“Antes todo esto era campo. Inventario visual del desastre urbanístico español de los últimos 15 años”. Así reza la página web www.nacionrotonda.com , que llevando como máxima aquello de “vale más una imagen que mil palabras” repasa a través de ortofotos comparativas la asombrante transformación que han tenido algunos de nuestros pueblos y ciudades en los últimos años.
En el sitio disponemos de todo un inventario de imágenes aéreas de los mismos ámbitos, con unos pocos años de diferencia, pero todas ellas realizadas en torno a la última década de irrefrenable desarrollo urbanístico patrio. En ellas podemos apreciar el ritmo de ocupación del suelo de nuestras ciudades en su crecimiento.
Os invitamos a bucear en su catálogo y buscar aquel lugar que conozcáis y que haya evolucionado rápidamente en los últimos tiempos.
Con este titular se hacía eco la prensa escrita el pasado miércoles 24 de octubre de la doble crisis que el campo, los pueblos, están sufriendo en tiempos recientes. Y es que a las tradicionales carencias que históricamente han soportado estos territorios, ahora se les suma las propias de la crisis económica que padecemos, sólo que aquí ésta tiene una incidencia mucho más determinante.
Por ejemplo: Si se elimina el transporte público escolar tanto en un pueblo como en una ciudad la repercusión no es idéntica, el alumno urbanita tiene la opción del resto de transportes públicos, mientras que al rural sólo le queda la opción del transporte privado; o al ser la población rural notablemente más envejecida que la urbana, la demanda de servicios específicos, como el sanitario, es más alta, por ello cualquier recorte en la Ley de Dependencia se hace notar más en el campo que en la ciudad; o no es lo mismo recortar, tal y como hace la última reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, en concejales urbanos (la mayor parte retribuidos) que en concejales rurales (la mayor parte, incluso algunos alcaldes, sin compensación económica), lo que no reduce los costes públicos y si la capacidad de participación pública de la ciudadanía en las decisiones que incumben a la comunidad… etc., etc.
Todo esto está haciendo que se esté dando un cambio drástico en la estructuración social de la población sin consideración ni planificación de la repercusión que ello va a tener para su organización futura, pues de un lado la crisis está devolviendo a los pueblos a familias que se ahogaban en las ciudades, mientras que de otro está ahuyentando a los residentes rurales en búsqueda de mejores posibilidades de vida, en especial entre los jóvenes y las mujeres, ya que éstos al tener más estudios aspiran a unos empleos y servicios específicos que rara vez podrán encontrar en sus pueblos de seguir la actual tendencia. Ello está haciendo que la gente se concentre en las cabeceras comarcales, a la ciudad más próxima (mayores de 20.000 habitantes), donde tienen de todo, reproduciéndose así nuevos desequilibrios territoriales.
De seguir así, el tradicional equilibrio que caracteriza la red de ciudades medias de Andalucía desde la época de las taifas puede verse alterado a favor de la concentraciones metropolitanas, lo que sin duda conllevaría al obligado abandono del campo, y por consiguiente a un potente deterioro de las condiciones ambientales del 90% del territorio, pues no debemos olvidar que el no laboreo de unas tierras tradicionalmente sometidas a la explotación agro-ganadera-forestal, muy al contrario de lo que se suele suponer, no conduce a su recuperación ecológica, sino más bien a un deterioro drástico de su capacidad frente a la implantación de flora y fauna silvestre, así como a la reproducción de riesgos naturales y antrópicos hasta ahora contenidos por estas actividades.
Y como alguien dice en el artículo: A las personas de pueblo se les ha encomendado que cuiden el medioambiente para el disfrute de domingueros y turistas urbanitas, pero ¿qué se les da a cambio?
Las primeras casas de la Alpujarra reflejaban un modo de vida totalmente acoplado y mimetizado con su entorno. Respondían a una sociedad que se basaba en la agricultura y en donde las casas se constituían con espacios que albergaban las necesidades básicas y actividades del campo. A nivel de conformación de la vivienda como envolvente se proyectaban las mismas a través de una arquitectura vernacular, utilizando la piedra y la madera del lugar. Continuar leyendo →
Las fuentes funcionan desde el principio de los asentamientos como un elemento articulador del espacio urbano. Eran necesarias para el consumo humano y para el cuidado de los animales del campo. Continuar leyendo →