«La Arquitectura Comprometida»
Desde La Ciudad Comprometida queremos compartir con todos vosotros el reciente reconocimiento profesional que se le ha hecho a nuestro colega y compatriota andaluz y español, el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra. No es la primera vez que este arquitecto, titulado por la Escuela de Arquitectura de Sevilla allá por el año 1972, recibe un reconocimiento por su trayectoria profesional. En otras muchas ocasiones ha tenido la posibilidad de recoger premios por eso que él sabe hacer con tanto esmero: arquitectura.
En esta ocasión el reconocimiento proviene del otro lado del “charco”, nada más y nada menos que desde Argentina, desde donde han sabido valorar su buena trayectoria profesional, y es que no son pocas las buenas obras que podríamos mencionar. La entrega de premios tuvo lugar en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, encuadrada en la Bienal Internacional de Arquitectura BA11.
Proyectos ubicados en ciudades muy conocidas por él, como su ciudad de nacimiento, Sevilla, y otras más lejanas geográficamente, pero que con el tiempo ha llegado a comprender hasta el nivel de ser capaz de plantear soluciones dignas de un primer premio, como ocurrió con los trabajos que realizó en el Museo del Mar y de la Navegación de Génova (2004), obteniendo el premio al Museo Revelación del Año.
Quizá la clave de tanto éxito reside en que entiende y trata la arquitectura como aquella que resuelve los problemas de la gente, que ofrece espacios de libertad, bienestar y de confort para la sociedad, y es esa arquitectura la que le interesa, aquella que pone el acento en la dimensión humana y urbana, la que termina convirtiéndose en paisaje.
Esta forma de trabajar y de entender la arquitectura ha permitido que desde su estudio hayan salido numerosos trabajos de todas las escalas y ámbitos. Ha realizado desde trabajos de diseño de mobiliario urbano hasta auténticas intervenciones urbanas, como la ordenación del frente marítimo de Vigo, donde recupera la fachada al mar, generando un espacio de centralidad y transformando el ritmo social de la ciudad. La intervención en lo existente ha tenido gran cabida en su trabajo, ya que un elevado número de proyectos que han cuajado en su estudio, han sido proyectos de rehabilitación y restauración, como ocurre con la Restauración y Rehabilitación del Área Fabril de la Cartuja de Sevilla para Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), o la Rehabilitación del Palacio de San Telmo para sede de Presidencia de la Junta de Andalucía en Sevilla.
Otra virtud que este arquitecto tiene es la de ser capaz de transmitir todo su conocimiento como profesor, impartiendo docencia en diferentes escuelas de arquitectura. Esta labor la comenzando en la Escuela de Arquitectura de Sevilla, donde estuvo hasta 1987. Desde 2006 dirige el Taller Internacional de Arquitectura Vázquez Consuegra de la Universidad de Sevilla y desde 2007 es profesor de la Academia de Arquitectura de la Universidad de la Suiza italiana en Mendrisio.
Todo su esfuerzo, con fiel reflejo en sus trabajos, le ha servido hasta ahora para cosechar los más merecidos reconocimientos. Sin duda es un arquitecto que con el paso del tiempo, ha demostrado y seguirá demostrando que vale para hacer este trabajo. Desde aquí le damos la enhorabuena, no solo por el premio que acaba de obtener, sino por todo lo que ha sido capaz de conseguir con el buen hacer, y le deseamos mucho éxito para el resto de su carrera profesional, como así ha sido hasta ahora.
Jesús Rubio Gómez, arquitecto de GRarquitectos
Me llama la atención una frase del artículo que me gustaría que se comentara: «la clave de tanto éxito reside en que entiende y trata la arquitectura como aquella que resuelve los problemas de la gente». Supongo que coincidís conmigo en que muchos edificios modernos complican más que resuelven los problemas de las personas, es como si cuando un arquitecto diseña algún edificio, sólo piensa en la estética o lo puramente arquitectónico sin tener en cuenta que ese edificio tiene que ser, primero utilitario y adaptado a su destino final y no al contrario. ¿Qué pensais vosotros?
Comúnmente se dice que los arquitectos trabajan para hacer «casas bonitas» y los ingenieros para realizar «obras que no se caigan», pero tan cierto es que no es oro todo lo que reluce, como que cuando el río suena agua lleva. Desde mis profanos conocimientos, pues no soy ni arquitecto ni ingeniero, con los que me atrevo a escribir, he de decir que conozco arquitectos e ingenieros regulares, entre los que prima el presupuesto de la obra; arquitectos e ingenieros buenos, entre los que se valora la estricta aplicación de su profesión; y arquitectos e ingenieros excelentes, entre los que se combinan sus saberes y otros muchos (estéticos, paisajísticos, sociales, ambientales, etc.), dando prácticamente igual atención a lo práctico como a lo estético. Ya sé que pedir la perfección es un tanto ufano, pero no me resisto a solicitarlo como ciudadano que tarde o temprano se vé imbuido en ese conjunto de elementos que componen nuestras ciudades.
Estoy de acuerdo con Antonio, el fin de la arquitectura es satisfacer las necesidades de sus usuarios y la estetica no debe ser lo único que la mueva, ya que si no séría escultura.
Por supuesto que un proyecto no es solo estética, ya que son muchas las variables que intervienen en su elaboración. La funcionalidad, la previsión de cambios, la integración en el medio, la economía y las condiciones sociales son algunas de ellas. Un buen proyecto es aquel que atiende en mayor medida a todas las variables posibles, y muchas veces eso se refleja en la imagen final del edificio y en el cuidado que se tiene en cada detalle de esta.
Antonio plantea una pregunta que nos hacemos muchos.
No conocía la obra de este insigne arquitecto, pero por lo que describe el artículo llama la atención la sencillez, belleza y funcionalidad de su obra, además de integrarse perfectamente en el entorno.