«El Territorio Comprometido»
Las Alpujarras (granadina y almeriense) constituyen una de las comarcas andaluzas con mayor personalidad paisajística y cultural. Dentro de ella, la Alpujarra Central coincide con el corredor intramontañoso del río Guadalfeo, que separa las vertientes meridionales de Sierra Nevada de las sierras prelitorales mediterráneas (sierras de Lújar y de la Contraviesa). Los fondos de valle, más o menos dilatados a partir de la tectónica de hundimiento y las aportaciones aluviales de los ríos y afluentes que drenan este espacio, acogen los más importantes núcleos de población estable (Órgiva y Cádiar), así como cultivos de huerta y vegetación termófila, es decir, que requiere mesoclima cálido. A su vez, las laderas, que presentan generalmente fuertes pendientes, acogen un paisaje agrario extremadamente complejo, basado en un mosaico de cultivos anuales y frutales, dispuestos muy a menudo en formas aterrazadas, que comparten el espacio con bosquetes de encinares, nogales o castaños, así como alamedas y saucedas en barrancos y ribazos. Un complicado sistema de riego, de origen en gran parte medieval, y fundamentado en los singulares “careos” de la alta montaña y la regulación de torrentes, para los cultivos de ladera, y en el sistema tradicional de derivaciones del curso fluvial en los cultivos de fondo de valle, permite la presencia de numerosas zonas regadas. Incluso se benefician espacios no agrícolas dado que filtraciones y derrames en las acequias de tierra y piedra humedecen algunos paños de ladera, permitiendo con ello una mayor diversidad vegetal y la presencia de ejemplares con mayores exigencias hídricas que los propiciados directamente por las condiciones climáticas. Un denso poblamiento de pequeños núcleos rurales se organiza también en una sucesión altimétrica, desde los pequeños pueblos y aldeas encajados en las altas vertientes, por encima de los 1.000 metros (por ejemplo, Capileira, Cáñar y Soportújar), hasta los centros rurales del fondo del valle que funcionan como cabeceras comarcales. Aún así, las zonas propicias para el aprovechamiento agrícola, esencialmente los paños de ladera modelados sobre los micasquistos nevadenses, son las que acogen un mayor número de asentamientos y las que, por ende, conforman el paisaje alpujarreño prototípico: un paisaje donde lo natural y cultural se funden maravillosamente y que, no debemos olvidar, es manifiestamente frágil por la necesidad de mantener activo el sistema de riego, de terrazas y balates, de diversidad genética en sus cultivos, de aprovechamiento integral agricultura-ganadería-silvicultura, de tipos y formas constructivas, etc., en una comarca afectada tanto por procesos de despoblamiento, como por el desequilibrio de su pirámide poblacional.
1. Puertos de montaña
Entre la Sierra de los Guájares y Sierra Nevada, el Puerto del Suspiro del Moro (860 metros), divide la escorrentía superficial hacia el Genil, al norte, o hacia el Dúrcal-Guadalfeo, al sur. Todo un lugar cargado de historia (la conquista castellana de Granada, sobre todo) y romanticismo.
2. Turismo de balneario
Lanjarón, referencia hidráulica de Sierra Nevada, desagua sus limpias y puras aguas en el valle del Guadalfeo. Las propiedades minero-medicinales de sus afloramientos han generado, de una parte, procesos industriales de embotellado y comercialización del agua; de otra, un lugar propicio para balneario-terapia y turismo rural.
3. Poblamiento mixto
El poblamiento tradicional tiene carácter mixto, pues el prácticamente concentrado del fondo de valle (Órgiva) se combina con el diseminado de las laderas, donde son numerosos los núcleos de población, tanto en forma de pueblos como de cortijos de montaña, que se distribuyen entre huertas y cultivos leñosos en terrazas.
4. Laderas de matorral
Las laderas de Sierra Lújar y de la Contraviesa, con materiales principalmente carbonatados la primera y metamórficos (micaesquistos) la segunda, y bajo clima mediterráneo subseco, originan suelos mayoritariamente pobres cubiertos de matorrales (retamas, aulagas, tomillos, espartos…).
5. Cumbres nevadas
Las altas laderas y cumbres de Sierra Nevada, por su aislamiento geográfico y sus condiciones ambientales caracterizadas por largos periodos presididos por la cubierta de nieve, constituyen un espacio natural excepcional en el ámbito mediterráneo. Su declaración como Parque Nacional y Reserva de la Biosfera avalan, sobre todo, sus valores faunísticos (avifauna, invertebrados, especies cinegéticas) y florísticos (endemismos nevadenses, muchos de ellos exclusivos).
- Cádiar, pueblo situado en el centro geográfico de la Alpujarra, y regada por el río Chico, forma un entramado de huertas periurbanas de gran tradición.