«La Ciudad Comprometida»
Los foreros que frecuentéis la Red de Urbanismo y Medio Ambiente de la UIM recordareis el artículo sobre la ponencia del Foro Internacional, Gestión de Aéreas Metropolitanas celebrado en Lima, Perú, titulada “El Boom de los Centros Comerciales en el Perú y la Transformación de las Ciudades”. La problemática de la planificación de las grandes superficies es un tema global que afecta a los equilibrios de las ciudades en todo el mundo. En esta línea va el artículo publicado en el diariodesevilla.es “LA NECESARIA PLANIFICACIÓN COMERCIAL DE LAS CIUDADES”, del cual extraemos a continuación algunos fragmentos:
La actividad comercial constituye uno de los más importantes agentes que transforman la morfología de la ciudad y uno de sus símbolos más reconocidos. Se puede afirmar que cada vez es mayor el reconocimiento del importante papel desempeñado por el comercio en el mantenimiento de la vida comunitaria equilibrada, ya sea en el centro de las ciudades o en las tiendas de barrio, tanto en las zonas urbanas como en las rurales.
Un centro comercial de barrio con suficiente vida suele funcionar también como centro cultural de la comunidad, confiriendo así al comercio una importante función de cohesión social. Las tiendas, grandes o pequeñas, dan vida a los centros de las ciudades y frenan la creciente tendencia a la desertización urbana. El desarrollo de las nuevas formas comerciales, en particular de las grandes superficies ha supuesto importantes cambios en la ordenación comercial urbana. De un lado, estos nuevos establecimientos son portadores de aspectos positivos como, por ejemplo, su capacidad de atracción de nuevas actividades económicas en zonas que registren déficits comerciales, la mejora del empleo y la ruptura de monopolios espaciales. Sin embargo, también es cierto que la creciente importancia del comercio, y en especial de los grandes equipamientos, en la articulación de las ciudades implica que sea necesaria una planificación urbana de la actividad comercial que afecte de forma integrada a todo el sector y no tan sólo a algunas formas comerciales, así como la inclusión de las actividades comerciales en la planificación urbana general.
La localización de los establecimientos comerciales no ha de regirse sólo por criterios de rentabilidad económica, sino que ha de favorecer la articulación territorial y hacer frente a los nuevos fenómenos que los procesos de concentración urbana generan.
Son los centros comerciales abiertos y los centros comerciales cerrados iniciativas que pretenden evitar la desertización que, fruto del desplazamiento de la población y de la actividad económica hacia las zonas periféricas de las ciudades, se está produciendo en los centros históricos. La desertización provoca que en estos lugares, con un rico patrimonio arquitectónico y cultural, la supervivencia sea cada vez más difícil.
En este sentido, la participación de los ayuntamientos es determinante para conseguir el objetivo de revitalizar los centros históricos, no únicamente a efectos comerciales, sino como defensa de una forma de vida que supone relacionarse con el entorno de una forma característica y más próxima a una manifestación cultural, algo que en nuestra comunidad autónoma es tradicional, y que se pierde cuando los hábitats se despersonalizan y se introducen modos de vida ajenos a nuestra propia idiosincrasia.
Como conclusión, los espacios comerciales, como cualquier otro uso con implicaciones urbanas, deben llevar aparejados una planificación previa que prevea un desarrollo racional dentro de la ciudad histórica (como es el caso del pequeño comercio tradicional o los centros comerciales abiertos) y en las zonas de expansión (como son las grandes superficies). En éstos últimos debe tenerse en cuenta incluso las relaciones a escala territorial que provoca su implantación.
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