Gracias a que el director y amigo de GRarquitectos D. Juan Carlos García de los Reyes, me invitó a impartir uno de los foros que habitualmente viene organizando en su sede sobre un tema relevante y de una actualidad palpable y evidente como es el de una construcción comprometida y sostenible. Gracias también a todo su equipo y asistentes aquel día (unas 30 personas) entre arquitectos, arquitectos técnicos, ingenieros, geógrafos… que participaron de forma activa y muy positiva, con sus preguntas e inquietudes, y que con su actitud lograron conseguir un clima profesional, muy relajado y amistoso. En la actualidad, soy Asesor Greenbuilding (“Construcción Verde” seria la traducción oficial, pero quizás se entiende mejor como “construcción sostenible”) y mi trabajo consiste en asesorar sobre los materiales que se deben de elegir y la forma de utilizarlos tanto en construcción actual de edificaciones de nueva planta como en restauración y rehabilitación de edificios.
A veces nos encontramos con múltiples defectos, deterioros y problemas en construcción, por la utilización de materiales inadecuados o mal utilizados, o ambas cosas a la vez, y eso ocasiona graves problemas de difícil y sobre todo de muy costosa solución: azulejos que se caen, suelos que se parten o se levantan, fisuras y grietas en paredes, humedades por capilaridad, condensaciones y un número muy importante de otras menos habituales, aunque no menos importantes y que entraré a describir en otra ocasión. Para la correcta utilización de los materiales constructivos de acabados (excluiremos hormigones, acero y otros materiales estructurales) deberemos de tener en cuenta el tipo de soporte sobre el que vamos a trabajar, de que es, en qué situación está y que vamos a colocar sobre él, o como lo queremos acabar. En la mayoría de las ocasiones, nos vemos influenciados por el tema económico y recurrimos a la opción más barata, incluyendo materiales y mano de obra, pero se nos olvida pedir unas garantías, y ver realmente si esas garantías ( cuando existen) se cumplen, si se han dado por escrito, si la empresa está comprometida y es seria y responsable…etc., todos esos factores harán que uno tenga la tranquilidad de que si algo sale del todo bien, que después haya un responsable para la reparación o sustitución del problema. En resumen, que alguien lo arregle sin que a uno le vuelva costar el dinero. Pero… ¿eso se hace de forma habitual? En más del 50% de los casos no es así. Y cuando surge un problema constructivo te toca de nuevo meterte la mano en la cartera y solucionarlo, con lo cual, si sumamos lo que nos costó el presupuesto más barato a la reparación de los problemas que hayan surgido, posiblemente nos hayamos quedado con el presupuesto más caro, sin saberlo. La especialización y profesionalidad del gremio de la albañilería, presuntamente deja mucho que desear, bien porque para ser albañil no se requiere ningún título o permiso, bien porque hemos pasado por una etapa en la que hacía falta mano de obra y todo aquel que llegara era bien venido o porque en la obra se ganaba más que en otras profesiones…y decidieron cambiarse. Eso ha sido un gran mal que se ha cometido y que aun pagamos sus consecuencias, ya que de ahí salieron pequeñas y medianas empresas dedicadas a la construcción y reformas que aún siguen ofreciendo sus trabajos. Para resolver los distintos problemas constructivos en los acabados, bien sean en exterior o en interiores, debemos ponernos en manos de profesionales que sepan y conozcan los materiales que hemos elegido. Por ejemplo, si una persona decide colocar su fachada de mármol y decide poner mármol en el interior, el material es el mismo, pero es evidente que uno estará mucho más expuesto que otro. El material de agarre que deberíamos de utilizar no podría ser el mismo para ambos casos, por las distintas situaciones a las que uno va a estar expuesto con respecto al otro. Si lo que decidimos es colocar un porcelánico, ocurriría lo mismo. No es lo igual colocarlo en un suelo que en una pared. Teniendo en cuenta el tamaño de las piezas y el peso, existen adhesivos específicos para dicha colocación, denominados “C2” en general, pero no todos los “C2” cumplen con las características necesarias. Siempre habrá que consultar con el responsable del proyecto o con el distribuidor, cual es el adhesivo recomendable y estudiar las ofertas que mas no interesen. Si lo que nos encontramos es con un tema de humedades o goteras, existen materiales que solucionan de una forma económica y muy duradera esos problemas, como es el caso de los morteros impermeabilizantes flexibles, que se aplican directamente sobre el origen del problema, sin necesidad de quitar ni sustituir nada de lo anterior: El caso de una terraza por ejemplo. Si lo que hay es humedades bien en fachada o en el interior por capilaridad (absorción) que son las que usualmente llegan hasta el metro o metro y medio de altura, el sistema que se requiere es todo lo contrario a la impermeabilización. Sería el de saneamiento y transpiración de esa humedad ya que en este caso se produce por remonte capilar y actúa como cuando mojamos una galleta en un café, ella sola se encarga de absorberla, no podemos impermeabilizar el problema, lo seguiríamos teniendo internamente. Hay que dejar que esa humedad respire y se transforme en vapor de agua y utilizar materiales idóneos para eso, capaces de quedarse con el salitre (sales minerales) que arrastra ese vapor de agua, que en definitivas cuentas es el causante del la destrucción de dicha construcción.
En la mayoría de los casos nos encontramos con yesos en los acabados. El yeso es un material en desuso, ya que ha demostrado con el tiempo que no soporta una durabilidad deseada, es blando, se humedece, se estropea con cualquier roze, etc. Sobre él no se puede utilizar nada más que yeso o escayola, no admite otro material diferente o bien ya entraríamos a la aplicación de productos técnicos como son los puentes de unión, pero en el caso de humedad, no hay otra que quitar ese yeso y arrancar desde el soporte estable, para la aplicación de morteros transpirables de origen natural y ecológicos. El más representativo y usado desde las primeras construcciones es la cal hidráulica. Hoy en día, existe la posibilidad con las nuevas cales hidráulicas de construir un vivienda íntegramente con ella, con claras ventajas sobre casas convencionales (actuales) hechas con cemento (el cemento lleva solo 100 años en la construcción). Existen edificios y construcciones con muchos siglos de vida y aún están en buen estado. Sobre la utilización de dichos materiales no se requiere ninguna especialización. Cualquier albañil sabe cómo aplicarlos, ya que su aplicación es similar a la del cemento. Entraríamos en el tema de acabados con dos líneas: » alicatados» o «revocos» y pinturas. Pero eso lo haremos en nuestro próximo foro de “La Ciudad Comprometida”
Muy agradecido por la oportunidad que me habéis brindado y recibe un cordial saludo.
Con este número la revista celebra su tercer aniversario y queremos felicitarla por ello. Y lo hace incorporando distintas novedades a la misma y congratulándose por la nada desdeñable cifra de 800.000 visitas.
El tema del transporte en Lima, es en si mismo un complejo, emocionante y macabro mundo que sufrimos a diario todos los habitantes de esta ciudad, de tal forma que en los últimos años, esta problemática se ha vuelto color de hormiga, generando a la ciudad pérdidas millonarias en viajes horas – hombre, reducción de los niveles de calidad de vida, gasto de energías renovables, contaminación, etc.
A continuación dejamos una lista con los links a los artículos de la revista de este mes: