«La Ciudad Comprometida»
Hoy en día, el uso de la bicicleta está plenamente asentado y aceptado como alternativa de transporte, aumentando el número de ciclistas urbanos cada año. La percepción que se tiene de la bicicleta es inmejorable, automáticamente se asocia a temas de movilidad y medio ambiente, siendo un factor clave en la reducción de la contaminación y descongestión de las urbes, con el añadido de los beneficios que produce en la salud, el hacer uso diario de ella.
Aunque en España, hasta hace escasos años, no existía tradición en el uso de la bicicleta, si se consiguió transmitir a las instituciones el beneficio y compromiso con el medio ambiente que el empleo de la bicicleta a una escala metropolitana conlleva, además de ser una alternativa eficiente de movilidad. En las últimas décadas han surgido servicios y redes de bicicletas municipales en las grandes ciudades, estableciéndose como una alternativa real de movilidad sostenible y por tanto impregnando a las ciudades de la respetuosa cultura ciclista y en cierta manera generando una impronta de modernidad y hábitos saludables.
Viendo los beneficios a escala urbana, estaba claro que debíamos saltar a una escala aún mayor. El cicloturismo nace cómo una práctica original y con irrefutables beneficios en el medioambiente, que además ayuda a potenciar las economías locales.
Los crecimientos y transformaciones actuales han provocado que bienes considerados de referencia, en cuanto a progreso y modernidad, hayan caído en desuso y abandono, por tanto nuestro patrimonio histórico cultural e industrial ha estado sufriendo una merma difícilmente recuperable gracias a nuestra permisibilidad. Pero afortunadamente para todo problema siempre hay una solución. En este caso el cicloturismo, sin tener que recurrir a grandes alardes o intervenciones, simplemente con un acondicionamiento y puesta en marcha de diferentes itinerarios planteados por una serie de plataformas amigas de la bicicleta, ha conseguido ‘recuperar’ pistas forestales, antiguos canales o vías de ferrocarril en desuso, sin darnos cuenta y con un beneficio medioambiental y económico innegable.
El modelo de ocupación de territorio en España y la situación de esta vías ,recuperadas en su mayoría en medios rurales, provoca que el cicloturismo impulse comarcas en procesos de declive socioeconómicos, propiciando el turismo y haciendo participes a estos pequeños núcleos del gran pastel que es la considerada primera industria española.
Estas ‘nuevas’ vías se suelen complementar con la rehabilitación de edificaciones anejas, ubicaciones ideales para servicios ecoturísticos, generando empleos y consolidando los recursos patrimoniales. Se muestra como una herramienta eficaz en el mantenimiento socioeconómico, la preservación del medioambiente y la vertebración del territorio.
Existen proyectos que promocionan el cicloturismo por toda Europa, incluyendo redes que tratan de establecer rutas de largo recorrido, como por ejemplo la senda que conecta Santiago de Compostela con la localidad de Trondheim, en Noruega. Siempre con el objetivo de revitalizar y ofrecer turismo respetuoso y de calidad.
Desde la Ciudad Comprometida se aplauden este tipo de iniciativas, se apoya y anima a las administraciones para que, si bien todavía queda mucho trabajo para seducir y concienciar al usuario, se siga trabajando con la bicicleta como instrumento para conseguir sostenibilidad, respeto al medioambiente, recuperación del patrimonio y desarrollo de las economías pequeñas.