«La Arquitectura Comprometida»
Nuestra ciudad es magnífica. Posee un halo que pocas ciudades tienen. Sus barrios y calles atrapan al visitante, y a los propios granadino, que a veces, insertos en la rutina diaria, perdemos de vista que somos unos privilegiados por poder disfrutar de tantos y tan bellos rincones que nuestra ciudad nos ofrece.
Hoy queremos compartir con vosotros un lugar que probablemente muchos ya conoceréis. Unos jardines donde parece que el tiempo se detiene, que parecen concebidos para evocar paz y tranquilidad, a la vez que sorprenden sus magníficas esculturas. Un rincón de Granada donde todos deberíamos perdernos alguna vez. Hablamos de los jardines de la Fundación Rodríguez Acosta. Se encuentran en el interior del Carmen que alberga la fundación, sin duda un icono de la arquitectura granadina de principios de siglo XX, declarado Monumento Nacional en 1982. Un edificio en el que se funden varios estilos arquitectónicos, fruto de la dedicación de un hombre, José María Rodríguez-Acosta, que gracias a su posición y a su amor por el arte, pudo dedicarle a esta empresa muchos años de su vida.
Los jardines son un lugar de ensueño. Gracias al desnivel del terreno, hay numerosos balcones y miradores desde donde se puede observar gran parte de Granada y su Vega. Además los rincones que alberga sin duda son una delicia para cualquier persona.
El visitante se adentra en El jardín de Baco, donde parece ser transportado por entero a una villa romana, sigue, cruzando el Criptopórtico, asombrado por este espacio circular hasta llegar al Patio de Venus, donde la atención se centra en la estatua de la diosa, en el interior de una gran alberca. En unos de los laterales del estanque se encuentra el acceso a las Galerías Subterráneas. Un entresijo de túneles y pasadizos sobre los que se cimenta el edificio principal y el jardín, los cuales fueron construidos sobre unas antiguas cuevas, ahora decorados con pilastras y motivos clasicistas, como si de unas catacumbas se tratasen.
Desde el Jardín Bajo, y sus pórticos salpicados de fuentes y alberquillas, se puede observar una magnifica panorámica del barrio del Realejo. Presidido en su zona central por una escultura clásica de la diosa Diana, protectora de la naturaleza, nos conduce, bajo una hilera de cipreses, al Paseo Funerario , que toma su nombre de una sepultura de origen salmantino, de una religiosa fallecida en XVII. Una pieza original del arte renacentista castellano.
Esto es lo magnífico de este jardín, su tranquilidad y armonía, salpicado de innumerables obras de arte originales, enmarcadas en elementos arquitectónicos que simplemente nos asombran.
El interior del Carmen también ofrece al visitante varias colecciones en el museo del interior del edificio, con numerosas piezas de colección y un gran fondo documental y bibliográfico.
Este es uno de los rincones de Granada que sin duda todos deberíamos de disfrutar y dejarnos embriagar por todas las sensaciones que evoca.
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