«La Ciudad Comprometida»
Hoy queremos compartir una gran noticia, y es que el pasado diciembre, el Ministerio de Cultura de Perú, declaró el primer paisaje cultural del país, El Candelabro de Paracas. Esta declaración viene motivada por ser “una expresión de obra de arte en un espacio físico natural con valores históricos, tanto por la cronología como por el enigma de su origen. Es parte de la identidad local, regional y nacional.”
Este impresionante geoglifo se emplaza en la costa peruana, al sur de la capital, en Pisco. Tiene una extensión aproximada de 170 metros y está grabado en la superficie, con profundidad promedio de 1.20 metros. La atmósfera salitrosa que envuelve la colina ha actuado como aglutinante, apelmazando y endureciendo la arena que rodea al candelabro. Los fuertes vientos, denominados Paracas, rellenan y vacían regularmente la figura; a pesar de los sedimentos arenosos que cubren la superficie, las líneas del dibujo siempre están bien marcadas, porque son los mismos vientos que van quitando el exceso de arena de los canales.
Según la propia declaración del ministerio: “Denominado localmente como Tridente o Tres cruces, evidencia la existencia de un sincretismo simbólico en la figura que representa, el mismo que da origen al enigma de su creación, antigüedad, y por consiguiente, la funcionalidad del mismo. Esta incógnita es al mismo tiempo una marca territorial por el valor distintivo y diferenciador de su territorio frente a otros.
Este Paisaje Cultural, expresa un conjunto de valores, símbolos y creencias, manifestadas principalmente en los pobladores de San Andrés, Pisco y Paracas, que reconocen a este ícono o figura como “suyo”, generando el sentimiento de pertenencia y apropiación desde generaciones atrás. Se convierte en un referente de ubicación y localización de especies marinas específicas para la pesca local, forma parte de la actividad turística, evidenciando una relación directa entre la población y el medio físico.”
Desde La Ciudad Comprometida, llevamos años difundiendo la importancia de la conservación de los paisajes culturales, como muestras vivas de nuestra historia, como expresión de nuestras costumbres y creencias pasadas y futuras y su impronta en el territorio. Sin duda nos alegra este tipo de noticias, que ponen de manifiesto la importancia que tienen una buena la gestión del patrimonio cultural, y el reconocimiento a las manifestaciones vinculadas al territorio. Esperemos que este inmenso candelabro alumbre nuevas declaraciones y sea el comienzo de un patrimonio protegido y valorado.