Hoy queremos compartir con vosotros un pequeño documental sobre los paisajes de Almería. Una tierra que la luz baña desde las idílicas playas del parque de Cabo de Gata, hasta las áridas tierras del interior del desértico Tabernas. En este documental podremos ver como el entorno puede ser disfrutado y explotado de diversas formas.
En el documental haremos un viaje desde la visión del fotógrafo Carlos Pérez Siquier, hasta las escenas cinematográficas más conocidas, rodadas en Almería. Y es que el paisaje de Almería es un paisaje de cine.
Directores nacionales e internacionales han visto en esta provincia el lugar idóneo para rodar sus largometrajes, películas internacionales como Cleopatra, Lowrence de Arabia, o más recientemente Exodus, y también nacionales como El Niño, han echo del entorno un actor más del reparto, y una fuente de recursos para los habitantes de la zona.
Para ver el documental completo pincha en la imagen.
Las ciudades se han convertido en los actores clave del desarrollo y de la vida mundial. Basta con mirar los números. Según las estadísticas del banco mundial, en el año 2013, el 53% de la población mundial vive en zonas urbanas, lo que supone unos 3.763 millones de personas aproximadamente. Y todas las proyecciones apuntan a que en los próximos años esta cifra seguirá creciendo, hasta el punto que algunos autores, como Leo Hollis, afirman que a finales de este siglo un 99% de la población mundial será urbana.
Esto nos lleva obligatoriamente a pensar en las ciudades con una visión de futuro, tanto en su crecimiento y ordenación, como en ciertas variables importantes como la sustentabilidad, la eficiencia energética, la innovación en múltiples áreas, la apuesta por la cultura y la creación, la planificación de los espacios con mirada holística y la capacidad de resiliencia. Y todo ello desde el “urbanismo social”, es decir pensar en las millones de personas que las habitan. Así, el crecimiento de las grandes urbes, así como el cambio climático son dos de los desafíos que se nos presentan en el nuevo siglo.
Las ciudades se han convertido en actores propios, incluso a veces con dinámicas tan concretas que interactúan con otras grandes urbes por encima de los gobiernos nacionales. Esto viene dado porque las son el principal generador de riqueza y consumidor número uno del planeta, así como los focos de los grandes problemas climáticos, como la contaminación. La necesidad de ordenación de estos grandes monstruos es esencial para garantizar la habitabilidad de sus moradores, y las soluciones beben de estas relaciones interurbanas internacionales, exportando y compartiendo experiencias, ideas y soluciones entre ellas. Por ejemplo el plan de basuras de San Francisco, el Metrobus colombiano, la eficiencia en materia de transporte de Seúl o Londres, son ejemplos para otras ciudades de cómo poner solución a problemas concretos, salvando las características propias de cada una de ellas.
Por otro lado, cada vez se tienen más en cuenta como grandes centros de intercambio y generación de cultura, ideas, tecnología y cambios y fragmentación social. Además las propias necesidades de las personas que vivimos en ellas han cambiado sustancialmente desde hace un siglo, demandando, con más fuerza, espacios verdes, vías de movilidad en bicicleta, etc. Por ello otra cualidad indispensable del nuevo planteamiento urbano, es la capacidad de las propias urbes de reinvertarse y adaptarse a las nuevas demandas, ya que al fin al cabo una ciudad es sus habitantes.
En conclusión las nuevas macrociudades del siglo XXI crecen más allá de sus propios países ya que son los principales actores políticos, sociales, económicos, consumidores y contaminadores, y nuestro gran reto es empezar a desmigar las claves para ponernos trabajar en su ordenación, ya que nuestra calidad de vida, y la de millones de personas depende de ello.
En una reciente mesa redonda celebrada en Lima: “¿Y yo qué tengo que ver con mi ciudad?” con motivo de la Convención de las Naciones Unidas LIMA COP20, se analizó el concepto de ciudades sostenibles y, en particular, su situación frente al cambio climático. Aquí le presentamos seis ideas que nos ayudarán a pensar cómo cuidar las nuestras.
1.- Se necesita una agenda de gestión local para lograr ciudades sostenibles: más del 50% de la población mundial vive en ciudades y que, en el caso de Latinoamérica, llega al 70% (75,8% en el Perú). En la actualidad las ciudades consumen las dos terceras partes de la energía mundial y son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
“Vincular las ciudades sostenibles con el cambio climático permitirá una adecuada gestión local que mejore la calidad de vida de sus habitantes y propicie la mitigación y adaptación de los efectos de este fenómeno global”, dijo Barandiarán, para quien no debemos mirar sólo a las grandes ciudades, sino también a las ciudades intermedias, que tienen sus propias características. Indicó que el mayor reto para el Perú en la implementación de un programa de adaptación y mitigación para ciudades es mejorar la gobernanza a nivel local.
2.- Un mejor planeamiento urbano minimiza el riesgo de las ciudades frente a desastres naturales: la falta de un planeamiento urbano conlleva al desarrollo de zonas urbanas inadecuadas que son más expuestas a los desastres naturales y en particular a los eventos climáticos extremos. Es más que cuestionable el hecho de proveer servicios como luz o agua, u otorgar títulos de propiedad, a los habitantes de estas zonas inadecuadas, por el hecho que fomente el ánimo a quedarse, y sugirió encontrar otras soluciones. “Es momento de empezar a considerar la ciudad como parte del territorio”, resaltó Neyra.
3.- Promover la lentitud y reapropiarse el espacio público: Debemos repensar el ideal de ciudad. “Hoy soñamos una ciudad moderna y rápida, pero el resultado es una ciudad peligrosa, contaminada, impersonal, ineficaz y mecánica. Deberíamos preguntarnos de nuevo: ¿Qué ciudad queremos? Una ciudad para sus habitantes, que busca el desarrollo”, sostuvo Carlos F. Pardo, quien propuso invertir la visión clásica de la ciudad y promover la lentitud en lugar de la rapidez.
Arrué reforzó la idea de rehumanizar la ciudad y de hacer de ella un espacio menos exclusivo y agresivo, y más inclusivo. Hoy las ciudades ofrecen espacios muy reducidos para poder caminar y desplazarnos, y los habitantes no se sienten cómodos sus ciudades. El espacio público no son sólo los parques o las plazas, como solemos imaginar, aunque en realidad la calle es el principal espacio público. “Hay que pensar la ciudad como un gran espacio público -agregó-. Se debe pensar en la personas primero, invertir en ellas antes de invertir en las vías”.
4.- Un sistema de transporte integrado que incluya estos tres niveles de decisión del ciudadano: EVITAR: Evitar los viajes gracias a la proximidad de los servicios; CAMBIAR: Cambiar los modos de transporte, es decir, poder tomar la bicicleta o el bus en lugar del auto; y MEJORAR: Si acabo se debe usar el auto de todas formas, mejorar la tecnología de los vehículos.
También se promovió el desarrollo de más espacios peatonales que resulten en una mejora social, mayor sensación de comunidad, mejor seguridad, activación de los comercios, y por supuesto menores emisiones de GEI. “Los carros deben quedarse en periferia de la ciudad”.
5.- El arte como medio de concientización en las ciudades: M. Esquivel, mostró cómo el arte puede generar conciencia ciudadana y en particular conciencia medioambiental, con varios ejemplos de creaciones artísticas realizadas con familias y comunidades por su asociación. “Las acciones concretas vienen primero de una conexión más espiritual con la naturaleza”, dijo.
Y 6.- El ciudadano como actor de su ciudad: Hubo consenso general sobre la importancia del rol del ciudadano como motor de cambio en su distrito -a través de la formación de junta vecinales, presionando a los alcaldes sobre proyectos medioambientales- y como tomador de acciones a nivel individual para bajar su impacto personal sobre el planeta.
Hace 500 años vivió en Granada un tipo inquieto y revolucionario. Un tipo excepcional para su época y un personaje histórico fuera de toda duda… Un granadino –adoptivo- universal cuya fama, o más bien su obra, nada tuvo que ver con conquistas militares, con logros políticos o con el poder terrenal. Ni tan siquiera con las artes o con la literatura. Todo tuvo que ver con que este buen hombre, en cierto momento de su vida, tuvo claro que debía asumir un reto colosal, y en cumplimiento de “su misión” buscó y halló la complicidad de la sociedad que le rodeaba invitando a ricos y poderosos a que se ayudaran a sí mismos dando limosna a los pobres…
“Que aquel al que la suerte le acompaña no se desentienda del sufrimiento ajeno”
Y aquella misión, que se tornó más bien en milagro, fue legarnos a través de su vida y de su ejemplo que los pequeños cambios pueden ser poderosos. Y que la coherencia y la solidaridad resuenan con fuerza en nuestras consciencias y que es posible un cambio colectivo hacia una sociedad más justa, que acoja, cuide y respete a los más vulnerables.
Su ejemplo fue contagioso ya que apenas veinte años después de su muerte, aquella iniciativa que partió desde Granada, se extendió a numerosas ciudades de España, Europa y América, cuya llama hoy sigue no solo viva sino ardiente, y cuyo poder transformador sigue plenamente vigente gracias a que se sigue nutriendo de la coherencia y del testimonio personal.
A aquel personaje excepcional se le conoce como San Juan de Dios, y sus comprometidos seguidores, los miles de seguidores que hoy se cuentan por todo el orbe, están empeñados en poner de moda el Desarrollo Solidario. Tiene como objetivo identificar y atender necesidades de colectivos y personas vulnerables o en riesgo de exclusión social, movilizando para ello todos los recursos que son capaces de acopiar. Y su acción solidaria la desarrollan en el entorno de sus hospitales y centros (porque existen bolsas de pobreza, exclusión social y marginación que requieren una mayor atención) y sobre todo a través de la cooperación internacional, ya que suele coincidir que los países más pobres son precisamente aquellos cuyas estructuras sociales públicas son más débiles y por tanto donde mayor desamparo tienen las personas enfermas y con discapacidad.
Por eso, nada mejor para empezar el nuevo año 2015 que reconocer con enorme orgullo y agradecimiento los méritos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que desde hoy engrosará nuestra selecta nómina de Ciudadanos Comprometidos, considerando asimismo a sus benefactores y voluntarios,por su acción solidaria y ejemplar. Al tiempo que queremos hacernos eco de su llamada a participar en esta acción que mueve corazones y transforma las condiciones de vida de miles de personas. Y nada para ello como haberos hablado de ellos, ya que como dicen, el primer paso es conocer lo que hacen… ya el resto ya vendrá por añadidura.