LA DOBLE CRISIS DEL CAMPO: LA BRECHA ENTRE EL MUNDO RURAL Y EL URBANO SE ENSANCHA CON LA CRISIS

«El Territorio Comprometido»

Con este titular se hacía eco la prensa escrita el pasado miércoles 24 de octubre de la doble crisis que el campo, los pueblos, están sufriendo en tiempos recientes. Y es que a las tradicionales carencias que históricamente han soportado estos territorios, ahora se les suma las propias de la crisis económica que padecemos, sólo que aquí ésta tiene una incidencia mucho más determinante.

 Por ejemplo: Si se elimina el transporte público escolar tanto en un pueblo como en una ciudad la repercusión no es idéntica, el alumno urbanita tiene la opción del resto de transportes públicos, mientras que al rural sólo le queda la opción del transporte privado; o al ser la población rural notablemente más envejecida que la urbana, la demanda de servicios específicos, como el sanitario, es más alta, por ello cualquier recorte en la Ley de Dependencia se hace notar más en el campo que en la ciudad; o no es lo mismo recortar, tal y como hace la última reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, en concejales urbanos (la mayor parte retribuidos) que en concejales rurales (la mayor parte, incluso algunos alcaldes, sin compensación económica), lo que no reduce los costes públicos y si la capacidad de participación pública de la ciudadanía en las decisiones que incumben a la comunidad… etc., etc.

FUENTE: reescribiendo.wordpress.com
FUENTE: reescribiendo.wordpress.com

 Todo esto está haciendo que se esté dando un cambio drástico en la estructuración social de la población sin consideración ni planificación de la repercusión que ello va a tener para su organización futura, pues de un lado la crisis está devolviendo a los pueblos a familias que se ahogaban en las ciudades, mientras que de otro está ahuyentando a los residentes rurales en búsqueda de mejores posibilidades de vida, en especial entre los jóvenes y las mujeres, ya que éstos al tener más estudios aspiran a unos empleos y servicios específicos que rara vez podrán encontrar en sus pueblos de seguir la actual tendencia. Ello está haciendo que la gente se concentre en las cabeceras comarcales, a la ciudad más próxima (mayores de 20.000 habitantes), donde tienen de todo, reproduciéndose así nuevos desequilibrios territoriales.

 De seguir así, el tradicional equilibrio que caracteriza la red de ciudades medias de Andalucía desde la época de las taifas puede verse alterado a favor de la concentraciones metropolitanas, lo que sin duda conllevaría al obligado abandono del campo, y por consiguiente a un potente deterioro de las condiciones ambientales del 90% del territorio, pues no debemos olvidar que el no laboreo de unas tierras tradicionalmente sometidas a la explotación agro-ganadera-forestal, muy al contrario de lo que se suele suponer, no conduce a su recuperación ecológica, sino más bien a un deterioro drástico de su capacidad frente a la implantación de flora y fauna silvestre, así como a la reproducción de riesgos naturales y antrópicos hasta ahora contenidos por estas actividades.

 Y como alguien dice en el artículo: A las personas de pueblo se les ha encomendado que cuiden el medioambiente para el disfrute de domingueros y turistas urbanitas, pero ¿qué se les da a cambio?

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Juan Garrido Clavero, Geógrafo de GRarquitectos