HOY OS QUIERO HABLAR DE ALMAGRUZ

Buenos días. En estos días pasados, he conocido un lugar y una iniciativa memorables, y me gustaría hablaros de ambos, entrelazados.
Ya terminaban mis días de descanso en las tierras de Guadix cuando la casualidad hizo que me integrase en una visita guiada a Almagruz (Purullena, España), un lugar mágico en el que puedes percibir las sucesivas capas de su historia milenaria así como la pervivencia extraordinaria de una cultura ya casi olvidada en la que el hombre dialogaba magistralmente con los recursos de la tierra.
Almagruz es un paraje ubicado en un pasillo natural de Andalucía por el que ha deambulado el hombre desde el origen de los tiempos, justo donde el páramo se encuentra con la frondosidad del valle, que ha acogido sin interrupción un pequeño asentamiento humano relacionado con la explotación de los recursos de la tierra y con el tránsito de viajeros. Y allí es tan singular su hábitat troglodita en el que las cuevas están labradas en una especie de acantilado de arcilla, como maravilloso el paisaje que domina, presidido en el horizonte por las cumbres nevadas del Parque Nacional de Sierra Nevada.
Y también Almagruz es una preciosa iniciativa agroturística que los hijos de sus últimos moradores han llevado a cabo, que nos acerca a las múltiples facetas del lugar, ya que no solo puedes alojarte en alguna de sus delicadas casas-cueva, sino que allí puedes conocer todos los detalles y toda el saber popular de un modo de vivir que ya desapareció hace pocas décadas, ya que forma parte de la red andaluza de centros de promoción de la artesanía y etnografía y para la recuperación de los oficios artesanos.

Durante la visita guiada pude conocer las entrañas del lugar y toda la cultura que allí rezuma: oficios, utensilios, costumbres, alimentos, artesanía, historia, arquitectura, tradiciones… y escuché numerosas palabras evocadoras que me trasportaron a otra época, tales como argar, ancestros, bereber, brebajes, manar, seda, esparto, pigmentos, cueva, granero, melaza, telar, tejar, cal, cuajo…
Además tuve la fortuna de integrarme en un grupo singular sabiamente conformado por un buen amigo, lo que permitió posteriormente intercambiar las vivencias recibidas desde la visión particular del poeta, del fotógrafo, del dinamizador social, del político, del periodista, del artista plástico o del urbanista… y os puedo garantizar que todos salimos llenos de paz y muy reconfortados con el lugar y con esta iniciativa, por lo que quería compartir esta experiencia con todos vosotros.

Mis agradecimientos a la fotógrafa Nuria Hernandez

ORGULLOSO DE LO QUE BOGOTÁ ME ENSEÑÓ

 Ayer domingo viví en primera persona la explosión de ciudadanía que cada día festivo se da en la ciudad de Bogotá: su CICLOVÍA. Y como era de esperar, fue maravilloso… Os cuento:
Imaginaros una metrópoli inmensa de casi 10 millones de habitantes y que, aunque lleva décadas buscando cómo prosperar, sigue siendo caótica, con el aire muy viciado, colonizada por el tráfico y con gravísimas carencias de espacios públicos. Pues en este contexto y haciendo virtud de su necesidad han desarrollado una de las mejores prácticas urbanas que he conocido: fomentar la práctica deportiva y los hábitos saludables gracias a la peatonalización de una malla de calles y avenidas que se interconectan en un circuito de 150 km que cubre todos los sectores de la ciudad.
Y es que este concepto de “ciclovía dominical” que se viene realizando desde 1974 ya se ha extendido a numerosas ciudades colombianas y latinoamericanas, y se ha consolidado como una interesante y enriquecedora acción para la “recuperación”, aunque sea temporal, del espacio público que robó el coche, su dueño absoluto. Aunque bien es cierto que probablemente en una ciudad más equilibrada, dotada con unos transportes públicos eficientes, una red proporcionada de dotaciones y equipamientos, y con espacios públicos y parques urbanos bien localizados, no se vería obligada a reclamar un ámbito que nunca debió perder.
Así que yo ayer, recién llegado y aún con evidentes síntomas de “jet lag”, salí a recorrer sus calles de manera segura y encantadora. Y fui uno más de ese millón de bogotanos que gozaron de la mañana bien con la bici, simplemente paseando al perro, acompañados de sus hijitos, corriendo millas, o practicando zumba. Y a lo largo de tres horas alterné caminata con trote, además de soltar varios piropos más que merecidos y de regalar miles de sonrisas, saboreé un delicioso jugo de naranja y degusté un cucurucho de mango recién cortado… Y pude sentir en carne propia que siempre es posible mejorar el lugar donde vivimos. Siempre.
Por eso, en cada lugar, en cada ciudad, en cada barrio en el que desembarco, me gusta conocer sus buenas prácticas y difundirlas, orgulloso de lo que pude aprender de sus gentes.

 

EL PELIGRO ES QUE TE QUIERAS QUEDAR…

Tan pronto como termine de escribiros voy a partir para Bogotá para continuar con mis trabajos de planificación (POT Modernos) por encargo del gobierno colombiano y del Banco Mundial, y como ya voy pensando en los Andes y en la Amazonía, no he podido evitar evocar a la UIM www.uimunicipalistas.org el único organismo internacional cuya sede principal está precisamente en Granada, y que desde hace casi 30 años lleva “predicando” el municipalismo democrático, eficiente y comprometido en Iberoamérica, una tarea titánica e inabarcable en la que siempre queda casi todo por hacer… Y quiero hacerlo por dos motivos:
De una parte, porque precisamente a finales de septiembre se celebrará en Manizales, una de las más bellas ciudades del denominado “Eje cafetero” colombiano –declarado patrimonio mundial por la UNESCO- su XII Congreso Internacional en el que con la asistencia de un millar de autoridades y munícipes americanos van a debatir la definición de una agenda territorial que favorezca el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que auspicia el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En palabras del gobernador de la región anfitriona, se tratarán:
“asuntos tan delicados y prioritarios para la vida tales como la seguridad alimentaria, el cambio climático, el reconocimiento y la protección del medio ambiente, el desarrollo local y por supuesto, el cierre de las brechas para erradicar los índices de pobreza, entre otros, que demandan nuestra disposición a conocer y compartir experiencias locales…”


Y de otra, porque no puedo evitar que mi corazón reblandezca al recordar a tantos y tantos amigos y hermanos en el municipalismo que atesoro tras tantos años de vinculación con las ciudades de Latinoamérica… no en vano, tuve el inmenso honor de ser uno de aquellos fundadores de este organismo allá por el año 1991, que posteriormente me han regalado algunos momentos memorables donde el cariño recibido siempre ha superado a mis aportes académicos o profesionales…
En fin! Que me voy para Colombia por unos cuantos días y me he puesto algo nostálgico…
Os seguiré escribiendo el lunes que viene, ya desde aquel lugar donde sus gentes y sus costumbres son embriagadoras y, como reza su eslogan:
“Ven a Colombia, el peligro es que te quieras quedar”

QUE LUEGO PASA LO QUE PASA

Buenos días. No es posible construir una sociedad justa si es el propio estado quien actúa de manera irresponsable. Me explico:
En estos días asistimos perplejos a varios conflictos laborales en los que los trabajadores reivindican unas condiciones salariales más dignas, que por otro lado son casi imposibles de conseguir toda vez que su empresa contrató con el estado la prestación de un servicio público en condiciones leoninas… Y ahora lo percibimos nítidamente porque uno de esos conflictos afecta ni más ni menos que al control de seguridad del aeropuerto de Barcelona, en plena efervescencia veraniega, habiendo llevado al borde de la histeria a millones de pasajeros, por lo que es una noticia destacadísima en todos los medios de comunicación.
Por tanto aquí tenemos uno de tantísimos casos en los que la famosa “competitividad” se la aplican las administraciones para contratar toda clase de servicios con unos precios muy reducidos que no guardan relación alguna con las contraprestaciones exigidas que las empresas se ven obligadas dado el contexto de crisis económica real en el que aún estamos instalados.
¿Y que por donde se rompe la cuerda? Está claro, por el lado de los trabajadores, ya que se traducen en unas condiciones de trabajo muy exigentes y con unas condiciones salariales no solo injustas, sino indignas en la mayoría de los casos.
Y eso no vale. Porque de esa manera puede que le cuadren sus cuentas a las diferentes administraciones del estado (nacional, autonómico o municipios), para mayor gloria de ministros, consejeros o alcaldes, pero a costa de machacar a las empresas, grandes y pequeñas, y sobre todo a los maltrechos profesionales y trabajadores, que de eso mi equipo de jabatos y yo mismo sabemos latín… Y es que en los concursos públicos siempre el principal elemento a tener en cuenta es la baja económica quedando en segundo plano la calidad del servicio exigido, a sabiendas de que aquello de “bueno, bonito y barato” no existe. Y, claro, la cuerda cuando se tensa tanto que se suele romper, y siempre lo hace por el punto más débil (que en este caso son dos): los ciudadanos reciben un peor servicio y quienes deben desempeñarlo lo hacen en condiciones muy, muy difíciles…
Por tanto, capitostes del estado, politicastros que nos gobernáis, y tecnócratas de las administraciones públicas: ¡Que no valen los atajos! Que luego pasa los que pasa… es decir, ¡Lo que está pasando!

QUIEN SABE DONDE…

Es sorprendente… Esta mañana, justo al despertarme, me he encontrado con un mensaje de alguien que me escribió, y mantuve el siguiente diálogo:
– “Buenas, qué pena, pero le voy a preguntar sin tanto rodeo: La señora que está en el perfil con usted, ¿Es familiar suya? Es que se me parece a un familiar mío
– Noooo, es una señora muy gentil que me vendió piña en Florencia, Caquetá

– ¿No supiste cómo se llama? Es que la realidad es que mi madre está desaparecida hace 23 años y se me parece en algo a ella
– Vaya… yo voy a viajar en 10 días de nuevo, ¿Quiere que intente saludarla de nuevo?
– ¡Si, por favor! La señora que busco se llama Ana Cecilia Florez de Cardona, está por los 60 y cuando se perdió estaba enferma, y vivía en Doncello, una ciudad de esa región.
– Estaba junto al mercado principal… quizás vaya cada día por allí.
– Quisiera que cuando vuelvas Dios te la ponga nuevamente en tu camino.”

Ya después Luz Enit me explicó que navegaba por internet visitando a los habitantes de esta ciudad colombiana cuando accidentalmente vio mi foto del perfil, se animó a leer mis artículos y decidió pedirme amistad…
– “y el recuerdo de la forma del cabello me animó a pedirle amistad en Facebook”
Y es que a principios de Julio, tuve que quedarme un día más en Florencia (Colombia) porque la lluvia impidió que partiera mi vuelo, por lo que en la mañana siguiente decidí dar un largo paseo por la ciudad, y al finalizar compré un trozo de piña a unja linda señora y ambos nos regalamos unas sonrisas… Por eso escribí en m nueva foto de perfil:
“Cuando voy a los lugares yo me entrego tal cual soy y siempre recibo mucho más de lo que doy… ¿Cómo no sentirme agradecido? Y en Florencia (Caquetá, Colombia) –puerta de la Amazonía-, donde estuve los últimos días trabajando en su ordenamiento territorial, ¡No fue para menos!”
Y el próximo 25 de agosto, lo primero que haré al llegar a Florencia será visitar su Mercado, y buscar esa sonrisa bella que me ofreció la azucarada piña salvaje del Caquetá, y le preguntaré su nombre…