Mi padre siempre nos decía que a los hijos no hay que legarles bienes, pero sí dos cosa esenciales: educación y hermanos… Y yo he tenido la inmensa fortuna de tener muchos hermanos… y muchos amigos buenos, algunos de los cuales son también hermanos, o incluso más aún. Gracias Bonifacio Nava Gómez por tus palabras:
“Quién nos iba a decir que las sonrisas en Casa Íbero –Capileira, allá por 1980- serían las primeras de las muchas que, desde entonces, has provocado en esas –y otras- tierras.
Estabas empezando apenas con tus primeros exámenes y ya se sabía –yo sabía- que mi amigo el troglodita de «Al-Guadix», pequeño pueblo «Granaino», medio moro medio cristiano, nos iba a legar, por esa aura de eternidad que proporciona una cueva, algo por lo que estar orgullosos por y para siempre.
Tus actos están teledirigidos por el tesón, tus retos, fines, tu MISIÓN.
Lápiz en mano y mordiéndote la lengua ya sea para un comentario de texto, para un dibujo o un problema de integrales. Esos actos que te hicieron arquitecto como te podían haber hecho otra cosa…
Luego eso lo convertiste en Humanismo y lo estás legando, a costa de tantas cosas que tú sabes… a la posteridad.
Sigue y cuenta conmigo, hermano.”
Bonifacio Nava Gómez, Agente inmobiliario. España
Texto perteneciente al Prólogo de mi libro: REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA: LO QUE SIENTEN MIS PENSAMIENTOS