Hace unos días os hablaba sobre la importancia de que en cada municipio se realice una catalogación exhaustiva de todo su patrimonio cultural en todas sus categorías, desde aquel que atesora valores de tipo monumental (una catedral, un castillo, un palacio…) hasta aquellos otros elementos que son resultado de las tradiciones o del buen hacer de sus habitantes (la arquitectura popular, un antiguo molino harinero o unas eras de trilla) porque todos ellos configuran el poso de la historia local y deben ser legados a las futuras generaciones no solo en buen estado de conservación sino también en un contexto que permita la armonía de estos elementos con el lugar.
Y por los comentarios que me habéis hecho llegar unos y otros he pensado que está más que justificado que en los próximos días vayamos profundizando en esta materia, y qué mejor que hacerlo a través de algún caso concreto. Pues bien, hoy voy a hablaros precisamente del patrimonio más abandonado a su suerte y menos valorado… EL PATRIMONIO CULTURAL RURAL.
Hace unos años, con motivo de la elaboración del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU de BAZA) de un municipio andaluz, propusimos a su ayuntamiento realizar una catalogación exhaustiva del numeroso patrimonio cultural que se hallaba disperso por su espacio rural, y felizmente pudimos afrontar aquel trabajo que nos llenó de satisfacciones y que se convirtió en una herramienta esencial para la tutela patrimonial de este municipio.
Y es que, como escribimos entonces, “la ciudad no se encuentra aislada del territorio que la rodea ni ha albergado siempre entre sus límites urbanos a todos los habitantes, por lo que entre los que habitan la ciudad y los que viven de manera dispersa en el territorio se establecen múltiples relaciones de contacto que van dejando una serie de huellas en el paisaje en forma de construcciones, caminos, campos de cultivo, acequias, minas…que son los que lo caracterizan y que generalmente albergan unos valores culturales y etnológicos muy valiosos y que constituyen la esencia de unos modos de vida y de relación del hombre con el territorio que forman parte de la historia local.
Las zonas rurales de Andalucía, con la crisis de los sistemas productivos tradicionales en los años 60 del siglo pasado vivieron el éxodo de sus habitantes hacia las ciudades en la búsqueda de una mejor calidad de vida, con el consiguiente abandono de todo aquello que les ligaba a su situación anterior.
Y sólo en aquellas comarcas con un menor desarrollo económico han pervivido hasta fechas más recientes formas de economía tradicional que han mantenido en uso y por tanto conservado los elementos que configuraban ese paisaje ruralizado, aunque en franco proceso de desaparición casi total. Sin embargo y paradójicamente los nuevos gustos sociales por el regreso a la vida en el campo, el turismo rural, etc., están provocando una presión y un consumo no respetuoso en muchos casos del rico patrimonio rural, trasladando al ámbito rural tipologías y modelos que poco o nada tienen que ver con lo que antes había.”
Su realización requirió una concienzuda y sistemática labor de campo a lo largo y ancho de todo el territorio municipal, completada con otras tareas de investigación documental.
Y como resultado, el Catálogo de Protección Cultural del Medio rural se concretó en:
– Fichas individualizadas para cada elemento, conteniendo:
Identificación del elemento
Descripción del mismo
Valoración
Condiciones de ordenación
– Consideración de las categorías:
Patrimonio Arquitectónico (189 elementos)
Patrimonio Arqueológico (253 elementos)
Patrimonio Etnológico (118 elementos)
Patrimonio Natural (14 elementos)
– Y zonificación del territorio, con la intención de comprender mejor la relación entre los elementos catalogados con el territorio y con el paisaje del que forman parte, estableciendo zonas con características tanto geográficas como antrópicas más o menos homogéneas, que en el caso de Baza fueron 4:
Sierra de Baza-Parque Natural
Vega-Campo de Jabalcón
Llanos de Jamula-Ramblas
Llanos de Baúl-Atalaya
Próximamente os desarrollaré en detalle una de estas zonas para que disfrutemos juntos de todos esos tesoros que el mundo rural nos ofrece… aún.
Casa de Antonio el pastor. Arquitectura vernácula de alto valor etnológico
Acueducto del molino de Tablas.
Dolina en las Torcas del Calar de Casa Heredia
Buen dia, te felicito por tus comentarios tan sensibles y además la preocupación del sector rural tan abandonada.
Tienes una redacción muy limpia, y transmites tu amor en todo lo que propones.
Un abrazo desde Chile.