«La Ciudad Comprometida»»
Quizás sea algo providencial pero, en los últimos días, he recibido diferentes “mensajes muy positivos” de que algo podría estar al fin “moviéndose” en la sociedad peruana, (todavía apenas con características de gestos de rebeldía) en contra de la destrucción de los valores urbanos que de manera generalizada están dándose en todas las ciudades, en todos los distritos, en la mayor parte de los barrios, aunque obviamente con mucha mayor virulencia y agresividad en las grandes urbes con Lima a la cabeza… recientemente ubicada entre las diez ciudades más decepcionantes del planeta.
Uno de esos mensajes gratificantes lo descubrí por casualidad en una librería arequipeña, cuando me impactaron al unísono el título y la portada de un libro fantástico: “ERRAR ES URBANO” (Ediciones Contracultura), en el que su autor, Carlín, un narrador social extraordinario y nada sospechoso (¡Y arquitecto! Al igual que lo es el maestro Peridis, su equivalente español) nos muestra a través de medio centenar de dibujos magistrales el proceso de degeneración urbana y social que se está dando en las ciudades peruanas (aunque lamentablemente como sabéis esta deriva es extensible a la mayor parte de las ciudades latinoamericanas…): entornos ásperos; generalización de la fealdad y de la falta de armonía; relaciones ciudadanas agresivas; inseguridad; densificación exagerada; déficits progresivo de espacios públicos; contaminación visual, acústica y ambiental; transporte ineficiente; involución; segregación social…
“Carlín, con la publicación de este libro merece ser condecorado por el municipio de Lima como ciudadano defensor del urbanismo responsable. Porque cuando describe el desastre urbano que nos rodea no se limita a levantar “ese dedo meñique” sino que pone el dedo índice en la llaga. Y salta pus…” comenta Núñez Carvallo, uno de los prologuistas del libro.
Y el otro de los mensajes me vino a través de un artículo de opinión del también arquitecto Jorge Ruíz de Somocurcio, publicado hace unos días en El Comercio, donde felizmente es comentarista habitual. En esta crónica denominada “La calidad espacial de Lima”, mi insigne colega, entre otras cosas, afirma que estamos gestando ciudades para los próximos años compuestas por: “a) un paisaje peatonal de garajes, muros cerrados o paredes cubiertas de medidores de luz; b) espacios públicos convertidos en estacionamiento; c) calles enrejadas por inseguridad; d) destrucción irremediable del patrimonio precolombino, colonial y republicano; e) edificaciones arquitectónicamente guiadas por el lucro –salvo contadas excepciones- en el manejo y diseño de áreas libres, fachadas y la relación con su entorno; f) los ecosistemas… invadidos por sectores socioeconómicos de todos los estratos; g) una ciudad que sigue creciendo en la informalidad, a falta de una política integral de vivienda, ocupando áreas naturales, reservas de vías y espacios públicos o suelos inapropiados…” Y se lamenta con razón de que esta es, estas son en definitiva, las ciudades que estamos creando para las siguientes generaciones…
Y claro, visto desde esta perspectiva desalentadora pero al fin crítica, he sentido con gran alivio que el tremendo esfuerzo que se está desarrollando en Arequipa en el diseño de su Plan de Desarrollo Metropolitano (¡Al fin en su andadura final!) no se trata de una iniciativa excéntrica ajena a la realidad social ni a la demandas reales de los ciudadanos… aunque como quizás sea fácil adivinar, formular un plan urbano comprometido en un contexto como el que los maestros de lo urbano Carlín y Ruíz de Somocurcio nos describen, se trata de una tarea ciertamente difícil que requiere de una grandísima determinación: Una firme determinación por parte de las autoridades políticas responsables, en este caso la Municipalidad Provincial de Arequipa; y una no menos firme determinación por parte de Desarrollo de Ciudades Comprometidas, el equipo pluridisciplinar de expertos, en el que los arquitectos, como es mi caso, cumplimos funciones de dirección y de coordinación… Y es que como no hay peor cuña que la de la misma madera, inexplicablemente la críticas más desproporcionadas, feroces y agresivas a este proceso de cambio urbanístico (como también los métodos utilizados para intentar evitar su aprobación) están viniendo precisamente desde las instituciones profesionales… cuando paradójicamente deberían ser ellas las que deberían liderar no solo en esta ciudad, sino en todo el país un proceso de cambio desde las ciudades decepcionantes actuales a otras ciudades comprometidas que deben ser posibles…
Ciudades comprometidas con la armonía, con la equidad, con el patrimonio heredado, ciudades integradoras, capaces de generar entornos en los que vivir y desarrollarnos como personas, que favorezcan buenas relaciones sociales, responsables con el medio ambiente y ciudades también eficientes…
Articulo de Juan Carlos García de los Reyes publicado en el número de Mayo de la Revista Digital Apuntes de Arquitectura
Perú está en una encrucijada determinante para su futuro. El desarrollismo que está viviendo puede desbocársele si no le tira de las riendas de la planificación y la ordenación territorial. Pero su problema no radica tanto en su medio como en la cultura de sus ciudadanos, inmersos en un vivir día a día sin proyección. La cuestión del tráfico en Lima es una de las puntas de ese iceberg que digo, frente a la enorme potencialidad que alberga el transporte público para esta ciudad, los limeños se empecinan en mantener un caos insoportable, yo diría casi único. Y como muestra un botón: me decía un taxista limeño que tras varios años repartiendo paquetería en España se había mal acostumbrado en el manejo de autos y ahora difícilmente podía conducir por las calles de Lima sin sufrir percances… que en Europa todo era orden, se cambiaba de carril señalizando y cuando se entregaba un paquete todo el mundo recepcionaba su factura justificante… en definitiva, que Perú tenía que cambiar y pronto. Como podrá adivinar el lector, aquel viaje se saldó con dos o tres situaciones límites de colisión, y por supuesto, sin que el taxista emitiera la solicitada factura; lo que me hizo barruntar que el cambio sólo llegaría desde muy abajo. No obstante he de decir que de las pocas alegrías que uno se lleva en aquel maravilloso país es la de Arequipa, que aunque aun tiene mucho que mejorar, indudablemente ya tienen mucho camino andado para salir de las «ciudades decepcionantes».
Acercarse a los problemas de las ciudades con cierta perspectiva temporal es algo que no es sencillo. Todos en general, nos vemos inmersos en barullo del dia a dia y los arboles no nos dejan ver el bosque. Perú, como otros tantos países que llevan unos años con un gran crecimiento, está en ese momento en el que reflexionar sobre qué ciudades, qué pueblos, qué espacios naturales…etc, quiere para esa nueva sociedad que está creando a pasos agigantados.
Espero que, por el bien de la sociedad arequipeña, el Plan de Desarrollo Metropolitano sea aprobado finalmente y que nuestros compañeros arquitectos se dediquen a hacer aportaciones para una Arequipa mejor en todos los aspectos: calidad urbana, social, económica, cultural, sostenible, etc.
Gracias por vuestros acertados comentarios. En realidad, viéndolas cosas con perspectiva, el debate que aparentemente se está abriendo en las ciudades latinoamericanas en general, y en as peruanas particularmente, ya lo hemos vivido hace unas décadas en als ciudades españolas… de ahí la importancia de que los urbanistas nos impliquemos activamente en defensa de aquellas cuestiones que consideramos esenciales para la conformación de lo que consideramos Ciudades Comprometidas…
No es sencillo. Modificar la inercia (generalmente perversa) del caos cuesta. La dinámica del que casi todo vale está muy arraigada. Pensar desde los intereses colectivos requiere toda una transformación social… Y, como en todos los sitios, los intereses creados pueden mucho, y cuesta otro tanto reconducir los hacia los intereses colectivos.
Es una pena que algunas personas no den la importancia que tiene al urbanismo porque una ciudad planificada permite mejorar la calidad de vida: reduce los tiempos en el coche, el estrés, fomenta la tranquilidad permitiendo disfrutar de la ciudad, de pasearla, etc.
DUELE. Duele leer que Lima esta entre las ciudades más decepcionantes del “mundo mundial”. Y duele, porque son familia genética y cultura compartida. Y esperanza el saber que nuestra gente (junto a ellos), como vosotros y la UIM, anda por esos mundos tratando de enderezar los muchos entuertos que tras quinientos años, no han sido enderezados. Pero no es solamente en Lima y si en toda la mancha de aceite que comprende a hispano-América (o sud-América, o América latina, o…¡que se yo!). ¿Qué hicimos los hispanos bien en América? ¿El llegar o el salir? Porque decires negros los hay desde el siglo XVI, en boca de gentes ignorantes dispuestas a represiones ideológicas desde Italia, Alemania o Francia, y algunos venidos de allá dicen que les robamos y matamos a los indios (¿es cultura o leyenda-negra?), cuando las primeras universidades del continente americano, se implantaron allá y nuestra administración y leyes, posaron sus mas altas cotas de corrección y planificación envidiable a otros imperios que solo se situaron para usurpar sus monumentos e historia material, sin dejar el menor rastro de su paso. La historia es cruel, pero la realidad, es peor incluso. Pese a ello, siempre estaremos con ellos, porque son familia y llevan nuestra sangre y cultura. GRACIAS
La Ciudad Metropolitana de Arequipa, se ha dado una gran oportunidad, en la busca del buen vivir de los Arequipeños, un plan de desarrollo metropolitana, con una visión y objetivos hacia una ciudad sostenible, capaz de aprovechar los recursos naturales y hidrícos que nos da la naturaleza, mayor y mejor comunicación de la ciudad con una menor contaminación del medio ambiente,una ciudad que genera economía y mejor trabajo para los Arequipeños.